En el marco de la Feria Internacional del Libro en Bogotá será lanzado un interesante volumen titulado "20 propuestas para reformar el capitalismo", escrito por un par de investigadores franceses, Gael Giraud y Cécil Renouard, traducido y editado en Colombia por la editorial de la Universidad Javeriana. Está prologado por el director de la Organización Mundial de Comercio, OMC, uno de los templos del libre mercado, Pascal Lamy. Lo interesante del libro es que busca plantear unas correcciones del sistema capitalista que ya ha demostrado sus fragilidades, límites e inequidades; pero no desde los paradigmas socialistas o comunistas, sino desde los mismos principios del capitalismo.

En el fondo, el punto central es que el capitalismo tiene unas severas distorsiones en la realidad que hacen que generen muchas perversidades de distinta índole que los autores ponen de presente: la mayor vulnerabilidad de los pobres; incapacidad de asignar recursos de manera eficiente y eficaz; la diseminación del riesgo convirtiendo crisis en pandemias; los precios injustos que se manipulan; etc. Pues bien, se plantean 20 propuestas para enfrentar las consecuencias dañinas del actual capitalismo, y los autores las clasifican en grupos.

El primero, que tiene 4 ideas, está dirigido a implementar de veras la dimensión de responsabilidad social en las grandes empresas y a protección de los asalariados. El segundo, con 2 propuestas, tienen que ver con los operadores financieros, su manera de remunerarlos y su formación. El tercer grupo, tiene 3 propuestas, trata sobre una intervención en los mercados financieros, tanto de materias primas, como de derivados del crédito y titularización. El cuarto grupo, con una propuesta, demuestra el peligro de la utilización de modelos matemáticos en las finanzas. El quinto grupo, con 4 propuestas, está dirigido a regular los instrumentos de finanzas mediante un control interno y un cambio en la reglamentación bancaria y contable. El sexto grupo, 6 propuestas, busca una reglamentación y cooperación a nivel internacional, que implican cuestiones de índole fiscal y unos principios que busquen mediar entre equidad y capitalismo.

La última propuesta tiene que ver con la construcción de un capitalismo verde, justo y pluralista, relativo a las condiciones políticas para poder hacer esa revisión del capitalismo. Y plantea la necesidad que no seamos neutros éticamente, sino que se requiere un debate democrático, que permita resaltar los valores y perspectiva de coexistencia de las propuestas. Hay desigualdades que son sencillamente inaceptables en una sociedad; la globalización debe implicar también compartir una estructura justa; hay que definir y proteger los bienes no comerciales (como la salud); los bienes que exigen una asociación pública-privada, entre otras.

Es pues, un esfuerzo bien interesante de reflexión para repensar la manera como vivimos el capitalismo. Puede ser de una manera mucho más sostenible y equitativa.