Desde hace año y medio la planta de destilación de la Industria Licorera de Caldas está cerrada por decisión de la Junta Directiva. Los argumentos para mantener el cierre son las posibles sanciones por el tratamiento inadecuado de vinazas y el supuesto ahorro que se generaría al importar alcohol extraneutro y alcohol tafias, bases del aguardiente y del ron, respectivamente.

Al malestar por la importación de alcohol extraneutro, se suma la preocupación por la calidad del Ron Viejo de Caldas, aspecto que está en riesgo al pretender importar alcohol tafias en vez de producirlo en la planta.

Conocí tres documentos relacionados con la importación de alcohol tafias, de suma importancia en el debate sobre el futuro del Ron Viejo de Caldas. En oficio dirigido a varios expertos en la elaboración de licores en marzo de 2015, el Gerente Técnico de la Licorera informa que se importaron en febrero de este año 338.000 litros de alcohol tafias desde el Ingenio Guabirá de Bolivia con los que se realizará una prueba a nivel industrial en la que se utilizarán 2.200 barriles y se evaluará por dos meses el producto.

Ante estos anuncios, dos de los expertos consultados señalaron los peligros derivados de producir y comercializar ron con las tafias traídas de Bolivia. Sobre el aspecto técnico de las pruebas, los ingenieros manifiestan que los ensayos no tienen credibilidad y recalcan que la prueba industrial carece de rigurosidad científica porque no se realizarán pruebas con el consumidor, el tiempo del experimento será muy corto y porque no se comparará el alcohol boliviano con el producido en la planta de destilación, razón por la cual no se confrontará la calidad de ambos productos.

El aspecto más grave tiene que ver con la valoración final de las tafias que se importaron. Los profesionales especializados en la elaboración de licores indican que las tafias son producto de una mala fermentación, con temperaturas descontroladas y por ello las notas de caña y panela son descompuestas, requemadas y con trazas metálicas, lo que genera que en boca se sienta un alcohol áspero con sensación de vainillas quemadas. Esto implica que las tafias en su aspecto organoléptico, es decir, en sabor, olor, textura y color, son absolutamente deficientes y muy diferentes a las producidas en la destilería de la Industria Licorera de Caldas.

La conclusión de ambos profesionales es categórica. De aplicarse la prueba piloto, se obtendrán tafias malogradas que se embarrilarán en 2016, lo que dará origen a rones diferentes a partir del 2019, alterando el sabor del producto y averiando los 2.200 barriles de la prueba ya que la nota defectuosa sería tan alta que estos podrían inutilizarse. Ante la magnitud del perjuicio que puede sufrir la Industria Licorera de Caldas, los dos maestros dejan claro su rechazo a la importación de tafias al tiempo que solicitan el reinicio del proceso de destilación en la empresa para evitar una catástrofe comercial como la que se podría avecinar.

El Ron Viejo de Caldas es el producto estrella de la Licorera. Sus premios internacionales, el posicionamiento en los mercados y su reconocido sabor, lo demuestran. Si se corroboran las advertencias de los ingenieros de la empresa, estamos ante la posibilidad manifiesta de que el licor bandera de la empresa cambie de sabor después de 90 años de existencia con consecuencias nefastas para la sostenibilidad financiera de la Industria Licorera de Caldas y por ende para las finanzas del departamento.

El 14 de abril le dirigí carta al Gerente de la Licorera manifestándole mi preocupación por esta información y solicitándole respetuosamente su opinión al respecto. Al no haber obtenido respuesta y debido a la gravedad del asunto, los documentos mencionados en esta columna se entregarán a las autoridades competentes para que determinen si hay elementos para iniciar investigaciones.

Las directivas de la empresa deben abrir nuevamente la planta de destilación, de lo contrario, los caldenses estaremos presenciando el marchitamiento del último patrimonio público de la región.