ADRIANA OSORIO
LA PATRIA | MANZANARES
El comerciante Agustín Quintero y su esposa, Alba Lucía Zuluaga, dicen que se encomiendan a Dios luego de perder la mercancía de su almacén de variedades y sus pertenencias personales. Ellos son los más afectados por el incendio que ocurrió al mediodía del domingo pasado en una vivienda del parque principal de Manzanares. Al parecer, un corto circuito generó la conflagración que acabó con el local de la pareja.
“Yo estaba en la puerta, el salón es muy grande, de un momento a otro miré para el fondo y vi humo, me entré a ver qué pasaba, pero cuando iba en la mitad ya había muchas llamas, entonces empecé a gritar y a pedir ayuda. Quedamos con los brazos colgados, no tenemos nada. Las pérdidas son más o menos de 85 millones de pesos”, cuenta Agustín.
Alba Lucía agrega que llevaban ocho años con su negocio en ese local, donde también tenían acondicionada su vivienda. “No sabemos qué vamos a hacer. El alcalde nos está pagando una pieza en un hotel y dice que nos puede ayudar con $ 100 mil, pero es difícil conseguir un arrendamiento de ese precio. Hay que esperar qué pasa, tener fe”, dice la señora.
Recuperan
La parte superior de la casa donde ocurrió el incendio pertenece a la empresa Agrobetania, que ayer ya trabajaba para recuperar las partes dañadas. Ismael Zuluaga, representante de la empresa, dijo que esperan que mañana estén listos los arreglos para seguir operando. “Los daños mayores están en computadores, puertas, ventanas, pisos, además porque entró mucha gente en medio de la emergencia y dañaron algunas cosas. Los locales del primer piso no son de la empresa”, dijo Zuluaga.
Otro damnificado es Carlos Alberto Ramírez Parra, propietario de un asadero de pollos que funciona al lado del almacén de variedades. Expresa que estima entre 15 y 20 millones de pesos en pérdidas. Su negocio tuvo algunos daños, pero con las reparaciones podrá seguir en pie. “De milagro está parada esta casa, no entendemos cómo no se quemó toda”, expresa el comerciante.
El comandante de Bomberos de Manzanares, José Vidal Yepes, dijo que la conflagración empezó cuando los socorristas vendían boletas de una rifa afuera de la iglesia. “De inmediato fuimos por las máquinas, por los implementos. Mantenemos las máquinas bien, no tienen problemas, para eso hacemos las rifas, aunque siempre, como todos los bomberos, trabajamos con las uñas”, asegura el comandante.
El dato
En la casa que se quemó funcionó en años anteriores la casa de la cultura de Manzanares.
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