Julián García
LA PATRIA|PALESTINA
La pequeña Angie Catherine Sánchez Largo, del corregimiento de Arauca (Palestina), se emocionó cuando vio que los integrantes de la familia Franco Herrera salieron a abrazarla y a recibir a sus demás compañeros, que asistían a celebrar la Navidad en la vereda Santágueda.
Se bajó del carro que la transportó, corrió y los besó. Lo mismo hicieron los otros 100 invitados de las veredas Cambía, La Bocana, La Olleta y La Indina, de los alrededores de con Arauca.
Tiene 12 años, estudia en el colegio del Kilómetro 41 de Manizales, que queda a media hora de la vereda Retiro donde vive con otros cuatro hermanitos. Es la mayor, por lo que debe estar pendiente de lo que hacen y dar ejemplo.
Para ella las navidades no son alegres del todo. “No me dan lo que pido porque primero están los más pequeños, yo entiendo que debe ser así. La Navidad no es solo regalos, es compartir”.
Le está pidiendo al Niño Dios una malumeta. Cree que se la merece porque se portó bien, además hizo las tareas con juicio y ganó el año. “El Niño Dios me la va a traer”, dijo con acento infantil.
Sus papás trabajan todo el tiempo en el campo, por lo que el 24 de diciembre no acostumbran hacer las comidas tradicionales. Estas las hacen el 31 de diciembre.
De fiesta
Rubén Herrera Ramírez y Gloria Inés Franco Herrera son parte de los 50 benefactores de la Fundación Todo Hermano es mi Hermano, que organiza la fiesta navideña que llegó a su 10.ª versión. Durante cinco horas entretuvieron a sus invitados con juegos, cantos y dinámicas.
Brian Alejandro Alzate quiere un celular de alta gama y juguetes, pero cree que solo le darán ropa. “El Niño Dios ahora está muy pobre. Voy a rezar harto las novenas a ver qué pasa, me conformo con lo que me dé”.
El calor navideño contagió también a la madre de Ana Lisbeth Castañeda, quien llegó con sus dos hijos a la integración. "Uno de ellos quiere un caballo de palo, porque el de verdad no lo puede tener; el otro, un celular”, contó.
Cuando terminó la jornada, Angie Catherine y sus amiguitos salieron cargados de regalos y de felicidad.
La Fundación
La joven Lucía Alvarán, de 13 años, es integrante de la Fundación Todo Hermano es mi Hermano. Cada semana ahorra en una alcancía el dinero que le queda del algo del colegio. Hace poco la destapó y sacó $500 mil para comprar regalos. Lo mismo hacen sus primos. “Quiero ayudar a otros niños que no tienen nada. Mis tías hacen rifas y almuerzos para recoger plata”, contó.
La Fundación surgió hace 11 años, luego de que murió Norma Lucía Franco, en Pensilvania (Caldas). Desde entonces, su familia hace actividades en Pensilvania, Manizales, Bogotá, Filadelfia y Arauca.
Dirige la Fundación el sacerdote Alirio Ramírez, de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Arauca, al que le gusta muy poco hablar sobre su labor con la comunidad. “ Lo mío es más de trabajo con la gente. Cambié las luminarias del templo y otras cositas. El de arriba lo ve todo”, puntualizó.
Su primo Rubén contó que adelantan mejoramientos de viviendas en el barrio Las Colinas de Arauca: "Tenemos pensando montar el ropero y el vivero comunitario para los más necesitados. Buscamos quién apadrine los proyectos”.
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