Efraim Osorio


Muchos son los complementos que se pueden introducir con la preposición ‘con’, por ejemplo, "corre con inteligencia"; "fue a toros con su hermano"; "con solo decir sí, quedó comprometido"; "con ser tan rico, y no lo admitieron en la fiesta"; "vive todavía con sus padres"; y "lo hizo con sus propias manos". En esta última muestra, la preposición ‘con’ (del latín ‘cum’, preposición y conjunción) "denota el medio, modo o instrumento que sirve para hacer algo"; y es la única acepción que se puede aplicar a su empleo en esta cláusula del columnista de El Tiempo Ricardo Silva Romero: "Pero el jueves 28 de agosto la profesora Verónica Botero se vio obligada a esperar nueve horas más (…) a que seis de los nueve magistrados de la Corte Constitucional le reconocieran su derecho a adoptar (…) a la hija que tuvo en el 2008 con su esposa: la ingeniera Ana Leiderman" (5/9/2014). Sin importar la forma como hubiese sido concebida la niña adoptada, por naturaleza, y por razones obvias, es imposible que la profesora la haya ‘tenido con la ingeniera’. ¿Figuradamente? Ni estirando la cuerda más allá de su límite de resistencia. El columnista debió buscar otra manera de decir lo que quería expresar: el lenguaje proporciona los medios necesarios para hacerlo.
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En su artículo sobre lo que familiares y amigos indefectiblemente comentan de un recién nacido, el doctor Jorge Raad Aljure cita las palabras de uno de ellos: "¡Pero si está blanqueando!"; y luego exclama: "Ábrase oído semejante opinión racista que no preocupa a los padres" (LA PATRIA, 2/9/2014). En este lamento, evidentemente, toma el verbo ‘abrir’ por ‘haber’. Antes era muy común, tanto en la narrativa como en la oratoria, la expresión ‘habrase visto’ (que algunos tildaban para facilitar la lectura, ‘habráse’), con la que el narrador y el orador se quejaban de un hecho por cualquier motivo reprochable o vergonzoso, verbigracia, "¡habrase visto semejante atropello!", que puede construirse también en forma interrogativa. No sobra anotar que en ‘habrase’ (‘se habrá’) el reflejo ‘se’ es enclítico. De regreso al punto de partida, cuando alguien dice "¡ábrase!" manifiesta generalmente un deseo -que puede ser también una orden-, por ejemplo, cuando en la novena navideña pedimos "ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío…". Coloquialmente, ‘abrirse’ significa ‘huir, desaparecer, salir precipitadamente’, como en el consejo que, imagino, le dio muy folclóricamente el ex vicepresidente Francisco Santos a la señora Sandra Morelli: "Ábrase, hermana, que con Montealegre usted no tiene ninguna oportunidad". La que con él tienen garantizada Timochenco, Márquez y todos sus compinches, añado.
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En una de sus últimas declaraciones a los medios de comunicación, antes de ‘abrirse’, la ex contralor Sandra Morelli dijo: "Considero que las investigaciones que cursan en la Fiscalía (…) están viciadas por completo de objetividad e imparcialidad" (LA PATRIA, 3/9/2014). El verbo ‘viciar’, en este contexto, significa ‘falsear o deformar por medio de actos apasionados y parcializados las pesquisas que realiza la Fiscalía’. Según esto, la señora Morelli expresó mal su afirmación, que debió exponer así: "…están viciadas de falta de objetividad y parcialidad". Como se volvió costumbre en muchas de las investigaciones que adelanta la justicia colombiana.
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El adverbio ‘cuando’ es de tiempo, razón por la cual, para no pecar contra la sintaxis gramatical, al construir una oración en la que interviene, el verbo que a él se refiere debe expresarse en pretérito, presente o futuro, de acuerdo con el tiempo determinado por el adverbio, así: "Cuando éramos niños, jugábamos a las bolas de cristal y a los trompos"; "cuando estamos manejando, no debemos hacer uso del celular"; "cuando las condiciones fueren las adecuadas, haremos el aeropuerto". El señor Bernardo Mejía Prieto, columnista de LA PATRIA, olvidó esta norma en el siguiente pronóstico: "…el desplazamiento por el sector de La Camelia cada día está más difícil y tiende a complicarse aún más cuando estén ocupados los edificios que están en construcción en este sector" (8/9/2014). Para no pecar contra la sintaxis gramatical -porque habla de algo que sucederá- debió poner el verbo ‘tender’ en futuro, así: "…y tenderá a complicarse cuando estén ocupados los edificios…". De esta manera la lectura se hace más fácil y comprensible.
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La congresista Ángela María Robledo en su artículo para LA PATRIA del 9 de septiembre de 2014 echó mano de dos adjetivos que no califican apropiadamente el nombre al que se los aplica. Esto escribió: "La historia de la ampliación del fuero militar es trágica y vergonzante". ‘Trágicos’ son una desgracia que afecte la familia; una matanza de inocentes; un incendio devastador; un cataclismo arrasador, etc., pero no "la historia de la ampliación del fuero militar", que tampoco es ‘vergonzante’, porque este adjetivo califica solamente a las personas que por vergüenza no piden limosna abiertamente. Podría calificarse dicha historia de ‘vergonzosa’ si la aplicación del fuero militar causara algo infamante, ignominioso o despreciable; y ‘trágica’, si los jueces, civiles o militares, encargados de castigar los crímenes de militares deshonestos, los encubrieran o perdonaran sin argumentos serios y contundentes. Pero estos no son los casos. Eso creemos.
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