Bernardo Mejía


Con las decisiones electorales de este año el mundo está convulsionado. Se están aprobando decisiones contra todo pronóstico. Inglaterra aprobó el Brexit, los colombianos no aprobamos el plebiscito y en escasas tres semanas se tendrán las elecciones en Estados Unidos. Ojalá no siga la tendencia y no vaya a ser elegido el arrogante y “maluco” señor Trump.
La frase que más se le puede aplicar al presidente Santos en el tema de la búsqueda de la paz para el país es la de insistir, persistir y no desistir. Al parecer desde el momento de su posesión en el primer mandato, se puso en la tarea de llegar a un acuerdo con las Farc. Inclusive, se dice que en la primera reunión que tuvo con el presidente Chávez de Venezuela, le comentó que necesitaba de su ayuda para poder llegar a cumplir ese propósito. Reunión que entre otras fue la que le granjeó su enemistad con el expresidente Uribe, debido a que Santos salió diciendo que Chávez era su nuevo mejor amigo.
Al parecer fueron dos años de conversaciones privadas y cuatro públicas de negociaciones, cuyo acuerdo finalmente fue firmado en Cartagena el pasado 26 de octubre y solo faltaba un tema aparentemente protocolario y era que los colombianos lo refrendáramos en las urnas. Lamentablemente esto no se dio. Han sido 15 días impresionantes para Colombia, en los que el presidente Santos ha mostrado su inmensa capacidad de sobreponerse a las adversidades y sigue luchando por conseguir la paz para el país.
El expresidente Uribe se ha caracterizado por su gran capacidad de trabajo. Durante el mes de campaña del plebiscito asistió a las plenarias del congreso y recorrió el país. Parecía que tenía el don de la ubicuidad. Por el resultado de la decisión, se considera el dueño del No. El lunes después de la elección salió a cobrar el triunfo; sin embargo, le estallaron “dos papeletas”. Una que su gerente de campaña por el No dio a conocer públicamente como la habían manejado, contando de una manera descarnada e ingenua la estrategia, que entre otras, ya fue demandada ante el Consejo Nacional Electoral. Lo más interesante de este episodio fue que Uribe lo regañó por dar a conocer como había sido la estrategia y no por lo sucia que había sido la campaña. La segunda fue que el presidente Santos se ganó el premio Nobel de la Paz.
Santos ha mostrado, y con creces, su interés en llegar a un acuerdo con las Farc y en general en conseguir la paz para el país, pero no la tiene fácil. Uribe, que de la noche a la mañana volvió a tener protagonismo no va dejar perder esta oportunidad. Además por tener una clara y evidente animadversión contra Santos no va a dejar que este se lleve los méritos de la paz y que se le pierda la presidencia en las elecciones del 2018. Aunque constitucionalmente Uribe no puede volver a ser presidente de la República, sí está muy interesado en que uno de sus más cercanos seguidores lo sea.
Uribe tampoco la tiene fácil. En general los colombianos quieren la paz. Las multitudinarias marchas de apoyo que se han dado en los últimos días, la disposición de los jefes de las Farc, el inicio de las conversaciones con el Eln y el apoyo que ha recibido el presidente Santos por parte de la comunidad internacional genera una presión muy fuerte, lo que le exige andar con mucho cuidado, para que por un lado no pierda sus objetivos -disminuir el protagonismo de Santos y no perder la presidencia- y por el otro que la comunidad nacional e internacional lo lleguen a acusar de ser el responsable de que Colombia no haya podido alcanzar la paz.
Entre Tanto. Es absolutamente vergonzosa la posición del grupo Bolívar-Davivienda con respecto al plebiscito. Al apoyar tanto a los del Sí, como los del No. “Estaban en el lugar equivocado”. Un tema tan trascendental e importante para el país merece una posición clara y definida. RCN por ejemplo, fue claro en que estaba apoyando el No.
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