Defendamos nuestro derecho a soñar y forjar un futuro de paz y modernismo, de bienestar y justicia social.
No comparto ni avalo el sentir muy generalizado de que todos los políticos son perjudiciales y corruptos. Hay muchos corruptos, aprovechados, malos y falsos dirigentes... demasiados, pero los ciudadanos tenemos una responsabilidad ineludible en ese estado de cosas.
Colombia es un país con libertad electoral incuestionable, votamos por quien nos da la gana, por quien queremos votar. Cualquiera puede ingresar a la política y liderar las ideas o procesos que quiera. El que no está es porque no quiere.
Ser político es mucho más duro de lo que parece y los políticos que trabajan por el interés general deben tener nuestro apoyo; de otra manera nunca saldremos del subdesarrollo. El atraso está en las personas, en el mal gobierno, en no hacer lo correcto. Es aceptado por todos que Colombia está en un territorio muy rico; no somos pobres, estamos mal gobernados.
Otra cosa son las razones por las que votamos; parece que los colombianos votamos en contra, casi nunca a favor de algo o de alguien que encarne ideas que corrijan lo malo o para purgar la mala dirigencia, para enderezar el rumbo del país hacia el progreso social, la justicia y el desarrollo económico.
Votamos contra los liberales o contra el Polo, contra los ricos o contra los godos, contra Samper o contra Pastrana, contra Santos o contra Uribe, contra la paz o contra las Farc, contra la violencia o contra la impunidad. Por eso los resultados de esta acción electoral negativa son decepcionantes, nos frustran elección tras elección, por eso Colombia parece una bicicleta estática cuyos problemas permanecen décadas y castigan generaciones sin encontrar soluciones.
La corrupción, la gigantesca e inútil burocracia parasitaria, la mala calidad de la educación, la justicia que no juzga, que no imparte justicia, las carreteras que nunca se construyen, las concesiones eternas y caras, los conflictos internacionales y de fronteras que nunca se resuelven, los monopolios y carteles que desangran al pueblo e impiden el crecimiento de la riqueza, el empleo y el bienestar general ante la mirada impávida o con la colaboración del sistema, con la ayuda incondicional de las autoridades regulatorias son males que no se resuelven con votos negativos, con votos en contra.
Los ciudadanos tenemos la responsabilidad ineludible de identificar a los líderes que proponen soluciones, que pueden conducirnos por caminos de esperanza de progreso y de justicia, de modernidad y de inclusión con honestidad y gallardía.
Apoyarlos e impulsarlos, divulgar sus propuestas e impedir que se desvirtúe su mensaje repitiendo la sucia propaganda negra -tan socorrida por los perversos dirigentes que dominan casi todo el panorama de política nacional- haciendo creer al colombiano corriente que todos los candidatos son tan corruptos y dañinos como ellos mismos.
Miremos de frente el espejo de nuestra Patria y asumiendo la culpa que nos cabe a todos hagamos un pacto para el progreso y la justicia social.
Dejemos atrás los odios y las calumnias, las disensiones y los celos. Unamos nuestras voluntades en propósito común de construcción de una Colombia Nueva.
Defendamos nuestro derecho a soñar y forjar un futuro de paz y modernismo, de bienestar y justicia social. Defendamos el derecho de construir una sociedad armónica, rica solidaria pacífica y tolerante para nosotros y nuestros descendientes.
PS.: Nuestro amigo Dr. Carlos Amaya, gobernador de Boyacá sufrió un accidente provocado durante el paro camionero. Nuestras oraciones por su salud y recuperación plena.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015