Julián García
LA PATRIA | VILLAMARÍA
Habitantes de la zona rosa del barrio La Pradera (Villamaría) echaron mano de la tutela para reclamar el derecho a la intimidad, a un ambiente sano y libre de contaminación auditiva. Dicen que todo lo contrario se deriva de la bulla de los bares y de las riñas callejeras que se ven sobre todo los fines de semana.
La tutela la presentaron el pasado 18 de julio en el Juzgado Tercero Civil de Manizales, que la admitió. Los afectados están a la espera del fallo.
La Alcaldía de Villamaría no se quiso pronunciar al respecto, dice que lo hará cuando salga el fallo.
El personero municipal, Fernando Arcila, aclaró: “La queja no es tan sentida por la mayoría de la comunidad, solo por una parte de los residentes que ha puesto en conocimiento este tema. Otros moradores dijeron que no se veían afectados por los bares”.
Consideró además “que la tutela no es el mecanismo idóneo para alegar estos derechos. Puede caber una acción popular, o los mecanismos administrativos ante la Secretaría de Gobierno. Los establecimientos de comercio se deben ceñir a la normas del Código de Policía. Existen procedimientos de verificación. Si se están afectando los derechos, se deben imponer las sanciones respectivas. Hay que hacer control y permitir el derecho al trabajo. A la Personería no han llegado otras quejas relacionadas con los bares de La Pradera”, concluyó.
Afectados
Néstor Jaime Montoya Ocampo, afectado, le anexó a la tutela una copia de su historia clínica. En el documento se describe que usa audífonos y sufre sordera y tinitus.
Luis Castaño, firmante de la acción, tiene 75 años y vive por la calle 6, de La Pradera. Los viernes por la tarde se va a dormir donde un familiar, que vive en el barrio El Portón, para no aguantarse la bulla de los establecimientos nocturnos. “Sufro del oído. Mi nieto de 10 años y mi señora no pueden dormir bien”.
María Odila Giraldo, quien vive a una cuadra del CAI de La Pradera, dijo no soportar las peleas que se forman, más que todo en las horas de la madrugada. “Cierran las discotecas y se sigue la rumba en los andenes y en la calle, ponen los parlantes de los carros a todo volumen y nadie controla”.
Antecedentes
Hace cuatro años se concedió apertura de funcionamiento a dos bares en este sector residencial de Villamaría. Los habitantes se opusieron, pero esto no sirvió de nada, porque a los meses fueron instaladas otras discotecas.
La Alcaldía expidió el Decreto 97 del 2 de agosto del 2016, con el que redujo en dos horas y media el horario de la rumba nocturna los fines de semana, con el ánimo de controlar el expendio de licor y la vida nocturna y generar más tranquilidad a los residentes.
Antes, los bares podían funcionar hasta las 4:30 de la mañana, pero con el Decreto lo deben hacer hasta las 2: 00 de la mañana. En un principio la medida fue rechazada por los comerciantes, lo que se convirtió en parte de la motivación para solicitar la revocatoria de mandato del alcalde, Juan Alejandro Holguín. Esta petición fue aprobada, fue hasta las urnas, pero terminó hundiéndose con la votación a favor de que el alcalde continúe.
Dato
9 establecimientos nocturnos operan los fines de semana en la carrera 12 con calle 5 del barrio La Pradera de Villamaría.
Carlos Alberto Ruiz
Si hay enfermos, no los dejan dormir; de noche nadie se aguanta la bulla.
Carmenza Gonzáles
De noche se ve mucha gente haciendo bulla, borracha y poniendo pelea.
Pedro Salazar
Por donde vivo casi no hay bulla, pero por otros sectores hay muchas peleas. Necesitamos más control.
Abelardo Montoya
Los fines de semana nadie se aguanta los escándalos por fuera de las discotecas.
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