Sonia Rocío De la Portilla Maya * smaya@umanizales.edu.co
Presentamos en días pasados el concepto de capital mental, como recurso susceptible de adquirirse y mejorarse. Dentro de sus complejos componentes, hoy nos ocuparemos del cerebro y el neuro desarrollo. La capacidad de aprendizaje en el ser humano nunca cesa, sin embargo, durante los primeros tres años de vida, se condensa el período de mayor vulnerabilidad y sensibilidad para los estímulos provenientes del ambiente. Es ésta la etapa de mayor desarrollo neurológico.
La carga genética dota al cerebro, con la información necesaria para expresar una amplia gama de posibilidades, vertiendo toda esta información molecular, para ser filtrada y posteriormente expresada -según- la influencia de múltiples determinantes externos e internos, tales como las relaciones afectivas iniciales, la nutrición, los estímulos sensoriales entre otros. Todos ellos irán estructurando el potencial madurativo cerebral y por consiguiente, el desarrollo cognitivo, emocional y adaptativo del ser humano, tal como Piaget observó en sus rigurosas investigaciones.
Las habilidades mentales no se limitan al concepto tradicional de la inteligencia. La mayoría de las personas que consideramos inteligentes y que tienen éxito en determinada área, muestran una habilidad mediocre o incluso inferior en otras situaciones. Parece que una inteligencia universal alta, es decir, aquella que sea eficiente en todos los ámbitos no es frecuente. Podría decirse que la inteligencia global corresponde a la capacidad de resolver problemas y adaptarse.
¿Cómo potenciar la inteligencia?...miremos a uno de los prototipos de la genialidad moderna: Albert Einstein. Sus aportaciones llegaron a cambiar completamente el modo como la ciencia ve el universo. Cabe preguntarnos: ¿Fue solo la inteligencia que lo condujo a descubrimientos científicos o poseía otras características que pudieron haberle ayudado?, ¿es su cerebro diferente al resto de la humanidad?.
Las investigaciones demuestran que el peso de su cerebro era inferior al del promedio, sin embargo, su tejido de sostén neuronal (glía) y la mielinización neuronal, eran superiores. Probablemente, esto explica la capacidad de conexión y la velocidad de comunicación neuronal indispensable para la creatividad. Pero no solo la anatomía y la fisiología determinan la genialidad y el funcionamiento mental. Reducirlo a esto, sería absurdo. El cerebro es un instrumento, sobre el cual se tejen complejos factores de personalidad, ambientales, sociales, educativos y psicológicos, conjugando la misteriosa mente humana.
* Psiquiátra psicoterapeuta infantil y de familia – Docente de la Universidad de Manizales.
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