Fernando-Alonso Ramírez


Fernando-Alonso Ramírez
@fernalonso
Una narración que parece epistolar y al mismo tiempo divagaciones, recuerdos febriles. "Canción de dos mujeres" habla de las soledades, de las ausencias, de las angustias que se tatúan en el alma y nos impiden cumplir sueños o metas.
Gonzalo Mallarino tiene una vasta obra, sin embargo, debo confesar que no había leído ninguna novela suya. Esa es una tarea que trato de cumplir: ponerme al día con los autores colombianos, asunto cada vez más difícil en la medida en que hoy publican más personas y más libros.
En esta novela, Mallarino se pone un reto complejo, destacar lo femenino. La historia de dos mujeres que se encuentran en el camino, tan distantes y tan distintas. Como telón de fondo, el recuerdo de las trovadoras del siglo XII, esas mujeres que cantaban en la lengua de Oc, que poetizaban. Esa poetización aparece en varios pasajes de la obra. Se inspira el autor para poner un tono en el que la soledad y el amor van de la mano con la palabra o con el silencio, depende del momento.
Ese silencio que atormenta, ese silencio que agobia a los otros, que los inquieta que los obliga a tratar de entender cómo alguien pueden ensimismarse, llenarse de soledad y, al callar, golpear tan duro. Es como si no hubiera nadie a su lado, como si se sintieran mejor acompañados con la soledad que con otro.
Es una novela que habla de sanar las heridas del alma, de solucionar los duelos del pasado, de permitir el amor de nuevo, el filial del padre y el entrañable de la amante; pero también del amor suficiente para abandonar, cuando se sabe que puede ser más grande el dolor de la ausencia definitiva.
La narradora, esa voz escogida por el autor, empieza a contar los detalles de esa relación en la que ella, una mujer que aspira a ser profesora de la Universidad Nacional, que está metida en investigaciones y en racionalismos, pierde la razón por ir detrás de una obsesión con rostro de mujer. Cuando vio a Anne o Ana no pudo contenerse más y decide hacerla suya. Y empieza el caminar, esa manera de seducir, esas ganas de acompañar a quien lo necesita.
"Era soñar con la libertad que nuca tuve en Bogotá". Una mujer que no se había permitido su sexualidad y de pronto encuentra en otro país, en donde nadie sabe de ella nada, esa oportunidad para ser lo que quiere, y para ello necesita a la otra, a esa persona que empieza a idealizar y a la que seduce.
Porque la historia se desarrolla entre la capital y Madrid a donde Adriana va a estudiar y se topa con su obsesión, con su amor, único y último, en una relación intensa en la que se permite ayudar a Anne a recomponer sus vacíos, el duelo por el hermanito muerto en un absurdo accidente casero, del que culpa a su padre. Pero se atraviesa la enfermedad, que no sana, que se despierta y mata. Así es como luego Anne llega a Colombia a ayudar a Adriana a paliar su enfermedad, mientras escucha esas divagaciones llenas de detalles, la historia de su amor, intenso y finito.
Una novela que se lee rápido, con un tono que por momentos se funde en el erotismo y en otros en el reproche. En definitiva una novela que invita a seguir leyendo la obra de Mallarino.
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