Adriana Villegas Botero


Con el “No” de ayer en el plebiscito comenzó la campaña presidencial. Una campaña que como están las cosas ganará monseñor Alejandro Ordóñez Maldonado o Germán Vargas Lleras. No sé qué digan las encuestas al respecto, pero lo que digan es irrelevante: ninguna dijo que ayer ganaría el “No”.
El No se encargó de recordar, como una bofetada, que este país es más conservador y confesional de lo que a veces se quiere creer. En Bogotá, Barranquilla y Cali, ciudades más cosmopolitas, ganó el Sí, pero en Antioquia, el Eje Cafetero, y el centro del país ganó el No, tal y como ocurrió en la elección de Presidente en 2014.
El resultado del plebiscito muestra algo que la ciencia política investiga hace décadas: el comportamiento electoral se explica en gran medida por la filiación partidista del votante y es muy difícil que alguien que ha mostrado una tradición como sufragante se cambie a la orilla contraria. Si se cruzan las cifras de ayer con el mapa del conflicto, hay pueblos con un contundente “Sí”, como Vigía del Fuerte, y otros con un contundente “No”, como Pensilvania y Samaná. No es posible sacar una conclusión. Pero en cambio, el mapa del resultado de ayer es casi calcado del mapa de la elección presidencial: en los departamentos en los que triunfó Santos en 2014 ayer ganó el Sí y en los que ganó Zuluaga triunfó el No, con contadísimas excepciones. Si la suma final condujo a un resultado contrario la explicación está en la abstención: Aunque el censo electoral ha crecido en cerca de 2 millones de potenciales votantes, ayer concurrieron a las urnas casi 3 millones menos que en 2014 y 7 millones menos que en octubre del año pasado.
En resumen: seguimos en los 60. Liberal vota liberal y conservador vota conservador aunque los partidos cambien de nombre o tendencia. Y en Colombia lo que antes representó el conservatismo ahora lo agrupa el Centro Democrático: la idea de tradición, autoridad y fuerza, o, en versión Siglo XXI, seguridad democrática y confianza inversionista.
El Centro Democrático es un partido disciplinado, hecho a la medida de su caudillo. Si Uribe dice que los acuerdos con “la far” van a traer el Castrochavismo, todos sus senadores repiten la letanía. Y si Uribe dice que las cartillas de Gina Parodi inoculan la ideología de género y la homosexualidad en los niños, entonces ese discurso llega hasta el último concejal y vereda en donde tengan influencia, y no hay argumento en contrario que valga, porque en el Centro Democrático nadie se sale del libreto. Viven en permanente campaña.
Al No promovido por el Centro Democrático ayudaron además las iglesias: Hubo desde pastores sermoneando a favor del no hasta sacerdotes católicos promoviendo públicamente la misma idea, aupados por un silencio muy contundente de la alta jerarquía, equiparable únicamente al ambivalente apoyo del vicepresidente Vargas Lleras al Sí. La única defensa clara que oí del «Sí» por parte de la Iglesia vino del Papa Francisco, pero apenas dos días antes de la votación.
En año y medio elegiremos Presidente. Aunque hoy hay 32 aspirantes, las posibilidades de muchos son exiguas, mientras que las de los candidatos que representan a la derecha son reales. Su apuesta ideológica ganó ayer y ganó en la primera vuelta del 2014. Si perdió la segunda vuelta fue porque en ese momento se unieron desde la izquierda y los artistas hasta la maquinaria electorera de los políticos tradicionales (de tamal, teja, afiche, camiseta, calcomanía y transporte) para atajar a Zuluaga. La misma que ayer no se movió a favor del Sí.
Alejandro Ordóñez hizo campaña por el No con Uribe y Vargas Lleras ha mostrado que en materia electoral no tiene problema en distanciarse del santismo. Uribe, como Santos, a veces juega a tres bandas, y hay quienes dicen que la pelea Uribe-Santos será mínima comparada con la que vendrá entre Santos y Vargas Lleras. Amanecerá y veremos. Por lo pronto creo que la manera en la que se alinee la campaña presidencial de la derecha determinará, más que cualquier otro factor, el rumbo de la próxima elección presidencial, y que la tendencia hacia la derechización no debe menospreciarse. Miren el Brexit, el «No» y a Donald Trump.
Pie de página: Esta semana regresa a la U.Manizales la Cátedra Abierta de Periodismo Orlando Sierra Hernández. Mañana a las 4:00 estará el escritor Alberto Salcedo Ramos hablando de “Crónica y memoria” y el miércoles a las 4:00 Ricardo Vaquerano contará la experiencia en periodismo investigativo de El Faro, de El Salvador. Invitados todos.
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