Darío Arenas Villegas

Con mensaje de urgencia, es decir, a pupitrazo y sin una discusión amplia, el presidente Santos ordenó -en plena época navideña- aprobar el Tratado de Libre Comercio con Corea, archivado meses atrás por la presión de importantes sectores industriales, sindicales, académicos y políticos. Con ponencia positiva del senador caldense Mauricio Lizcano, el proyecto ya fue aprobado en primer debate y solo le resta su aprobación en plenarias. Las diferencias económicas y productivas entre ambos países y la evidente ventaja que tendrá la nación asiática con este acuerdo, son razones por las que voceros de múltiples grupos se han opuesto a su firma durante los últimos años. Corea del Sur es una potencia económica mundial: su Producto Interno Bruto es 4 veces mayor y su PIB per cápita es 3 veces superior al colombiano.

Con la supresión de los aranceles a los productos coreanos, compañías dedicadas a la fabricación de vehículos y electrodomésticos como Hyunday, LG, Daewoo y Samsung, serán las ganadoras del acuerdo, mientras las industrias automotriz y de línea blanca colombianas correrán el riesgo de desaparecer, al no poder competir con empresas fuertemente desarrolladas y con grandes apoyos gubernamentales. Hoy, a pesar de los altos gravámenes, Corea ya tiene una participación en el mercado de electrodomésticos de casi el 60% y es el segundo importador de vehículos al país. Por su fortaleza en estos sectores, países como Brasil y México no han suscrito un TLC con Corea, ante la imposibilidad de competir en pie de igualdad.

De aprobarse el tratado, la afectación para la industria caldense será de grandes proporciones, ya que varias empresas del departamento se encuentran ligadas a la cadena del sector automotriz y de electrodomésticos.

En Caldas, la lista de empresas que se verán afectadas con el TLC no es corta. Mabe, con más de 800 trabajadores en Manizales, tendrá que competir con electrodomésticos coreanos que ingresarán a muy bajos precios. Riduco, con aproximadamente 450 trabajadores, es uno de los principales clientes de Mabe, empresa para la que produce anaqueles, bandejas, cubiertas y otros productos, y es proveedora de Renault, para quien fabrica parachoques, paneles y refuerzos, entre otros. El grupo Siteco, con más de 300 trabajadores, es uno de los principales proveedores de Mabe y Haceb, produciendo piezas plásticas, parrillas y partes para refrigeración. Madeal, con cerca de 400 trabajadores, produce rines de aluminio para las principales ensambladoras del país y ha realizado importantes inversiones en su planta de Manizales en los últimos años. Iderna, con 200 trabajadores, es proveedora de partes metálicas y estructuras metálicas de asientos para vehículos de varias ensambladoras colombianas. Induservi, con unos 200 trabajadores, realiza recubrimientos para línea blanca y autopartes principalmente para Mabe y Haceb.

Asimismo, múltiples empresas que le proveen servicios a estas compañías, como Sotec, Industrias Dumar, Isopor, Conelec, Industrias Montes, Zincar, Blanecolor, Estampar Publicidad y Editorial Andina, seguramente también sufrirán los efectos de la entrada de productos coreanos al país.

Ante la magnitud de la amenaza que implica el TLC con Corea para Caldas, no deja de desalentar el papel de su dirigencia política. El senador Mauricio Lizcano, que hace dos años alertaba sobre la posible pérdida de 9.000 empleos en el departamento si se firmaba este TLC, votó de manera positiva y ahora defiende las bondades de este acuerdo.

Las ayudas que el senador, la ministra de Comercio y el presidente Santos prometen a la industria departamental, son las mismas que llevan prometiendo hace 20 años, periodo en el que más de 700 plantas industriales se cerraron en el país y en el que Caldas ha sufrido un acelerado proceso de desindustrialización.

Este será el aguinaldo del gobierno para los caldenses y el golpe de gracia a lo que queda de industria en la región.