Esteban Jaramillo


Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
De la alegría de la salsa choque con su “ras tas tas”, al fútbol choque contra Paraguay. Podría catalogarse como la pérdida de la identidad, del estilo, sucumbiendo a la urgente necesidad de un resultado. Nunca Colombia fue fútbol fricción, músculo o fuerza. Pero todos los caminos son válidos para llegar a Rusia. Contra Uruguay será diferente. Fútbol recio el charrúa, poderoso arriba en pelota quieta, demoledor en las llegadas, con mucho oficio en sus líneas.
Contra Paraguay logró la selección, por un día, sacudirse de la dependencia individual de algunos jugadores, caso James ausente y Cuadrado presente con sus gambetas, en ocasiones superfluas, empalagosas e improductivas, para garantizar el éxito, quizás el más importante de lo que va del camino clasificatorio. No había estética, no había talento, pero había intensidad y acción.
Fue otro equipo, solidario, cojonudo, que hizo de la dinámica de marca, una herramienta efectiva. Achicó la cancha al galope, con el corazón en la mano, a lo Nairo Quintana, a lo Atlético de Madrid, que saben que el esfuerzo no se doblega ni se negocia.
Colombia se defendió sin el balón, controló espacios y cerró vías de llegada a un colectivo rival rústico, mañoso y provocador. Atacó poco, es cierto, pero, al final, una luz se encendió y abrió el camino con maniobra genial que alterno el sistema nervioso de los hinchas, al rescate de nuestro tradicional credo futbolero.
En el fútbol físico la vitamina es el valor y Colombia la tuvo. Era el día del proletariado, de los gregarios, del overol puesto, con un intérprete, Carlos Sánchez, que entiende que se actuá con ardor, concentración y sacrificio.
Son otros héroes, que no viven de la burguesía en el rendimiento, que entienden que se va a jugar, pero también se va a la guerra. Fiel siempre a su condición de escuadra técnica, Colombia dio un viraje por un día, de la mano de Pékerman, para compactar un grupo, que tuvo claro su objetivo táctico y se llenó de lucidos argumentos para llegar al objetivo.
Hoy, en casa, con la humedad como aliada y la historia como respaldo - 12 goles en tres partidos ha marcado Colombia, al rival de turno- la Selección está obligada a manejar la iniciativa, en nutrirse de aspectos técnicos, que le den la diferencia en el resultado, que no solamente corriendo o pegando se consigue. Será otra historia... Será otro partido.
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Son otros héroes, que no viven de la burguesía en el rendimiento, que entienden que se va a jugar, pero también se va a la guerra.
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