Quedados con alarmas para prevención en las riberas

CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA | VIEJO RIOCLARO (VILLAMARÍA)

¿Y si hace erupción, cuánto lodo escupirá el Ruiz? Para Delio Valencia ese es el principal enigma. Saber si una eventual crecida del río Chinchiná, que pasa frente a su casa, puede alcanzarlos a él, su compañera y sus dos hijas de 16 y 4 años. Calcula que viven a 40 metros de la ribera, una distancia que puede darle margen de maniobra, sin que esté totalmente seguro. Por ahora dice estar tranquilo, “seriamente que sí”. Además, en su solar está la sirena que, en caso de emergencia, alerta a la gente del sector para que se aleje del cauce. “Ya no es como en el 85”.

Vive en el comienzo de una antigua vía que comunica a Chinchiná con Villamaría, justo al lado de la bocatoma Montevideo, de la Chec (ver infográfico La Ubicación). El encargado de activar la alarma del solar es un empleado de la hidroeléctrica que solo debe pulsar un botón ubicado dentro de las instalaciones.

En la zona todos saben que la activación de la sirena significa una creciente del río. Podría decirse que en cada invierno se enfrentan a una prueba, experiencia que los mantiene sin mayor preocupación ante el reciente cambio de actividad del Volcán Nevado del Ruiz, cuyo río de lodo pasó por allí la noche del 13 de noviembre de 1985 y dejó una estela de muerte y destrucción. El sábado pasado se decretó que mientras los cascos urbanos están en alerta amarilla, las poblaciones ribereñas están en naranja.

Los areneros saben leer las señales del agua, como asegura Jorge Hernando Osorio, que ajusta 20 años en el oficio: “conocemos el área, y con ver la magnitud del peligro sabemos qué tan lejos del río nos hacemos”.

Así y todo, han mantenido la sirena a su servicio, algo que no ocurre más arriba, en la vereda Viejo Rioclaro, de Villamaría, cuyos habitantes viven a la orilla del río Claro. Son unas 20 familias que han llegado paulatinamente después de que la avalancha de hace 27 años apenas si dejó unas casas en pie. Aunque allí se ubica otra alarma similar a la del solar de Delio, hasta ayer no funcionaba.

Hace una semana, cuando los organismos de socorro recorrieron el lugar con un representante de la Dirección Nacional del Riesgo, se constató que el dispositivo no tenía conexión eléctrica. “Nos dijeron que si algo pasaba nos llamarían por teléfono”, recuerda Sonia Caicedo, hija del dueño del predio donde está la sirena.

Ella dice que de todas formas sabe qué hacer antes, durante y después de una emergencia, pues los han instruido y les han entregado información impresa. Ayer, precisamente, cuando LA PATRIA hacía el recorrido por la zona, una comisión de varios grupos de socorro hablaba con la comunidad. Entre ellos estaba el sargento de bomberos de Villamaría Gabriel Carvajal Sierra, quien informó que buscaban crear consciencia en la población.

De todas formas no deja de ser inquietante que un sector donde el lodo arrasó en aquel entonces con un puesto de Policía, una casa cural, un templo, una casa comunal y una seguidilla de viviendas, y que se mantiene en una zona de fuerte influencia del Nevado, carezca de la alarma en mención, sobre todo porque en algún momento se contó con ella.

Explicaciones
La observación del río Claro (que nace en el Nevado y desemboca en el río Chinchiná) se ha hecho con un láser que mide la altura del cauce. El dispositivo que sirve para este fin se ubica en el sector de La Batea, todavía más arriba de Viejo Rioclaro, y también está fuera de servicio.
Félix Ricardo Giraldo, jefe de la Unidad departamental de atención y prevención de desastres (Udepade), informó que desde que llegó al cargo, en junio del 2011, esos mecanismos no funcionan y que desconoce desde cuándo están así.

Dada la coyuntura que se vive por cuenta del cambio de actividad del volcán, que prevé una erupción en días o semanas, se distribuirán unas 15 alarmas en Manizales y Villamaría, mientras en un lapso de 8 a 15 días se pone en funcionamiento el monitoreo y la alarma principal de Viejo Rioclaro, lo que permitiría hacer un control remoto del río.

Para el caso de Villamaría se espera que desde hoy queden instaladas sirenas de menor potencia en las veredas Viejo Rioclaro, El Destierro y Primavera. “No son tan ruidosas, pero son útiles”, aclaró Daniel Cano, director del Comité local de emergencias de ese municipio.
Agregó que los arreglos que deben hacerse no involucran los equipos, pues están en buenas condiciones. Se trata de lograr su conectividad, que se perdió debido a falta de mantenimiento.

No es la primera vez que se evidencia un descuido semejante. El 13 de noviembre del 2005, cuando se cumplieron 20 años de la erupción, LA PATRIA publicó un informe sobre un recorrido como el narrado en este informe. En ese entonces funcionaban la estación de monitoreo en La Batea y las alarmas de Viejo Rioclaro, en Villamaría, y de la bocatoma de Montevideo, en Chinchiná. Sin embargo, se informó sobre una decena de alarmas donadas por Japón que se perdieron con el paso del tiempo.

Lo más paradójico de toda esta situación se nota en las palabras de William Suárez, anciano de Viejo Rioclaro que vio cómo la avalancha del 85 se llevó a la mayoría de sus vecinos: “ya no es como en ese entonces porque hoy en día la tecnología ayuda mucho”.

El reporte de ayer
El Observatorio vulcanológico y sismológico de Manizales informó ayer en la mañana que la actividad del Volcán Nevado del Ruiz continúa mostrando el mismo comportamiento del sábado pasado, día que aumentó la actividad. La sismicidad, explica la entidad, se relacionada a dinámica de fluidos y a fracturamiento de roca, principalmente en el cráter Arenas a profundidades que varían entre 0,5 km. y 3 km.

Los niveles de actividad volcánica no deben confundirse con niveles de alerta. “Estos últimos son establecidos de manera específica para cada municipio en el área de influencia del volcán Nevado por sus alcaldes como presidentes de los Comités Locales de Prevención y Atención de Desastres. Los niveles de alerta se definen considerando el nivel de actividad del volcán y la localización de cada sitio con respecto al mapa de amenaza volcánica”.