Diciembre; y Navidad

DE LIGIA ECHEVERRI ÁNGEL: 

Diciembre; y Navidad

LA PATRIA | MANIZALES 

Así, como el ingenuo y candoroso esperar de los niños en vísperas de Navidad, confiemos en que con ella vendrán la paz interior, la esperanza en el hombre, la armonía de los seres y el sosiego de los esfuerzos. 

Hay algo más allá de los tradicionales conceptos religiosos, una armonía universal que hace del mes de Diciembre un canto a la vida y un poema al optimismo. Estos últimos días del año, tienen como fondo un arco iris luminoso, nuncio de un cielo que se despeja, de una lluvia que cesa, de un sol que vuelve a encenderse para dorar con sus rayos la campiña y convertir en espejos las aguas remansadas.  

Todo diciembre es como una gran fiesta en la que se conservan los primitivos valores éticos de la Natividad, como una alabanza a la dulce familia de Belén, donde la paz se hizo realidad porque en ella estaba el mismo Dios. 

En las mentes de los niños y en la sangre juvenil, que es torrente y es lava, la alegría navideña es el estribillo de la tradición hogareña, es como el eco de la campana que repica sincera en el corazón, y esos muchachos que espigan creciendo más y más como si buscaran el sol, son los que quieren ser mejores, los que aspiran hacia lo alto, hacia lo bueno, hacia lo puro, porque creen en los sistemas religiosos que hacen de la Navidad la fecha preclara del nacimiento de Jesús. 

La presencia de la Navidad se anota en todos los detalles: es algo maravilloso que no está solo en las almas cristianas, sino en todas partes, en las calles, en las vitrinas vestidas de gala…y en torno a la mesa familiar en la que, como decía el poeta, tantas sillas han quedado vacías! 

Es pues, el día del Nacimiento, el día que todos esperamos con la misma emoción ya que es una pausa en la dura jornada de los días de un año agitado constantemente por la necesidades, la ambición y la codicia. Por eso, no miremos con tristeza el pasado, ni enturbiemos la diáfana claridad de la esperanza con nubes de temor o desconsuelo, miremos dentro de nosotros. Sonríamos a los recuerdos reemplazando la tristeza por el goce de la paz decembrina de estos últimos días de 1962. 

Salamina, Diciembre 20 de 1962.