LA PATRIA | MANIZALES
Sus riquezas naturales y su ubicación geoestratética han hecho del Eje Cafetero un sitio de interés para los colonos desde el siglo XIX. Por eso, las disputas por el uso, acceso y propiedad de la tierra han dinamizado el conflicto armado y social en estos territorios.
En Quindío, la Violencia trajo procesos de despojo y de violencia generalizada. Los conflictos en Caldas y Risaralda se relacionan con las enormes adjudicaciones de tierra que se hicieron a familias de élite, gobernantes y latifundistas, quienes convirtieron a los colonos-campesinos en arrendatarios, aparceros, invasores, productores sin tierra.
En 1927 una élite comenzó a controlar la comercialización de café tras crear la Federación Nacional de Cafeteros. El inconformismo de las clases campesinas y obreras creció para alimentar la expansión de la violencia bipartidista, especialmente en el Quindío, donde aparecen las primeras guerrillas.
Esta violencia la aprovecharon algunos terratenientes para extender sus dominios y generar despojos de tierras en resguardos indígenas en el occidente de Risaralda y Caldas.
Después de 1989 el Eje Cafetero enfrentó una fuerte crisis por el fin del Pacto Internacional del Café. Vino una nueva ola de desplazamiento y cambios en las actividades económicas.
El cultivo de pino se convertiría en los 90 en un destacado renglón productivo de la zona de ladera en Caldas. Las adquisiciones de predios para expandir el cultivo de madera las señalan campesinos como parte de las estrategias de despojo y desalojo.
Los terremotos de 1995 y 1999, que afectaron a Quindío y Risaralda, abrieron paso a la inversión de capitales nacionales y extranjeros en desarrollo de infraestructura comercial, de vivienda y turístico. Así se dio la entrada de capitales provenientes del narcotráfico a través del lavado de activos, testaferratos y carteles criminales ligados a la construcción.
Responsables
Según las bases de datos de la Unidad de Restitución de Tierras (2020), entre los responsables de abandono y despojo de tierras en el Eje Cafetero se encuentran las Farc, el Epl, las Autodefensas del Magdalena Medio, el Eln, el Ejército, Auc y narcotraficantes.
Muchos abandonos forzados de tierras se dieron por enfrentamientos entre grupos guerrilleros y paramilitares o entre grupos guerrilleros y fuerza pública.
De acuerdo con organizaciones de víctimas, los paramilitares fueron responsables de despojos y desplazamientos ligados a megaproyectos hidroeléctricos, de minería de oro y agroindustriales, que afectaron municipios como Quinchía (Risaralda), Marmato (Caldas) y Génova, Pijao y Salento (Quindío). La CEV territorial Eje Cafetero ha revisado los procesos de descampesinización por despojo ligados a la implementación de megaproyectos, estos son:
- Magdalena y oriente caldense: asociados a hidroeléctricas.
- Quinchía (Risaralda) y Marmato: asociados a minería de Oro.
- Génova, Pijao, Salento(Quindío): casos recientes asociadas a cultivos agroindustriales.
Dato
856 víctimas de despojo y 203.506 víctimas de desplazamiento forzado se presentaron en el Eje Cafetero entre 1985 y 2020, según el Registro Único de Víctimas.
La Unidad de Restitución de Tierras ha recibido 2.986 solicitudes de restitución. Cursan cuatro demandas por restitución de derechos territoriales de las comunidades indígenas de La Albania, Cañamomo, Lomaprieta y San Lorenzo (San José, Riosucio y Supía, Caldas), Gitó Dokabú (Pueblo Rico, Risaralda).
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