Samaná es el municipio de Caldas que más resultó golpeado con la acción de guerrilleros y autodefensas entre finales de los 90 y el 2008. Allí sienten temor por un posible regreso de ilegales armados, ante el constante hallazgo de cultivos ilícitos y laboratorios de coca. Por eso, en la zona ven con buenos ojos el nuevo cuartel de Policía construido en el corregimiento de San Diego.
“Para el municipio significa seguir mejorando la infraestructura en la política de seguridad. También es dignificar la presencia del Estado, pues antes la sede de la Policía eran casas viejas de la población”, dice el alcalde de Samaná, Wilder Escobar.
La nueva sede la inauguró el lunes pasado el secretario de Gobierno Departamental, Alfredo Roncancio, quien estuvo en el lugar con el arquitecto Rubén Darío Arteaga Castaño, supervisor del contrato.
El proyecto estaba desde el 2006 con una firma de un convenio entre Acción Social, la Gobernación de Caldas y los alcaldes de Samaná y Pensilvania de ese entonces.
Recuperación
La iniciativa formó parte de la recuperación de estaciones, luego de que varias del oriente caldense fueron cerradas por orden del presidente Andrés Pastrana.
En el caso de San Diego, el contratista incumplió con las obras. Por eso, para su culminación, el Departamento se reunió de nuevo con Acción Social con el fin de recuperar los dineros de la declaratoria del siniestro que le hicieron a la póliza, aportando para su culminación 442 millones 810 mil 574 pesos, invertidos en la fase 2.
El alcalde dice que la gestión ahora se enfoca en la consecución de camarotes, elementos de oficina, computadores, lavadoras, televisores, entre otros.
“Por eso presentamos un proyecto ante el Fondo de Seguridad y Convivencia por 80 millones con el fin de dotar el nuevo edificio. Además, de dos motos, una para San Diego y otra para el corregimiento de Florencia”.
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