DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | MANIZALES
Los cazadores de mulas prendieron su radar una tarde de octubre del 2010 en un billar del centro de Manizales. Allí, armando y limpiando las mesas de juego, estaba el caldense Guillermo Álvarez Castrillón, de 50 años.
Pensativo, afligido por las deudas, por la mala suerte en sus negocios recientes y sin saber qué hacer, vio como caída del cielo la propuesta de un hombre para ganarse un dinero. En el billar le daban $20 mil diarios, que le alcanzaban solo para pagar una pieza cerca y comer algo.
El reto: cargarse 4.800 gramos de cocaína, con rumbo a China. No coronó. Lo agarraron en el aeropuerto de destino, el 16 de noviembre del 2010. Ese día La Merced, donde nació, perdió a una persona líder, alegre y chistosa. Hoy, tristeza es la palabra que mejor lo define, según su familia.
Guillermo es uno de los 150 caldenses detenidos en cárceles de 13 países, por diferentes delitos. 92 por narcotráfico, la mayoría de Manizales (ver infográfico), irregularidad que en 32 países da pena de muerte.
El drama no es solo para los internos, encerrados, algunos, en condiciones inhumanas. También para sus familias, que sufren por la ausencia de sus seres queridos, la distancia y los tipos de castigos que se imponen en otros países.
"Los errores de Guillermo fueron estar desesperado y nunca estudiar. Era un líder natural, pasaron los años, se casó y tuvo hijos", señaló su hermana Mónica, en su casa del barrio La Enea (Manizales).
Allí, como en gran parte de Colombia, se hablaba el pasado miércoles 1 de marzo de la suerte que corrió ese día el vallecaucano Ismael Enrique Arciniegas, de 72 años, ejecutado con una inyección letal en China por transportar cuatro kilos de droga, en el 2010. Con esta decisión del Tribunal Popular Superior de la Provincia de Guangdong, ese gobierno quiso mandarle un mensaje de advertencia a los que se atreven a viajar 'cargados'.
Quizá el caldense desconocía que en China entrar más de 50 gramos de cocaína da pena de muerte. Afortunadamente se salvó de morir. El 16 de marzo del 2013 pasó de sentencia de muerte a cadena perpetua. El año pasado le modificaron el castigo por una pena, por definirse, que estaría entre 18 y 25 años de cárcel.
Ahora su familia busca que lo deporten, para tenerlo más cerca, pero los años que acumulaba recluido no se los descuentan. La Cancillería manifestó que hace todo lo posible, pero no puede garantizar la repatriación en todos los casos.
"Nos autorizan una llamada mensual a la cárcel de Beijing II", relató la hermana de Guillermo. No siempre se logra, porque no entra, no contestan o se cae la comunicación.
"Hemos estado hasta cuatro meses sin hablar con él. Solo nos permiten 10 minutos, casi que para decir hola y chao. El Consulado nos avisa por correo electrónico la hora y día en que nos podemos marcar. Recién detenido fue muy duro. Un infierno en la tierra. Aislado. Luego de un año lo condenaron a pena de muerte y ahí sí podíamos llamar", recordó la mujer.
El pasado jueves, 2 de marzo, hablaron. En dos minutos 13 segundos expresó que está en una de las peores prisiones del mundo, sino la número uno, sin compasión por los derechos humanos. "Los Policías no saben nuestro idioma. Le pido a todos que nos ayuden. No he matado a nadie, fueron las circunstancias por la falta de oportunidades. Los que me conocen saben que hago morir a la gente, pero de risa", indicó Guillermo (escuche el audio mañana en LA PATRIA Radio).
La familia ve como un consuelo el cambio de la pena, pues aunque ha sido una tortura, no es igual a la que soportó la familia del caleño. "Son condenas muy rígidas. Además, duro tenerlo tan lejos y no poder viajar por falta de recursos".
La hermana de Guillermo hizo una pausa, devolvió el tiempo y recordó que su padre, José Bertulfo, murió a los seis meses de enterarse de la situación. También rememoró lo que era antes el detenido.
"Movía masas. Cuando vivió en La Merced la pasaba bien. Trabajó en la Alcaldía. Luego, con el personero de Manizales. Se fue para Medellín, se divorció y empezó para atrás en los negocios. Se quebró, asumió deudas que le fueron ganando. Regresó a Manizales, pero por la edad y la falta de estudio, nadie lo empleaba. Lo recibieron en ese billar. Allá entra mucha gente y como que le vieron la necesidad. Lo llevaron a esa mala decisión".
Hoy, casi siete años después de la detención y un poco más tranquilos, los familiares de Guillermo centran sus esfuerzos en buscar la repatriación. Por eso tocan puertas y esperan que la buena suerte los acompañe. Eso sí, les llaman la atención a muchos colombianos necesitados, para que no vayan a caer en lo mismo.
Mientras tanto, en China, el caldense dedica su tiempo a fabricar sillas y a aprender mandarín, pero con la esperanza de poder pasar lo que le resta de existencia al lado de los suyos. Al menos la vida le dio otra oportunidad.
El Ministerio de Relaciones Exteriores le explicó a LA PATRIA que con base en la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares, y el Decreto 869 del 2016, brindan asistencia consular a los colombianos detenidos en el exterior de tres maneras, siempre y cuando lo autorice:
Neira. Para la familia del neirano Yónatan Galves Marín, de 22 años, el drama apenas comienza. Lo detuvieron el 31 de agosto del año pasado, en Nueva York, sindicado de asesinar a la musulmana Nazma Khanam, de 60 años, durante un robo.
Su mamá, Consuelo Marín, está segura de que el destino le hizo una mala jugada y que se comete una injusticia.
Hace un año Yónatan viajó a Chicago, en donde trabajó por unos meses, Luego a Nueva York, donde otro neirano lo ayudó a conseguir trabajo en una casa de eventos. Posteriormente le resultó empleo en un restaurante, donde trabajaba de viernes a martes.
La audiencia la han aplazado unas cuatro veces. La nueva citación es para el próximo martes. El joven ha sufrido de crisis de nervios, fiebre y convulsiones. Sus amigos organizaron un grupo en Facebook (Todos por Yonatan), para apoyar económicamente con los costos de la defensa.
Las familias de colombianos detenidos en China crearon el correo familiascolombianasunidas@gmail.com para ayudarse.
Guillermo necesita una gafas, pues ya aparecieron las consecuencias de tener un reflector blanco alumbrándole la cara todo el tiempo.
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