CORRESPONSALES*
LA PATRIA | MANIZALES
Historias de productores de Neira, Pácora, Riosucio, Salamina, Pensilvania yViterbo que durante la pandemia han tenido abastecido los pueblos y ciudades. Labriegos.
Agricultor ejemplo
Foto | Óscar Yhonny Restrepo | LA PATRIA
Luis Tobón Restrepo produce aguacate y se ha convertido en un campesino ejemplo en Pácora.
En las tardes, después de realizar sus labores en la finca, enciende su vehículo y visita a sus vecinos y a otros agricultores para recoger yuca, plátano, frutas y otros productos para armar mercados y entregarlos en las viviendas de las personas que los necesitan.
El trabajo continúa como si nada
Foto | Jorge Iván castaño | LA PATRIA
Don Néstor Blandón, de la Pan de Azúcar (Neira), un hombre de la tierra, con manos callosas, sombrero, poncho al hombro, carriel a la espalda y sin que falte el tapabocas, llega el sábado a la Plaza de Mercado con plátano maduro y verde.
“Para que los del pueblo tengan qué comer, porque como va esto seremos nosotros los que tendremos que surtir definitivamente a la comunidad. También traje un cafecito, no mucho, pero para mercar ayuda, al fin a al cabo el café y el plátano son la economía de los neiranos”, apunta.
Para él la situación de la covid-19 no los ha perjudicado. “Seguimos trabajando como si nada, madrugamos como de costumbre y, para el corte, ni nos damos cuenta que está pasando solo cuando nos toca venir al pueblo, sábados y domingos, que ahí si nos ponen problema si no llevamos la manilla que nos dan en la Alcaldía. Para evitar problemas y enfermedades solo yo salgo, hago lo que tengo que hacer y me vuelvo rapidito”, comenta.
Así también piensa don Leonardo Pulgarín, otro campesino de la vereda Quebrada Negra, quien cultiva café, plátano, banano, cebolla, cilantro, tomate. “Todo lo que le tire usted a la tierra eso produce y eso es lo que yo hago...Sobre el coronavirus ni me doy cuenta por allá, me la paso trabajando y produciendo para que en el pueblo no falte nada”, expresa.
Rutina que llena de orgullo
Foto | Leonidas Guerrero | LA PATRIA
Uberley de Jesús Motato se siente orgulloso de ser parte importante en la alimentación diaria de los riosuceños.
Desde hace 20 años trae cada sábado los productos desde su finca en la vereda Barranquilla, a media hora del casco urbano, hasta la plaza de mercado. Cultiva plátano, yuca, guayaba, guineo, arracacha, ahuyama y café, entre otros.
Su familia la integran cuatro personas, quienes son el motivo para luchar cada dia, los describe como orgullo y verdadera riqueza. "Todo se vende, gracias a Dios y con este recorrido ya uno trae todo medido. Además en tiempo de cosecha hay que sacarle provecho al producto que esté de moda", dice sonriendo.
Por la pandemia de la covid-19 ahora vende sus productos en el mercado libre, el cual no se daba desde hace 20 años. Cuando ésta situación termine, volverá al interior de la plaza de mercado. Con acento paisa, voz alegre y una sonrisa constante, dice que por estos días es fácil arrimar al pueblo, ya que el clima es bueno, pero en invierno salir de la finca en la madrugada es complicado porque la carretera aún es destapada.
Al regresar a casa, el mismo sábado mismo después del mediodía, siente un descanso interior, pues lleva a casa platica y productos que no da la tierra y así, asegura el sustento para él y los suyos.
Rigurosos con las medidas
Foto | Fernando Gómez | LA PATRIA
El agricultor Carlos Augusto Zapata cultiva y produce plátano, cacao y cítricos. Destacada las medidas que ha tomado el Gobierno por la pandemia de la covid-19. “Nos sentimos orgullosos de ayudar a la economía municipal, departamental y nacional”.
Destaca que no han tenido inconvenientes con el transporte de sus productos y resalta los controles rigurosos con la desinfección de las personas y los vehículos antes de entregar la cosecha en las distribuidoras minoristas.
Buenos precios, sin regateo
Foto | Rubén Darío López | LA PATRIA
Don Eusebio Zuluaga Valencia produce panela desde que tenía 10 años en la vereda Santa Rita (Pensilvania), además es representante en el Comité Municipal de Paneleros del municipio.
Sobre su trabajo como productor durante la cuarentena dice: “Aunque parezca increíble por estos días nadie regatea la calidad de la panela y la están pagando a un buen precio. De manera que la pandemia que a tantos perjudica, me ha favorecido”.
Afirma que por estos días de encierro preventivo obligatorio se ha sentido un poco envolatado, pero sigue laborando y está contento porque: “Aunque ese virus perjudica a mucha gente, el buen precio de la arroba de panela a 35 mil pesos me ha favorecido y por eso he trabajado duro, porque ahora sí por fin estamos recibiendo un jornal digno por este trabajo que es tan duro”. Por eso afirma que el precio debería estabilizarse en 60 mil pesos o 70 mil pesos la paca de dos arrobas y que no vuelva a caer cuando pase esta situación.
Don Eusebio tiene un permiso especial de la Alcaldía para movilizar su panela en un viaje de media hora en carro desde la finca hasta el pueblo, porque se trata de un producto de primera necesidad.
“Nosotros los campesinos que producimos la comida somos tan vitales como el preciado líquido del agua, porque surtimos los pueblos y ciudades para que la gente se alimente bien”, agrega.
Una parte de lo que produce semanalmente lo vende y entrega a domicilio, otra la comercializa en un puesto que tiene en el parque del pueblo y el resto se la compra un supermercado para la venta al público.
“Con esta pandemia estamos entrando en un cambio y en una transformación grande. Esto no va a quedar lo mismo. Para superar esto nos tenemos que ayudar entre todos. No busquemos en otros la culpa de nuestro problema. Si nos colaboramos y somos solidarios saldremos adelante de esta pandemia tan horrible”, indica dijo don Eusebio.
Conservan su labor y libertad
Foto | Luis Fernando Rodríguez | LA PATRIA
Marino Murillo Otálvaro es un hombre que vive feliz entre los cafetales de la vereda La Divisa, a unos 25 minutos del casco urbano de Salamina.
Allí habitan 58 familias, quienes en su gran mayoría se dedican al cultivo del café. También siembran caña, plátano, banano, yuca, verduras y cítricos que venden en el pueblo.
Tienen acueducto propio, colegio agropecuario, buenas vías y transporte y una escuela a diez minutos de la sede principal. “Me siento orgulloso de ser campesino y de nuestro producto insignia, el café. El que en este momento, por sus buenos precios, nos ha permitido mejorar nuestra economía”, dijo Murillo Otalvaro.
Asegura que, a diferencia de las personas que viven en el pueblo, respiran aire puro y tienen libertad. Al igual que a muchos otros en el mundo les preocupa la covid-19. Por eso, según él, cuando van cada miércoles a hacer mercado al pueblo acatan los protocolos de seguridad e higiene y evitan las aglomeraciones. “Si a la vereda llegaran personas de lugares donde hay contagios, de inmediato avisaremos a las autoridades. Porque ante todo debe primar la salud y la vida”, indica el campesino.
Hace un llamado a que se les valore y cuide. “Qué haría el país y el mundo si los campesinos se acaban o no trabajan. No habría comida para los pueblos y ciudades”. Solicita al Gobierno nacional que se enfoque más en el campo porque allí el número de familias es grande y trabajan para sobrevivir.
* Óscar Yhonny Restrepo, Jorge Iván Castaño, Leonidas Guerrero, Fernando Gómez, Rubén Darío López y Luis Fernando Rodríguez.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015