Efraim Osorio


Efraim Osorio López u ephraim56@yahoo.com
Al rector de la Universidad de Manizales lo embrolló la locución ‘en aras de’ en la siguiente oración: "Defenderlos es vital en aras, entre otras cosas, para evitar que quienes están en los poderes políticos y económicos hagan de las suyas" (LA PATRIA, Guillermo Orlando Sierra Sierra, 2/1/2015). Esta locución significa "en honor, en interés o en beneficio de", por ejemplo, "todo lo que se hiciere en aras de la humanidad nos beneficiará a todos". Su complemento, por lo tanto, debe limitarse a personas, instituciones, regiones, familias, sistemas, etc. En la frase citada, la humildísima preposición ‘para’, ella solita, habría desembrollado al redactor, así: "Defenderlos es vital para, entre otras cosas, evitar que quienes están…". Las locuciones consagradas, que son infinitas, si bien empleadas, realzan la redacción; si mal, la entorpecen.
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‘Enuncio’ es la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo ‘enunciar’, ‘yo enuncio’. Elemental. Pero el doctor Jorge Raad Aljure hizo de esa inflexión verbal un sustantivo: "Varios enuncios", dice un subtítulo de su artículo de Papel Salmón, "Entre Marte y Venus" (4/1/2014), y en el texto se lee: "Otro enuncio demoledor…". Según el contexto, los términos apropiados para expresar la idea del columnista son ‘afirmación’ y ‘aseveración’, palabras que, acertadamente, aparecen en el escrito: "Un libro en el cual el lector encontrará afirmaciones rotundas…"; y "Entre sus aseveraciones dice que es falso que Manolete impuso el toro pequeño…". ¿De dónde sacarán estos escritores esos terminachos absurdos? Esto es que ni siquiera los muy castizos ‘enunciación’ y ‘enunciado’ ("expresión breve y sencilla de una idea") habrían sido los adecuados para expresar lo que el columnista pretendía. Tiene también una frase desgalichada como pocas, ésta: "Explica el autor el título en cuanto a que Marte es el dios de la guerra…". ¡Bendito! "Explica el autor el título diciendo que Marte…". ¡Mejor, mucho mejor!
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Las tildes, además del importantísimo papel que desempeñan en la ortografía de nuestro idioma, sirven también para diferenciar los distintos oficios que el mismo monosílabo desempeña en la oración, por ejemplo, ‘mas’, que, escrito sin tilde, es una conjunción adversativa, pero con ella, ‘más’, es adverbio de cantidad. En los dos siguientes ejemplos, su redactor, Pedro Felipe Hoyos Körbel, le dio a la conjunción el oficio de adverbio, pues le marcó la tilde: "Para albergar su futuro hogar compró casa y la decoró suntuosamente. Esta existe hoy en día (…); más su gran obra en Manizales es la Gobernación de Caldas"; "Quedan de ese pleito los protocolos y varias cartas de los novios, más el documento cumbre son ocho hojas escritas por Rodríguez…" (LA PATRIA, 31/12/2014). Evidentemente, en las dos muestras, ‘mas’ es conjunción adversativa, pues puede ser sustituida por ‘pero’. Además, el artículo, que merecía una cuidadosa revisión (‘borrador’), tiene otros errores, los dos primeros de los citados, gramaticales; los restantes, de digitación posiblemente: "El trabajo del estuco es una tradición que inicia en el Asia Menor…". En esta oración, el verbo ‘iniciar’ es pronominal, por lo cual debe emplearse con el reflexivo ‘se’. Elemental. "Es en el barroco que reaparece este arte…". En ésta, el fastidioso y cacofónico ‘que galicado’, que, aunque tolerado ya por la Academia de la Lengua, porque dizque "se documenta en todos los registros" (Nueva gramática, Manual, 40.5.4), debe ser evitado en el lenguaje culto. Finalmente: "Lo sobre saliente…". "Sobresaliente", sin duda. "…y debe ser reconocido como tal y, por su puesto, interpretarlo". "Por supuesto"… por supuesto.
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De doble sentido, la siguiente frase del artículo de un ex gobernador de Caldas: "…el modelo económico-político ahí; los castro ahí, y el pueblo cubano sufriendo las consecuencias…" (LA PATRIA, Guido Echeverri Piedrahita, 6/1/2015). Si el columnista la hubiese redactado siguiendo las normas del buen escribir, seguramente habría dado en el clavo y expresado lo pretendido, así: "…los Castros ahí, y el pueblo cubano sufriendo las consecuencias…". Los apellidos, señor, tienen plural y se escriben con mayúscula inicial.
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