Esteban Jaramillo


Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
Logró James el gol que necesitaba, el numero 100 de su carrera. Estaba en penitencia el ídolo, reprobado por su club, con su imagen en entredicho, convertido en carne de cañón de los periodistas en España.
Demostró ante Bolivia que su estado físico tiene reparos, pero su buena onda con la pelota es indiscutible, al punto que infirió en los tres goles de Colombia, con su magistral zurda. Es, el exquisito volante, pieza de lujo en el esquema Pékerman, comprometido, siempre que juega con la selección, en el trabajo colectivo del equipo.
Pékerman salta por estos días de cámara en cámara, ratificando su éxito en La Paz, el que obtuvo con acertada orientación. Su tarea fue cumplida a cabalidad, marcando un reencuentro con el triunfo, esquivo en algunas de las últimas faenas. En un partido en el que ganar era el único objetivo, diseñó la ideal estrategia, razón de ser de su manual de intenciones, la que en los días previos predicó y a la hora del juego impuso. Pensó siempre en la posibilidad de la victoria que llegó sufrida, como lo había planteado, por encima de la desconfianza existente.
Su equipo reabasteció combustible, el día menos pensado.
Los partidos de Colombia, fecha tras fecha, son adrenalina pura. El que se aproxima, ante Ecuador, requiere el restablecimiento del estilo, con el predominio en el manejo de la pelota, para amenazar con insistencia la zaga ecuatoriana hasta debilitarla. Es otro duelo, con características distintas.
Será, seguramente, elegida una nómina diferente, apta para establecer condiciones de mando ante el líder del torneo.
Aquellos jugadores, señalados para cumplir el trabajo sucio en el anterior compromiso, serán relevo obligado, porque el turno es para quienes sensibilizan el rendimiento a través del manejo del balón, con variedad de alternativas, para elaborar jugadas de ataque. La necesidad de un triunfo se mantiene vigente, para demostrar de paso, que lo de Bolivia no fue un espejismo y menos un contentillo.
Cruyff, sentido en su ausencia, con luto general en el fútbol por su partida, decía, entre muchas celebres frases, que quien tiene el balón decide. Imperiosa necesidad entonces la de Colombia, de disminuir al rival de turno, haciendo del “cuero” un tesoro y dictando cátedra con él. Obligatorio es ahora, gustar, ganar, sumar y convencer.
Se percibe un contagioso aire de optimismo entre los jugadores. Las dudas fueron apaciguadas, pero en esta titánica lucha por ir al Mundial, en la que no se ven, salvo Bolivia, equipos dispuestos a doblegarse, Colombia aún está en deuda, comparada la campaña actual, con la de la anterior eliminatoria.
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Los partidos de Colombia, fecha tras fecha, son adrenalina pura. El que se aproxima, ante Ecuador, requiere el restablecimiento del estilo, con el predominio en el manejo de la pelota.
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