Doris Marcela Téllez
LA PATRIA | MANIZALES
Al teclear en Google la palabra biotecnología, el primer resultado es: “Tecnología aplicada a los procesos biológicos”. La explicación sencilla dice que es cualquier organismo vivo que se puede modificar para que sea mejor, o para generar productos y servicios que beneficien al ser humano.
Dentro de los seres vivos hay biofábricas con las que se generan componentes, la biotecnología los estudia y trabaja para mejorarlos. Así, los indígenas al seleccionar qué semillas sembraban y los agricultores cuando fermentaban su uva para crear vino ya hacían procesos biotecnológicos.
Entonces, la cebada que se fermenta para producir la cerveza, los hongos que convierten la leche en yogurt, el pan y hasta una prueba de paternidad son biotecnología.
Jorge Arboleda, director científico del Centro de Bioinformática y Biología Molecular (Bios), asegura que hay desconocimiento sobre los procesos transgénicos, que también hacen parte de ésta.
“La palabra transgénico genera rechazo en la sociedad, pero la humanidad depende de la biotecnología ya que sin ella no tendríamos insulina, pan o cerveza”, comentó Arboleda.
La modificación genética toma información de un organismo para introducirla en otro, lo que no significa que sea malo, ya que sin este proceso, por ejemplo, no se podría comer tomate porque éste sería tóxico.
Aprender de estos temas ha cambiado de forma y de lugar. Antes los libros eran la única opción, hoy un grupo de investigadores creó Ciencia Café Pa' Sumercé, un espacio en el que científicos hablan sobre sus temas de investigación en ambientes lejanos a lo académico.
Estos encuentros tienen una regla: si los panelistas dicen una palabra técnica suena un latigazo. En el caso de Manizales, la misión de los investigadores fue explicar qué es biotecnología.
¿Quiénes son?
Ciencia Café pa’ sumercé nació en Bogotá de la idea de nueve personas, entre profesores, estudiantes y apasionados de la comunicación, en respuesta a la preocupación de los investigadores que veían cómo sus artículos solo eran leídos por sus colegas por estar redactados en inglés y tener un lenguaje técnico.
“Estos espacios hacen que la gente se apropie de la ciencia, lo que hace más difícil que a futuro un político pueda reducir el presupuesto para la investigación”, comentó Carlos Guarnizo, coordinador de Ciencia Café Pa’ Sumercé.
Su nombre se desglosa así: ciencia, por su temática; café, por el lugar en el que se desarrollan las charlas; pa sumercé, porque todos son rolos y para ellos esa palabra es cálida y lejana a la investigación.
Estuvieron en Manizales como invitados de Bios. Carolina Ramírez, líder de mercadeo, explicó que buscan crear espacios de apropiación social del conocimiento: “Queremos que la investigación que desarrollamos la conozca toda la comunidad. El desafío está en que los investigadores empiecen a hablar en términos más claros”.
Ciencia Café Pa’ Sumercé tiene dos enfoques, sus videos en YouTube y las charlas. Empezaron hace un año y su cuenta ya tiene 1.890 suscriptores.
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