Adriana Villegas Botero


No conozco a Yeisully Tapias Arcila, pero quedé feliz cuando LA PATRIA reveló que fue elegida como Caldense del Año. Y no es que los demás candidatos no tuvieran méritos para ganar, no se trata de eso, pero el triunfo de Yeisully me parece simbólico en más de un sentido y les voy a contar por qué.
En primer lugar, la propuso una ciudadana a nombre propio, luego de una pequeña ola de indignación en Twitter porque iban 15 candidatos inscritos por distintas instituciones y ni una sola mujer. Pocas horas antes de vencerse el plazo de registro María Carolina Giraldo Vejarano pasó de la queja a la acción y se puso en la tarea de buscar información sobre Yeisully, con quien nunca ha hablado ni siquiera por teléfono. María Carolina hizo la tarea: ejerció el derecho que tenía de postular por sí misma y demostró que la acción individual puede dar frutos.
En segundo lugar, me encanta que Yeisully viva en La Dorada. De los 39 premiados con el Caldense del Año casi todos han desarrollado su actividad profesional en Manizales o en ciudades más grandes. En otra ocasión escribí que nos molestamos por el bogocentrismo que nos imponen desde la capital, pero que los otros 26 municipios de Caldas pueden esgrimir la misma queja frente a Manizales. Premiar lo que se hace en otras partes permite abrir también nuestras propias fronteras.
En marzo, cuando Yeisully ganó en Bogotá el premio Mujer Cafam, dijo que quería gastarse parte de la plata en llevar a su mamá y a sus hermanos a conocer el mar. Me gusta que no oculte su condición socioeconómica pero tampoco la vea como un obstáculo. Al contrario, en sus declaraciones reivindica que los jóvenes rurales no son pobres ni víctimas: solo necesitan oportunidades.
Tiene 27 años y eso la convierte en la persona más joven en recibir el Caldense del Año. Mientras hay muchachos que aplazan con postgrados su ingreso a la adultez, Yeisully combina sus estudios de Trabajo Social en la Universidad de Caldas con su labor en la Asociación Jóvenes Emprendedores (Asoje), que cuenta con 45 asociados, en su inmensa mayoría desplazados del vulnerable barrio Las Ferias. Yeisully capacita en temas de liderazgo y promueve proyectos productivos. Su trabajo echa por tierra la manida frase de “los jóvenes son el futuro” ¿Futuro? Ella es pasado y presente, con 11 años de labor comunitaria.
Cuando la entrevistan habla de jóvenes rurales, desplazados, violencia y resiliencia. Colombia se prepara para el posconflicto y gracias a los premios obtenidos por Yeisully nos enteramos de sus experiencias, útiles para aterrizar la paz a la gente de carne y hueso.
Y por supuesto, me complace que se haya reconocido a una mujer. 33 hombres han recibido el Caldense del Año y Yeisully se convierte en la sexta mujer en ganarlo. Que durante un mes hayan postulado a 15 hombres y solo a última hora a una mujer es apenas concordante con otras cifras que evidencian que si bien las mujeres somos mayoría no solo poblacional sino incluso en el acceso a la educación superior de pregrado y postgrado, aún estamos lejos de alcanzar equidad numérica en los cargos de mayor nivel decisorio.
En el pequeño debate en Twitter que ya mencioné sobre la falta de mujeres inscritas como candidatas para el Caldense del Año, el escritor Octavio Escobar Giraldo dijo que veía en ese hecho “motivo de preocupación ¿Seguimos viviendo en una sociedad machista?”.
Se ha vuelto frecuente que cuando una mujer habla de machismo la tildan de feminista, con una connotación peyorativa: Feminista, fundamentalista, extremista. “La peor forma de matar a una mujer es la invisibilización. Hacer que desaparezca tanto intelectual como físicamente”, dice Liliana Hurtado Sáenz, compiladora del libro de dramaturgia Seis formas de matar a una mujer, presentado la semana pasada por la Universidad de Caldas. La mirada condescendiente hacia las mujeres es quizás la forma más frecuente de invisibilización y maltrato. Por esto es pertinente destacar lo que hizo Confa: logró hacer visible a Yeisully en noviembre como Mujer Confa. Ese empuje inicial fue clave para que luego ganara el premio Mujer Cafam y ahora el Caldense del Año.
En este departamento existen muchas otras Yeisully. Ojalá las veamos.
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