José Jaramillo


Según sus cercanos familiares, Otto Morales Benítez murió a causa de los años (95) y no de enfermedad alguna. Además se fue sonriente, no tuvo dolores que le amargaran la partida… Simplemente se fue. Su vida transcurrió entre las turbulencias de la política colombiana bipartidista de buena parte del siglo XX, "capoteando el vendaval", como la piragua de Guillermo Cubillos, porque su lucha no tuvo más armas que la palabra y el gesto altivo, pero no desafiante.
Criado en un ambiente de ideólogos autodidactas, como su padre, don Olimpo, y los amigos de éste, para donde mirara en su casa había libros, revistas y periódicos, algunos llegados con retraso de Europa. Y no se perdía, con curiosidad de niño inquieto, las tertulias que con frecuencia se realizaban en la oficina de su papá, en las que se trataban asuntos de negocios, se intercambiaban noticias internacionales, se hablaba de literatura, se canjeaban libros y se analizaba la política nacional, ensombrecida por la violencia irracional.
Su paso como estudiante de bachillerato por el ambiente señorial y culto de Popayán, donde se oficiaba en los altares del humanismo, lo enriqueció moral e intelectualmente; y sus estudios superiores en la Universidad Pontificia Bolivariana, donde su talante liberal se impuso sobre el espíritu confesional de la educación jesuita, gracias a su capacidad para sustentar ideas con la contundencia de la palabra, oral o escrita, lo templaron. Esos dos ingredientes, el cultivo del espíritu y la inteligencia, y el temple del carácter, fueron una constante en su vida pública. Pero, además, sus maneras de gran señor, su extraordinario buen humor, su discreta elegancia, su respetuosa galantería, su solidaridad con las causas de los débiles y el generoso cultivo de amigos, le permitían decir, con absoluta convicción, que él "no tenía enemigos ni a la izquierda ni a la derecha".
Eludió la burocracia provinciana, politiquera e intrigante, y se proyectó hacia espacios más amplios en la capital de la República, donde comenzó a ganar espacio como periodista, escritor, académico, jurista, parlamentario y ministro, aproximándose a los estadistas liberales más destacados del país, de quienes fue colaborador muy cercano, y amigo. En la época de la dictadura de Rojas Pinilla fue secretario general de la Dirección Nacional Liberal, cuyo presidente era Alberto Lleras Camargo, uno de los más grandes estadistas del mundo, como lo reconoció Jackeline Kennedy, esposa del malogrado presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy. Y después fue ministro de Lleras en el primer gobierno del Frente Nacional (1958-1962). Y siempre fue Otto muy cercano al presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), quien lo llamaba "gran Otto". Estos dos casos para no mencionar más, por razones de espacio.
Este hombre, Otto Morales Benítez, importante como el que más, alto funcionario del Estado y exitoso profesional del derecho, nunca tuvo carro blindado ni escoltas; cuando regía el control de cambios, de los dólares que le autorizaban cuando viajaba al exterior, devolvía al Banco de la República los que le sobraban; y no permitió que se le tramitara la pensión de jubilación, porque él "tenía de qué vivir" y había desempeñado los cargos para servir al país.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015