Segundo día de rescate en minas de Riosucio (Caldas)
LA PATRIA | MANIZALES
DIEGO FERNANDO HIDALGO
LA PATRIA | RIOSUCIO
“Leo, Leo. Hay una señora allá en la carretera que pregunta que si su hijo, Luis Arley Trejos, está ahí”, gritó desesperada una mujer, de unos 40 años, acercándose a la orilla de La Mina de Leo. Ubicada 15 metros arriba del río Cauca, Leo le respondió: "tiene que darme el sobrenombre, porque acá a todos los conocemos por los apodos".
Esta escena se vivió al mediodía de ayer en la vereda El Playón, de Riosucio, donde decenas de personas se apostaron a orillas de la carretera que conduce del Túnel de Irra (Risaralda) al Restaurante La Estación Típica (La Merced), esperando noticias de sus seres queridos, al menos 17, desaparecidos en un accidente en dos minas de oro del sector: La de Leo, a 15 metros de profundidad, y La de Mauricio, a 17.
Los mineros, a la espera de noticias de sus compañeros.
Tristeza
En la mañana de ayer el rumor se regó por toda la zona y el lugar se llenó de curiosos en minutos. Querían saber por la suerte de Tano, Chan, Botas, Víctor el Blanco, la Abuela, El Negro, Santiago, Marcelo y su hermano, José, entre otros.
Al parecer, un corte eléctrico hizo que las motobombas dejaran de funcionar, los socavones se inundaran y las personas, quizá, se ahogaran. Hasta al cierre de esta edición no habían encontrado a ninguno de los mineros.
Historias
Camilo Andrés Jiménez, de 16 años, estaba tirado sobre un pastal cercano al sitio de la tragedia. Con sus dos manos se agarraba la cabeza, acompañado de una joven que aún portaba el uniforme del colegio.
“Mi papá, Jhon Freddy Jiménez, de 36 años, está ahí. Hace cuatro años trabajaba en la mina para darnos todo lo que necesitábamos. Nos dijeron que la Chec quitó la energía sin avisar, se frenaron las motobombas y la mina se llenó de agua”, relató en voz baja y con una profunda tristeza en su rostro.
El joven acompañó a su papá en una moto desde Irra, donde vive, hasta el lugar de trabajo. “Papá arregló una linterna, se despidió y se metió a la mina”. Ayer, habitantes de la zona afirmaron que Jhon Freddy es un héroe, pues habría alcanzado a salir del socavón, pero le pudo más la amistad por uno de sus compañeros, por lo que se devolvió a tratar de ayudarle, pero nunca salió.
En otro punto de El Playón, la otra hija de Jhon Freddy, más tranquila, expresó que a su papá le decían Maravillo o El Negro. “Esta mañana (ayer) le pedí $2 mil y la bendición. Recochamos un rato porque me dijo que me los regalaba, pues yo era muy mala paga. Hasta la perrita, Lupe, se despidió de él”.
Yeison Gutiérrez, de 34 años, dio fe de la labor de Jhon Freddy. “Ese man es un héroe al devolverse por ayudar a alguien. Lastimosamente no pude hacer lo mismo. Estoy vivo porque mi Dios es muy grande”.
Yeison se salvó porque minutos antes de la tragedia lo cambiaron de frente de trabajo. “Estaba muy adentro, pero me mandaron para más afuera. Es un milagro. Solo pensaba en mi hijo a medida de que el río se metía a la mina. La gente gritaba, pedía auxilio, pero no hubo forma de ayudar. En la de Leo había como 24 personas y quedaron como cinco atrapadas, entre ellas mi amigo Tano. En la otra, creo que son 10. Ahí estaba mi parcero del alma, José”.
Yeison Gutiérrez daba ayer gracias a Dios por estar vivo.
Este minero consideró que, pese a lo que ocurrió, se puede seguir trabajando en minas, desde que no ocurran descuidos como el de la energía. “Es que la mina es bien, con servicios de salud, seguridad. El ciento por ciento de la gente de esta zona depende directa e indirectamente de la minería para ganarse su sustento. Es que no hay más alternativas. Por eso este dolor de hoy es un dolor común”, explicó.
Jhon Freddy Jiménez.
Camilo Andrés Jiménez aguardaba noticias de su papá, catalogado como un héroe.
Por partida triple
Mientras los organismos de socorro adelantaban sus labores drenando el agua de la mina para encontrar a los desaparecidos, el fuerte bochorno de esa hora, 2:00 de la tarde, llevó a las autoridades a convocar a los familiares de los mineros a una casa contigua, para tratar de elaborar un censo y darles ayuda psicosocial.
Entre esas personas estaba don Fidel Hernández que, tranquilo, cargaba en hombros los dos pequeños bolsos de sus hijos José Rubiel, de 24 años, y Jhon Alejandro, de 18. El señor deambulaba solo sin saber qué hacer. Aseguró que sus dos hijos, más su sobrino Libardo de Jesús Hernández, de 35, trabajaban en esas minas.
Jhon Alejandro Hernández.
“A principio de año se vinieron a trabajar. Todos los días viajaban desde la vereda Piedras (Quinchía), que queda a hora y media. Es que les gusta mucho la platica y por eso se dedicaron a esto”, contó, mientras esculcaba entre los bolsos para buscar las cédulas de sus seres queridos y entregárselas a un funcionario del CTI.
Don Fidel Hernández Hernández esculcaba los bolsos en busca de los documentos de sus hijos.
Los familiares de los desaparecidos fueron trasladados al patio de una casa ubicada al otro lado de la vía. Allí, desesperada, estaba Rocío Bueno Gañán. “Señor, usted me puede regalar un minuto, es que nadie me lo da”, le dijo a este periodista.
La señora tomó el teléfono y llamó a una prima a San Cayetano (Supía), donde viven, para contarle lo ocurrido y pedirle que buscara por cielo y tierra el número de cédula de Pedro Pablo, su hermano, que sufrió un accidente en la mina. Habló poco, pues no pudo contener las lágrimas cuando le empezó a contar a su prima lo que pasó.
“Es que Pedro respondía por mi hermana y por mí. Se dedicaba a jornalear, pero desde el año pasado se metió a esa mina. Le dijimos que no lo hiciera, que era peligroso, pero insistió en que debía darnos el sustento. Esta mañana (ayer) me sentí como enferma, tuve un presentimiento y fui a rezar. Luego escuché por las noticias lo ocurrido y me vine para acá”, manifestó la señora.
Después de horas de trabajo llegó la noche. Las familias permanecían sentadas, al lado de la carretera, a la espera de noticias de sus familiares, pues hoy, como todos los días, no tuvieron el privilegio de despedirlos con un abrazo, un beso o una bendición de salida hacia su trabajo.
* 70 muertos en Caldas por accidentes mineros entre el 2001 y el 2011.
* 8 motobombas se usaban para extraer el agua. La Chec aportó dos más por si se necesitaban.
Con motobombas se trabajó para ubicar a los desaparecidos.
* El coronel Herman Alejandro Bustamante, comandante de la regional 3 de la Policía, indicó que ambas minas tienen permiso de explotación de la Agencia Nacional de Minería y que los títulos están en trámite.
Lo que dice Bomberos
El capitán Óscar Mejía, comandante de Bomberos de Riosucio, habló en la tarde de ayer con LA PATRIA.
-¿Cuál es el reporte hasta el momento (6:00 p.m.)?
No hemos podido rescatar a ninguno de los atrapados en los socavones. Ha sido dispendioso. Trabajamos con socorristas de la Agencia Nacional de Minería, Cuerpos de Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja y Policía. Lo que se hace es succionar el agua con motobombas hasta que baje el nivel. Llegaron más motobombas y trabajaremos toda la noche.
-¿Es demorado el rescate?
Es de paciencia y mucho cuidado para no arriesgar al personal de socorro. Hay dificultades porque las minas tienen un orificio en la orilla del río Cauca, lo que la inunda. Lo que se evacúa por un lado, entra por el otro. La Gobernación gestionó una retroexcavadora para tapar ese orificio y facilitar el rescate.
-¿Cuál es la cifra oficial de desaparecidos?
Según el propietario de la mina, son 10 en una y cinco en la otra, pero la cifra real nos la dará el rescate que se vaya dando.
-¿Se conocen los nombres de los desaparecidos?
Se hizo un censo, pero solo daremos nombres a medida de que vayan apareciendo, para no generar desinformación. La otra vez, en el sector de El Tangelo, se habló de 36 y al final eran 32.
En un comunicado de prensa, la Chec explicó que ayer en la mañana recibieron un reporte de la ausencia de energía en el circuito Supía-La Clara, sector El Playón, y de inmediato acudieron a restablecer el servicio.
“El personal técnico identificó que el daño ocurrió por un cortocircuito, posiblemente ocasionado por demandas excesivas de energía o fallas por la inundación. El transformador que alimentaba la mina afectada no estaba registrado en el sistema de la Chec, ya que fue instalado sin autorización de la empresa y sin el cumplimiento de los requisitos técnicos, es decir, de manera ilegal”.
Recuerdo trágico
Otra tragedia minera ocurrió el 22 de noviembre del 2001, a las 5:45 de la mañana, en la vía que de La Felisa conduce a Irra, al otro lado del río Cauca. Ese día murieron 53 personas, tapadas por un alud de tierra en la mina Pescadero.
* El presidente Juan Manuel Santos dio instrucciones para que a través de la Agencia Nacional de Minería (ANM) se atienda de inmediato y sin ahorrar esfuerzos esta emergencia. Según William Lozano, encargado del equipo de la ANM, las operaciones de rescate tardarían mínimo tres días.
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