Sonia Rocío de La Portilla


Sonia Rocío De la Portilla Maya * smaya@umanizales.edu.co
En el artículo anterior, reflexionamos acerca de algunos elementos sociales y personales que podrían llevar a comprender lo que está influyendo en algunos indicadores del comportamiento humano actual: el egocentrismo, la inmediatez, la cultura del bienestar mal entendida que deja sin sitio al esfuerzo, la paciencia y la tolerancia a la frustración como motor de aprendizaje y la superación del error.
Se hizo alusión al mito griego de Narciso y, para el caso, algunas versiones narran que su tragedia comenzó desde el mismo momento de su concepción, ya que fue fruto de una violación.
Hoy en día podría corresponder al hijo no deseado que lucha por posicionarse, intentando relaciones afectivas, conflictivas y pasionales. Ese que no logra salir al encuentro comprometido y constructivo mutuo, dada la incapacidad de reconocerse y reconocer al otro. Ellos necesitan ser amados, pero son incapaces de amar, de co-construir y de pasar 'Del Yo, a un Nosotros'.
En el libro que lleva dicho título, el reconocido profesor Luis González López, analiza desde una perspectiva humanista amplia al ser humano dentro del binomio “individuo-sociedad”. Afirma que el desarrollo humano está atravesando por una deformidad, que está produciendo un grupo social de personas enajenadas, que “si bien, no siempre se diagnostica como situación psicopatológica, puede generar enormes patologías sociales”.
Se ilustra este fenómeno con un ejemplo alusivo al Internet y las comunicaciones frente a los patrones comportamentales de nuestro tiempo.
Estos instrumentos se han creado para facilitar la interacción, romper las barreras del conocimiento y potenciar las habilidades humanas, sin embargo, esto no siempre es así.
La moda reclama para cada individuo su propio operador, su “otro Yo”. Pasando de ser un medio, a ser un fin en sí mismos. No interesa la interacción con la otra persona como un ser total. Se ha cambiado el nombre de los amigos, por un correo, un dominio, un perfil que dibuja lo que el otro quiere dejar ver de sí mismo. Se construyen video juegos con personajes creados a la carta. Lo más importante pasa a ser la competitividad, la popularidad y los seguidores, “los amigos virtuales”.
Esto no es más que el espejismo en la búsqueda de si mismos, alejándose del camino de la realidad, de la conciencia y de la responsabilidad personal y social.
* Psiquiátra psicoterapeuta infantil y de familia – Docente de la Universidad de Manizales.
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