LA PATRIA | MANIZALES
César Montoya Ocampo murió a sus 89 años en su casa en Pereira. Hace una semana había sido de alta por una neumonía, ya que el médico le había recomendado cuidarse en casa. Hoy, en horas de la mañana, sufrió un infarto.
Es recordado por ser uno de los grandes oradores de Caldas, además de haber sido un escritor prolífico que dejó como legado 7 libros publicados e incontables artículos. Fue representante de la Cámara y fue director de la Dirección Nacional de Instrucción Criminal (antigua Fiscalía). También se desempeñó como embajador en Bolivia y como columnista de LA PATRIA.
Para José Miguel Alzate, quien fue gran amigo de Montoya, es un golpe muy duro, ya que con él compartía el gusto por la literatura y las letras. "Sus frases expresan el sentimiento de un hijo apegado a sus ancestros, que lleva tatuado en el alma el recuerdo de la infancia", relata en su artículo Las memorias de César Montoya Ocampo, que redactó cuando Montoya publicó su biografía Memorias de Juan el Ermitaño.
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