MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | Manizales
Muchos andan paniquiados por cuenta del coronavirus, pero otros están felices en cuarentena. Ellos son los juanetes, los pies, las piernas, el cuello, el bigote, la barba, el pelo.
Satisfechos, cuentan hoy 26 días de libertad, desde que el presidente, Iván Duque, les ordenó a sus dueños en Colombia quedarse en la casa para evitar ser contagiados con el virus.
Los que por estos días gozan como niños chiquitos con juguete nuevo pusieron la queja porque en épocas de calle y de trabajo sus amos los meten en apretados zapatos, en calorosas medias, en pantalones largos, en camisas incómodas o con corbatas anudadas. Los pelos, por su parte, confesaron que armaron sindicato y desde la cara y de la cabeza gritan: ¡que viva la cuarentena!; pudieron salir tal y como son, para donde quieren y del color que en realidad tienen.
En el día cero todos se acogieron al Plan Comodidad, que consiste en fuera pena, sacar la ropa más vieja porque nadie diferente a la familia lo va a ver, de peinado poco y convencer a su dueño de que es lo mejor para pasar estos duros días. Que lo bacano es andar en chancletas; usar bermudas, camisetas, sacos anchos, y que la máquina de afeitar la deben dejar guardada hasta nueva orden.
Algunos amos de los rebelados se atrevieron a contar sus experiencias, todos son diputados de la Asamblea de Caldas, y pareciera que ya no son los mismos.
Fuera barba
Foto | Cortesía Jorge Hernán Aguirre
Al liberal Jorge Hernán Aguirre le tocó innovar peinado. “No he podido ir a motilarme. Le propuse a mi esposa, Gloria Clemencia, que si me calveaba y me dijo que no”.
Como buen liberal en Caldas mantuvo una espesa barba y bigote hasta el 25 de marzo, cuando empezó la cuarentena, pero siguió la recomendación del personal de salud, de que en el vello se impregnan gotas de saliva, y se los afeitó. Dice que lo mismo hicieron otros copartidarios, como el exalcalde de Manizales José Octavio Cardona.
Aguirre también le hizo caso a sus juanetes, que ahora no sienten presión porque reposan sobre chanclas. También aprovechó para usar sudadera o pantaloneta y vio con buenos ojos lo que sus muñecas le sugirieron para prevenir el coronavirus con respecto al uso de metales: fuera reloj y fuera manillas. “Me las quité todas”.
Moticas, su perro, se amangualó con los rebeldes y lo agenda todos los días para que le lave el patio donde hace sus necesidades fisiológicas. Aguirre revela que se pone unos guantes de caucho amarillo, unas chanclas de plástico (para que no le vayan a hacer cacerolazo sus poderosos juanetes) y agarra balde y detergentes para asear el patio.
También ayuda por estos días a organizar baños, barrer, trapear, y como madruga a dictar clases virtuales a sus alumnos de Derecho de la Universidad de Manizales, prepara el desayuno para la familia.
Este abogado con dos especializaciones, vicepresidente del Partido Liberal en Caldas, nunca pensó que le fuera a tocar hacer todo este oficio. “Pensé que en esta cuarentena iba a poder ver las series que quería, y no me ha quedado tiempo; tampoco para organizar mi biblioteca”. Hasta sus brazos se tomaron libertades. Por fotos que compartió por Whatsapp muestra la quemadura que se hizo volteando una arepa mientras la asaba.
Por un reto
Foto | Cortesía Juan Sebastián Gómez
El presidente de la Asamblea de Caldas, Juan Sebastián Gómez, no sabe que algunos diputados le están diciendo a su nueva barba y bigote 'bozo de lulo', porque de pelito, nada. De esta broma, el nuevo look de Gómez se defiende. Cuenta orgulloso que nació de un reto en casa. Juliana, la esposa de Gómez, le dijo que si era capaz de hacerse crecer el bigote en esta cuarentena, él acepto y ahora políticos dicen que siendo del Partido de la U se está pareciendo a la moda barbada de los liberales.
“No esperaba que la cuarentena se alargara, y cada día me veo más chistoso. El reto fue para ponerle un tono divertido al encierro”.
Nuevos bozo y barba de Gómez andan haciendo gestiones con la negra y larga melena del diputado para que lo convenzan de dejarlos vivos, y no pasen por las dos afeitadas diarias que él dice tener que hacerse en algunos días. “Creo que ya tengo bastantes pelos en mi cabeza como para cargar más. Me he sentido extraño”. Así no piensa Lucrecia, la perrita de esta familia, que sigue al pie de su amo, obediente y juiciosa.
Vestido a medias
Foto | Cortesía Camilo Gaviria
Como en un amor a primera vista, la ya espesa barba del diputado Camilo Gaviria recuerda que la dejaron salir, primero por unos unos días, pero con el anuncio de que la iban a afeitar en algún momento. “Fueron pasando los días y nunca me afeitaron. Creo que sigo creciendo para quedarme”.
El excandidato a la Gobernación de Caldas le contesta que está contento con ella, porque le han dicho que así se parece mucho a su padre, el exgobernador Fortunato Gaviria (ya fallecido). “Lo hice como un gesto de que las cosas están cambiando. Nunca me había dejado la barba”.
Sus piernas le interrumpen para contar un chisme que desde abajo se pillaron. Gaviria, que también es empresario, debe atender videoconferencias con clientes y con ejecutivos ante la imposibilidad de hacerlo en oficinas.
Cuando esto ocurre, hablan atropelladamente las piernas, el diputado usa una camisa formal blanca, semejando que está vestido para la reunión, pero abajo, y para satisfacción -de ellas, las piernas- lleva puesto bermudas o pantaloneta, y los pies gozan en chanclas. Terminada la videoconferencia, sale la camisa y entra la camiseta.
“Que viva la cuarentena”, repiten en coro juanetes, pies, piernas, bigotes, barbas y pelos.
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