Julián García
LA PATRIA|CHINCHINÁ
Cocinaron la Navidad para los habitantes de la calle de Chinchiná. Personas vulnerables participaron en la integración que organizó la Fundación Coángel, comieron sancocho, natilla y se entretuvieron un rato, el viernes pasado.
Carlos Arturo Galvis, director de Coángel, contó que 20 voluntarios, como el docente José Oziel Agudelo, y su esposa, María Azucena Henao, le ayudaron a preparar las actividades y los comestibles.
Galvis se vistió de pastor para rezar la Novena de Aguinaldos y dijo que en esta ocasión no había regalos, porque la situación económica no es fácil, y que el año pasado no hizo nada debido al confinamiento.
Empezó con la celebración del 24 hace 35 años, primero fue con los niños de la calle, y luego la extendió a los adultos.
“Trato de integrarlos para que no se sientan desamparados”. Comenta que los amigos de la Fundación, y unos donantes aportaron los ingredientes de la sancochada y dulces.
El grupo beneficiado con la labor social de Coángel.
Nostalgia
José Benjamín Cárdenas es oriundo de Medellín, tiene 65 años y lleva 20 habitando las calles. Llegó a Chinchiná a emplearse en las plantaciones de café, pero por la edad ya no le dan trabajo. Las enfermedades intestinales y la precaria situación económica por la que atraviesa lo obligaron a habitar los andenes del centro de Chinchiná, y a vivir de caridad.
Es soltero y el menor de 11 hermanos, estudió solo hasta quinto de primaria y lleva 15 años sin saber de su familia. La quiere volver a ver, pero dice no haber conseguido el pasaje para viajar a Medellín.
Recuerda con nostalgia sus navidades: “Esos tiempos antiguos ya no vuelven, el Niño Dios nos traía juguetes plásticos y era una felicidad”. Pidió que le regalaran una muda de ropa y unas botas, porque las que usa ya están rotas.
Los invitados prendieron la rumba en plena calle del barrio Santa Rita, de Chinchiná, escucharon música y bailaron, y por un rato estuvieron alejados de las drogas.
El venezolano Antonier Serquera, de 13 años, atraviesa por una situación similar a la de José Benjamín. Comenta que la precaria situación por la que atraviesa su país lo obligó a emigrar a Colombia y a vivir en la calle. Anota que desde hace tres años no recibe regalos.
La Fundación Coángel lidera el programa social de la Posada, donde los habitantes de la calle pueden pernoctar, y también maneja el Comedor Comunitario, el cual les brinda dos alimentos al día.
Carlos Arturo y José Benjamín.
120 voluntarios ayudan en Coángel. Prepararon 200 almuerzos
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