Efraim Osorio


La última vez que escribí sobre el verbo ‘abatir’ -del latín ‘battuere’ = ‘batir, golpear, sacudir’- fue en julio de 2014 cuando afirmé que “no significa ‘dar muerte’, sino ‘echar por tierra, derrocar, arruinar, tumbar, humillar, vilipendiar, desanimar”. Sustentada mi posición por las definiciones que de dicho verbo daban los diccionarios. Pero esto cambió en la vigesimotercera edición del diccionario de la Academia de la Lengua -casualmente del mismo año-, que asienta esta novísima acepción: “4. Hacer caer sin vida a una persona o animal”. No yerran, pues, quienes emplean ese verbo con este nuevo significado, como lo hizo el editorialista de LA PATRIA en esta declaración: “Sorprendió a todos la noticia de que la Fuerza Pública dio un golpe a las Bacrim, en el que cayeron abatidos 12 miembros del llamado Clan Úsuga” (5/11/2015). ¿Serán estas variaciones semánticas, tan radicales, fruto de lo que llaman ‘dinamismo del lenguaje’, o de la actual tendencia acomodadiza de la Academia de la Lengua? Lo único cierto es que, hoy en día, parece que es el único verbo que conocen los periodistas para comunicar las muertes de esos bandidos.
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El diminutivo de ‘cosa’ es ‘cosita’; de ‘árbol’, ‘arbolito’; de ‘frasco’, ‘frasquito’, y de ‘mamá’, ‘mamacita’. La desinencia ‘-ito,a’ es la más común para la formación de los diminutivos, y, en ciertos casos, adquiere las formas ‘-ecito’ (solecito), ‘-ececito’ (pececito) y ‘-cito’ (jardincito). Nunca, por lo tanto, se emplea la consonante ‘ese’ para su formación, a no ser, por supuesto, que el sustantivo la tenga en su última sílaba (masa, masita), ya que ésta no forma parte de la desinencia. Para felicitar a la señora Nelly Botero Londoño por su cumpleaños, alguna de sus hijas escribió en LA PATRIA: “Madresita, hoy es una fecha muy especial…” (Social, 7/11/2015). Según la norma anotada, el diminutivo de ‘madre’ es ‘madrecita’, como de ‘padre’ es ‘padrecito’. No culpo de gazapo tal a la persona que lo escribió, pues desconozco su currículum académico, pero sí a quien lo dejó pasar, que de tales quisquillas ortográficas debería saber. Nota: Es conveniente transcribir aquí la siguiente norma adicional de El Diccionario para la formación de los diminutivos en ‘-ito’: “Los sustantivos y adjetivos y algunos gerundios, participios y adverbios forman sus diminutivos mediante la adición de un sufijo. Si el vocablo termina en vocal, la pierde, pero si en consonante, la conserva. Por ello de ‘casa’ decimos ‘casita’; de ‘coche’, ‘cochecito’; de ‘zurrón’, ‘zurroncito’; de ‘pequeño’. ‘pequeñito’; de ‘dócil’, ‘docilito’; de ‘callando’, ‘callandito’; de ‘muerta’, ‘muertecita’. Los diminutivos de ‘lejos’, ‘lejitos’, ‘lejillos’.
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‘Fondear’, en su quinta acepción, según la Academia de la Lengua, es lo siguiente: “Marina. Dicho de una embarcación o de cualquier otro cuerpo flotante: Asegurarse por medio de anclas que se agarren al fondo de las aguas o de grandes pesos que descansen en él”. Y ‘manila’, femenino de ‘manilo’, es un adjetivo que significa esto: “Dicho de una gallinácea y especialmente de un gallo: Grande, pero que sirve para la pelea”. En su última edición, El Diccionario añadió esta acepción: “Manila. Nic. Fibra de cáñamo utilizada como cuerda”. Y existe el ‘cáñamo de Manila’, o filamento del abacá, “planta de la familia de las musáceas, de unos tres metros de altura, originaria de Filipinas, y de cuya fibra se saca un filamento textil”. Según todas estas nociones, la siguiente frase del doctor César Montoya Ocampo, que glosé en apuntaciones anteriores, no tiene sentido: “…y descubre que jalonaba [GGM] las creaciones con gruesas manilas de mar, de esas que se usan para el fondeo de los Titanics”. Ni ‘jalonaba’, porque ‘jalonar’ no es ‘jalar’; ni ‘gruesas manilas de mar’, porque éstas no existen; ni ‘fondeo’, porque esto no es lo que el redactor quiso expresar, que, supongo, era la dificultad que, a veces, sufría el escritor para verter en palabras su inspiración literaria.
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El verbo ‘andar’ es irregular. En su llamada a Línea Directa de LA PATRIA, el ‘Pasajero urbano’ dijo: “Si hasta el parque Olaya andaran un poco más rápidamente…” (11/11/2015). ‘Anduviera, anduviese…’, señor, para el pretérito imperfecto de subjuntivo; ‘anduve, anduviste…’, para el pretérito de indicativo; ‘anduviere, anduvieres…’, para el futuro simple de subjuntivo. Elemental.
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