El 10 de noviembre de 2011 el presidente Juan Manuel Santos le anunció al país que debido al rechazo de múltiples sectores, y al paro nacional universitario convocado por la Mesa Amplia Nacional Estudiantil –MANE-, retiraría el proyecto de reforma a la educación superior presentado un mes antes. El retiro de la propuesta, que profundizaba todos los males de la educación superior del país, significó una resonante victoria del estudiantado colombiano.

Luego del emblemático paro nacional de 1971, el movimiento estudiantil resurgió en 2011 con un alto nivel de cohesión, movilización y claridad discursiva, que logró animar al sector universitario del país e impulsó a otros sectores sociales a organizarse para exigir sus derechos. Los paros cafeteros, agrarios, mineros, el de los camioneros y las protestas de otros sectores, se gestaron en parte, gracias al aliento que brindó la conquista de la MANE. El estudiantado colombiano había demostrado que era posible movilizar masiva, creativa y pacíficamente a la sociedad colombiana y que las iniciativas del gobierno, podían ser derrotadas.

La victoria de la MANE dio paso a un gran debate sobre el modelo de educación superior en el país, cimentado en la desfinanciación de las instituciones públicas, los beneficios excesivos al sector privado y el auge del crédito educativo. Casos como el de la Fundación Universitaria San Martín, institución en la que se desviaron recursos hacia bienes y empresas de los administradores, señalan la profundización de la crisis de este modelo y ejemplifican lo que sucede cuando el sector privado se convierte en el eje del sistema de educación superior. Además de la corrupción en algunas instituciones, los créditos del Icetex, el incremento del costo de matrículas con pocos controles y la posibilidad del ánimo de lucro, son factores que han propiciado el auge desmedido de la oferta privada.

El 80% de los créditos otorgados por el Icetex para pregrado se dirigen a instituciones privadas. En 2013, de los 193 mil millones de pesos para créditos en este nivel de formación, 155 mil millones se dirigieron al sector privado. Por otro lado, gracias a la laxitud de las normas gubernamentales, el incremento anual de matrículas en las universidades privadas excede en muchos casos el crecimiento del Índice de Precios al Consumidor, lo que ha llevado al Observatorio de la Universidad Colombiana a señalar que "(…) es tan atractivo el incremento [por encima del IPC], que éste supera -con creces- la posible sanción económica que reciba la Institución." (Octubre 20, 2014). El promedio del valor de matrícula para pregrado en universidades privadas hoy es de 4 millones 200 mil pesos (MEN-SNIES, Julio de 2013).

Pese a que no pudo ser elevado a ley de la república en 2011, experiencias como la de la Fundación Universitaria San Martín, revelan que el ánimo de lucro está presente en algunas instituciones privadas del país. Se ha denunciado desde hace algunos años que el Politécnico Grancolombiano y la Fundación Universitaria del Área Andina están vinculadas a una entidad con ánimo de lucro, la multinacional educativa Whitney University System, que cuenta dentro de su junta asesora con miembros como el exgobernador de Florida, el príncipe Bandar bin Khalid Al Saud, dueño de periódicos, aerolíneas, empresas de inversiones y universidades en Arabia Saudita, Ron Perkinson, miembro de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, y Barry Mcgaw, exdirector de educación de la OCDE.

Como si no fuera suficientemente grave la situación, y se pretendiera salvar al enfermo matándolo, en editorial del periódico El Tiempo (12 de noviembre de 2014) se plantea que el ánimo de lucro es la solución a la crisis universitaria. Mientras tanto, el gobierno sigue guardando un pasmoso silencio, que en unos casos significa complicidad y en otros, culpa. Después de todo, este ha sido el modelo que han defendido sus funcionarios durante 20 años.

Para transformar la educación superior del país se requiere lograr una gran convergencia nacional en torno a una adecuada financiación, el fortalecimiento de la calidad, garantías democráticas y el rechazo al ánimo de lucro. Luego de 3 años de discusión política, debate académico y movilización social, la MANE nos enseñó a los colombianos que el camino es la dignidad y la resistencia.