Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA | Manizales
Lo siguiente le ocurrió a la indefensa escuela de La Miel Alta, humilde vereda de Victoria, en el oriente de Caldas. Durante casi 30 años, pasaron la alegría de sus niños, el entusiasmo de sus profesores, el empeño de madres campesinas y la ilusión de familias, dedicadas a trabajar las fértiles tierras bañadas por el río.
También, en una pesadilla de casi una década, pasaron los guerrilleros, los paramilitares, la Fuerza Pública, los robos, las extorsiones, los secuestros, los asaltos, los desplazamientos y las muertes.
Pero inspirados en la frase "Sin la escuela la vereda está muerta", como lo dirá más adelante un personaje de esta historia, la comunidad no se rindió. Por eso, hoy por la escuela, a punto de reabrirse, pasan las ganas y la esperanza para decir que está viva.
Años maravillosos
Foto | reproducción | LA PATRIA
Esta es la escuela de la vereda La Miel Alta, en Victoria, oriente de Caldas. Entre 1972 y finales de los 90 vivió sus años más felices. Yorlady Hincapié estudió la primaria en el centro educativo, ubicado a la orilla de la carretera que conduce a Samaná. Es una ladera bañada por el río La Miel en la que ondea el aire fresco de la selva. "Recuerdo que éramos 17 niños que aprendíamos con la profesora Flor". Su madre, Rosario, dice que toda la actividad de la vereda giraba en torno a la escuela, construida en 1972 con aportes del Comité de Cafeteros (70%) y de la Policía (30%). "Quienes llegaban a trabajar como agregados de las fincas lo primero que preguntaban era si había escuela, entonces se quedaban y seguía creciendo la población", cuenta la señora que lleva 40 años en la región, mientras su cabello gris se refresca con el aire que recorre el cañón del río la Miel.
La hiel de la violencia
En Antioquia primero fue el frente 5 de las Farc, luego el José María Córdoba y después el frente 47. Este último para desgracia de caldenses llegó a mediados de los 90. Con él la sanguinaria Elda Neyis Mosquera alias Karina, hoy con seis años en Justicia y paz. Veredas, corregimientos, municipios del oriente y parte del norte llevaron la peor parte.
Horror en vez de clases
Foto | Archivo | LA PATRIA
La misma Karina, al decir de los habitantes, sellaría el capítulo más triste de la escuela. "Hace como 12 años, con hombres de las Farc, hicieron un retén en la vía. Se metieron a la escuela, retuvieron a los niños, mataron a una señora de una casa más abajo y a un pasajero de un bus de flota La Esperanza", cuenta un vecino. "Mi sobrina no quiso volver a estudiar, por mucho tiempo se despertaba sintiendo los disparos. Otros niños tampoco volvieron", comenta Ana Ruiz.
Un cuartel con tizas
El cañón del río La Miel fue visto por los ilegales armados como un paso estratégico en la ruta de la guerra y sobre todo en el transporte de la coca. Karina controló la orilla, pero pronto las autodefensas, sobre todo del Magdalena Medio, llegaron a este punto del límite Victoria-Samaná. Allí pusieron a la población entre la espada y la pared. Los campesinos quedaron a boca de fusil, pues eran objetivo militar si les colaboraban a la guerrilla a las Farc o al Ejército. "La escuela se convirtió en un cuartel, un día llegaban unos, después los otros", relatan.
Huyendo de la vereda
Foto | Archivo | LA PATRIA
A las familias les quedó una opción: correr. Atrás quedaron la casa, el ganado, los cultivos, la huerta, los recuerdos del cañón con sus pájaros, micos, mariposas, árboles, cascadas. El canto de un río multicolor. También quedaba atrás la escuela.
Años de éxodo
Los siguientes fueron los mayores años de desplazamientos forzado de personas en Victoria, desde 1985 hasta el 2014:
2002: 165
2007: 92
2005: 76
2003: 61
2006: 50
Suena la campana
Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
En el 2008 se empezaron a consolidar por el oriente de Caldas los aires de paz. La arremetida del Gobierno con la Seguridad Democrática hizo retroceder a la guerrilla, a lo que se sumó la desmovilización de los paras. La vereda se empezó a poblar de nuevo. "Antes nos decían que estábamos en zona roja, por la violencia, y en zona de riesgo, por un deslizamiento que causó una tragedia en 1988. Por eso, no nos daban ayudas. Ahora nos empezaron a parar bolas y con el alcalde Juan Alberto Pérez (2008-2011) comenzamos las gestiones para reabrir la escuela", dice Floriced Jaramillo.
En la actualidad la Gobernación recupera la carretera y el transporte público mejora tanto que ya pasan más colectivos que los tradicionales camperos Carpatti. "Ojala concluyan las obras porque ese polvero nos tiene enfermos", coinciden las señoras.
Todos juntos
Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
La Junta de Acción Comunal se puso manos a la obra. Hoy están al frente cinco personas, entre ellas cuatro mujeres. Floriced, Ana Ruiz, Diana Ortiz y Yorlady Hincapié. Entonces, se hicieron reuniones, de las que surgieron rifas y venta de empanadas. Se hicieron gestiones de las cuales consiguieron aportes de Isagén, generadora y comercializadora de energía en Miel I, y de la Alcaldía de Victoria. De esto salieron el techo, la silletería, la cocina, todo nuevo. "Sin la escuela la vereda está muerta, y con la escuela la vereda está viva", repite Ana. "Con Isagén y la Alcaldía invertimos $70 millones 190 mil, mientras la gente puso la mano de obra", explica el secretario de Educación de Victoria, Jaír Giraldo. "Recogimos con la gente para pagar la traída de las sillas, todo fue en equipo", añade Ana.
Cobertura
Datos del sistema educativo en Victoria:
Número de estudiantes: 2.200.
Colegios: 3.
Sedes: 23.
Colegio urbano: San Pablo.
Rurales: en Cañaveral e Isaza.
Esperan profe
La escuela está con los brazos abiertos para los alumnos, pero también para un nuevo profesor. Hernán Patiño, miembro del Sindicato de maestros en Caldas, dice: "Es muy importante que las comunidades exijan educación para sus hijos, es un derecho consagrado en la Constitución". Por su parte, Gloria Amparo Torres, quien por estos días está como secretaria de Educación encargada en Caldas, expresa: "Tenemos toda la voluntad para llegar allí con una profesora. Así haya poquitos niños".
El regreso
Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
Si las cosas siguen por el buen camino, lo más seguro es que en La Miel Alta habrá de nuevo clases desde el próximo año. De esta manera, los niños que entrarán a los primeros grados y quienes estudian en la escuela Doña Juana compartirán escritorios en su propia vereda. "Estos nos da mucha alegría, pues es más seguro que estudien aquí. A uno le da miedo mandarlos por estas soledades o en bus y uno sin saber si llegaron o no", comenta Ana.
En la foto Yorlady aparece en el corredor con su hija, Mayerly. La niña pone las manos en la boca. Entre sus dedos se filtran algunas palabras: "Quiero estudiar porque voy a cumplir cinco años". En el mismo corredor el niño Jared Ortiz monta en bicicleta, aprovechando el receso escolar: "Estudio en Doña Juana, pero el otro año quiero hacerlo aquí en mi vereda, es más cerca".
Héroe de guerra
Por la escuela de La Miel pasaron varias generaciones, desde los años 70; luego pasaron las balas, y ahora pasa la esperanza dejando el testimonio de una escuela, que como un héroe sobrevivió a la guerra y regresa para cumplir su misión de formar a los niños campesinos.
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