Fernando-Alonso Ramírez


El riesgo que corren las sagas es que lleguen lectores a la obra por el último libro, y en ocasiones el escritor no sabe cómo enganchar a ese recién llegado con el mínimo contexto. Si se pone a devolverse mucho para explicar aburrirá a quien ya leyó las obras anteriores y que busca es una nueva historia y sus consecuencias,pero si no brinda ese contexto mínimo, el nuevo lector no entenderá ni pío.
El problema es mayor cuando quien escribe el cuarto libro, después de tres best-sellers anteriores, es un autor diferente al creador de los personajes y de la obra en su conjunto. Eso sucede con Lo que no te mata te hace más fuerte, que intenta desarrollar David Lagercrantz, el autor por encargo familiar, pues los derechos deMillenium pertenecen a los padres de Stieg Larsson.
Al nuevo autor, por tratar de contextualizar se le va la mano hasta el aburrimiento, asunto que sucede inclusoen los diálogos entre los personajes. De las cosas más difíciles de lograr al hacer literatura es que las conversaciones suenen a eso y no a frívolos libretos, que fluyan. No puede desaprovecharse ese momento de la página para que el personaje que dialoga cuente cosas que el otro ya debería saber. Cuando eso se hace, se nota una charla fingida, solo debe haber contexto cuando hay justificación para ello. El interlocutor no tiene idea de lo que le hablan, no debe conocer ese pasado, pero en este libro se equivoca.
Quiero advertirle, amable lector, que leí esta obra desde la prevención, como leyeron muchos puristas en su momento la trilogía original de Larsson, pues era tal el éxito de su obra, que temían que se tratara de un texto cargado de fórmulas de márketing para el éxito, pero cuando lo leyeron confesaron que les gustó.
Yo no puedo decir lo mismo. Tal vez el prejuicio me pudo más. Después de la trilogía de Millenium, que terminó con la sorpresiva muerte del autor, también le metí diente a La voz y la furia, el libro que recogió las columnas de opinión de Larsson, y que explica muy bien de dónde le interesó el tema del maltrato a las mujeres y por qué sabía tanto de él. Era asunto continuo de sus escritos.
En el nuevo libro, que se vende con el mismo estilo de portada que los anteriores y una estrategia de marketing que seguramente dará resultados, vuelve la historia. Una mujer maltratada, otra vez; Mikael Blomkvist está prácticamente defenestrado, otra vez; y la heroína gótica Lisbet Salander pone en aprietos a cualquier poderosa organización, otra vez (en este caso nada menos que el Gran Hermano, la NSA, de los Estados Unidos, la agencia que lo controla todo o al menos lo intenta); un colega de la revista Millenium asesinado, otra vez. Y otras cuantas cosas otra vez.
Vuelvo sobre algo que he dicho tantas veces y sigo sin entender. Por qué se empeñan estos autores en escribir novelas tan largas innecesariamente. A este libro le sobran la mitad de sus páginas y pudo concentrarse en las últimas 200, en donde se da un desarrollo realmente atractivo y dinámico, que alienta al lector a llegar al final.Pero debió soportarse primero 400.
Y otra vez correos electrónicos, historias de hackers, las calles de Estocolomo llenas de frío, la amante incondicional del periodista siempre a su lado, las fuentes que por azar se topan con el descreído Blomkvist que, como pasa en toda novela de héroes, está en el momento indicado para desarrollar sus historias. En fin, pasajes muy presentes para quienes ya leyeron los anteriores tres libros.
Inesperado, el final al estilo Walt Disney, solo faltaron los juegos pirotécnicos. Después de leer este libro, no queda duda, Stieg Larsson está muerto y sepultado.
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