
Isabel Vallejo Jiménez
LA PATRIA | MANIZALES
A Angie Paola Zuluaga Arias no le gustan los estereotipos, por eso se inscribió sin dudarlo a los módulos de metalmecánica que en abril pasado Madeal, en alianza con el Sena, ofreció en su institución San Pío X, del barrio La Enea. "No me rindo fácil, las personas creen que hay carreras para hombres y mujeres y, no, la limitación se la pone uno. Mientras a mis compañeras les gusta más cantar, modelar y presentar, yo me voy por el mundo de las matemáticas y el álgebra. Es un reto", dijo orgullosa.
La aventura la inició hace ocho meses y la culminó el pasado jueves, cuando recibió las certificaciones en aplicación de la tecnología hidráulica y electromecánica en la operación de sistemas automatizados y en fundamentos básicos de la neumática. Además, obtuvo un diploma que la acredita como copartícipe del proyecto de responsabilidad social empresarial otorgado por Madeal.
"¡Para que más!", expresó Alejandro Grajales, uno de sus compañeros de estudio, que también alcanzó los mismos logros académicos. Angie, de 17 años, fue la única mujer del grupo -conformado por 16 estudiantes de undécimo- que se le midió a este desafío. "Eso no me llena de orgullo, por el contrario, es un motivo para preguntarse si nosotros, los adolescentes, permitimos que se mantenga el machismo", agregó la chica, quien planea estudiar un preicfes para presentarse el año entrante a ingeniería electrónica. "Lo bueno es que ya hice mis primeros pinitos y sé que voy a lograr todos mis sueños", concluyó.
La ceremonia, realizada en el aula máxima de la ANDI, contó con la asistencia de padres de familias, docentes y miembros de las entidades que apoyaron el proceso escolar.
Para destacar
Jhon Jorge Aguilar Cortés jamás pensó 10 años atrás que alcanzaría tantos logros académicos. En ese entonces le parecía bien andar las calles, consumir alucinógenos y hacer otras actividades ilícitas. No contaba con un grupo familiar que lo guiara, tampoco le gustaban las reglas y poco creía que pudiera salir adelante por sí mismo.
De pronto todo cambió y apareció en su vida la Fundación Niños de los Andes, que lo acogió, trasladó desde La Dorada a Manizales -municipio de origen- y le mostró otras alternativas para subsistir. Al principio fue difícil, lo admite, le costó copiar el mensaje, pero finalmente, con esfuerzo y dedicación, logró su diploma de bachiller y le sumó a este las certificaciones de Angie y 16 jóvenes más del colegio San Pío X. Es la primera vez que la Fundación involucra a uno de sus jóvenes en este proyecto ejecutado por Madeal.
Otras posibilidades
"Buscamos mostrarles a los jóvenes que tienen más opciones para entrar al mundo laboral, hay un banco de posibilidades, de sueños y ellos lo pueden lograr", dijo María Emilia Ramírez, directora de recursos humanos de Madeal. La empresa también ha capacitado a chicos del Instituto Maltería.
Más preparados
Miguel Ariza
Nos ayuda mucho a formarnos integralmente.
Óscar Álvarez
Es un esfuerzo que se recompensará en el futuro.
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