Jorge Iván Castaño
Neira|LA PATRIA
Doña Inés Gómez Salcedo viajó en el cable aéreo que recorrió la ruta Manizales-Neira-Aranzazu. Contaba que para montarse en este aparato lo pensó mucho, pues había escuchado cosas terribles del cable, pero tenía dos opciones: una, emprender el viaje por tierra tomando una vía que obligaba a conseguir unos caballos para ella y sus acompañantes y trasmontar la cordillera por caminos pedregosos; y dos, montarse en el cable aéreo.
Se decidió por el último. Una vieja revista, titulada Adelante, recoge su testimonio. Cuenta que al llegar a la estación contempló ruedas, poleas, unas jaulas coloradas con rejas, que parecían prisiones; otras verde oscuro, más cómodas, pero todas suspendidas de unos ganchos que daban la sensación de que en breve se desprenderían y caerían al abismo.
"Temblando, subimos a esas jaulas y las bendiciones sobraron, yo creo que todos pensábamos no salir con vida de semejante expedición. Sin darnos cuenta nos empujó el carguero y salimos al vacío. ¡Virgen del Perpetuo Socorro!, en qué me metí, dije. En el recorrido nadie se atrevía a moverse y ni siquiera se hablaba, era tremendo el frío, las alturas. En Neira me bajé, me santigüé y prometí nunca más volver a montar en esos aparatos", concluye en su testimonio.
La construcción
El cable aéreo empezó a funcionar en 1927, cuando se ubicaron cerca de 100 torres en el trayecto. En el archivo de LA PATRIA reposa una entrevista a un extrabajador del cable, José Meza. Al momento de ser entrevistado tenía 90 años de edad. Esto dijo:
"En 1930, cuando apenas se edificaba la primera subestación en Alto Bonito, en el sitio donde está hoy la Escuela de esta vereda, se armaban las torres para extenderlo hasta el río Guacaica. Me monté en una jaula en la torre número ocho, ubicada en Alto Bonito y bajé hasta donde estaba el patrón en el río Guacaica para pedirle trabajo. Era un Ingeniero llamado Mister Hoold, quien de inmediato me contrató. Me inicié armando las torres más altas, ya que en ese sitio estaba el abismo más grande de todo el trayecto”, señaló.
Recordó el entrevistado que cada cable del que colgaban las góndolas tenía un grosor de una pulgada y media, fue traído de Alemania, en rollos de 500 y mil metros.
Agrego que a finales de 1930 llegó el cable hasta la Estación de Neira, en donde hoy se ubica el Hospital San José. Allí, los pobladores esperaban a los turistas que utilizaban este medio de transporte.
“Eran aproximadamente las 11:00 de la mañana cuando llegó la primera góndola con pasajeros seguida por una de carga”, señaló Meza, quien indicó que las vagonetas eran de varios tipos: “Para pasajeros de primera clase se usaron góndolas; en segunda clase eran una especie de canastas con capacidad para cinco personas y las de carga tenían forma de taburete con parrilla, donde cabían cinco bultos".
En esos tiempos el cable contaba con unas 50 vagonetas para pasajeros, y el pasaje Neira-Manizales valía 30 centavos, sostuvo el anciano neirano.
“Poco tiempo pasó para continuar con la construcción del cable hacia Aranzazu. En este segundo trayecto fui ascendido a engrasador y me ganaba un sueldo de un peso. Se empleó un cable que se componía de siete torzales y cada torzal tenía siete hilos. Este era movido con aceite y también con motor eléctrico, lo que permitía mantener el cable a buena temperatura. La segunda subestación fue hecha en Pandeazúcar, vereda de Neira; una tercera estación en Aranzazu y la cuarta en Muelas, vereda de este último municipio”, contó Meza.
Por qué se acabó
Al preguntarle por qué el cable desapareció, Meza dijo: “Más o menos en 1938 empezó a fallar el cable y se pidió nuevo a Alemania; cuando estaba listo para salir de allí estalló la Segunda Guerra Mundial y el cable nunca llegó”.
También dijo que por ese mismo tiempo se inició la construcción de la carretera al norte, cuyo contratista era el mismo Mr. Hoold, quien descuido el cable para dedicarse a la vía.
“El cable siguió desgastándose y funcionó hasta 1940 o algo más”, cuando ocurrió el desastre de la vereda El Cardal de Neira. Allí el cable se reventó y las góndolas se deslizaron dándose unas contra otras hasta caerse los pasajeros al abismo de El Cardal, lugar en el que perdieron la vida cerca de cinco personas. Aquí también murió ese medio de transporte, luego de funcionar más o menos 12 años”, terminó diciendo Meza.
Forma parte de la historia de Neira el haber contado con este medio de transporte aéreo. José Meza era la historia viva del cable aéreo que pasó por el municipio hace 93 años, por lo que fue primer medio de transporte mecanizado que llegó a esta población.
Con su uso, ya en 1929, se dio un golpe a la arriería, que era la forma de comunicarse que tenían las personas en ese época para ir de un pueblo a otro.
El expresidente Mariano Ospina Pérez, primer gerente de la Federación Nacional de Cafeteros visitó a Neira, en el cable aéreo en 1936
El Cable del Norte tenía proyectado en Caldas llegar hasta Aguadas. Solo alcanzó hasta Aranzazu. Antes se había construido el más largo del mundo entre Manizales y Mariquita, que fue principalmente de carga.
Imagen que reposa en el Centro de Historia de Manizales de cómo eran las góndolas.
Estas sillas eran para la carga.
Estación en Neira del cable aéreo del norte.
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