CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Comenzamos a acostumbrarnos a hablar del proceso de paz con frecuencia. No solo vemos en televisión a los negociadores pronunciando comunicados desde La Habana, sino que lo incluimos, por algún motivo, en un almuerzo, en un viaje en taxi, en el trabajo. Durante la semana que termina a Manizales llegaron, además, personajes de renombre nacional para dar a conocer sus visiones y enriquecer el debate cotidiano.
Primero en la Universidad Nacional y luego en la de Caldas, la gran mayoría de invitados dejó la sensación de que es necesario acompañar la apuesta del Gobierno, pero más interesante aún, fueron más allá y esbozaron los escenarios ideales que se deberían construir una vez se firme un acuerdo, siempre teniendo claro ese lugar común que es necesario entender: que la paz no se logrará con las rúbricas de Santos y Timochenko, sino por medio de un proceso posterior en las entrañas del país, particularmente en las regiones. Alfredo Molano lo describió con precisión: "allá solo se están negociando los fierros".
Hay una conclusión común, y es la necesidad de darles protagonismo a las regiones, aquellas zonas directa y profundamente aquejadas por el conflicto que necesitan de una presencia institucional fuerte para salir avante una vez salgan de allí los grupos armados ilegales, en este caso las Farc, y garantizar así un cese de hostilidades duradero.
LA PATRIA presenta un compendio de las propuestas que algunos invitados lanzaron tanto en diálogo con este diario como frente a los auditorios casi llenos en los que expusieron sus apreciaciones.
Alfredo Molano, sociólogo y periodista
Estuvo recientemente en La Habana. ¿Cómo está el ambiente?
Los veo muy esperanzados. Ambas partes son escépticas, pero están decididas a llegar a un acuerdo.
¿Qué le falta al proceso de paz?
Que Santos salga a la calle a defenderlo y que los foros de participación sean más amplios y la mesa los tenga más en cuenta. La paz es viable, deseable y urgente.
El Gobierno no pretende poner en juego el modelo de desarrollo y las Farc dicen desconocer la justicia nacional. ¿En qué se debe ceder?
El que quiera la paz tiene que ceder en esos dos términos. De todas formas ambas partes ya han cedido en muchas cosas, por lo que creo que hay una perspectiva optimista.
¿Qué propone como mecanismo para refrendar los acuerdos?
La constituyente es la verdadera conclusión de una negociación. Un enfrentamiento menos sangriento, como lo fue con el M-19, terminó con una constituyente. Es legal y es legítimo, ¿por qué no? Puede dar lugar a un mayor control civil sobre el poder militar y a otorgar más garantías para la oposición.
¿Qué beneficio traen las zonas de reserva campesina, que usted ayudó a crear?
Allí se impide la concentración de la tierra. Los desmovilizados de las Farc podrían concentrarse allí para trabajarla. Cumplen una función de garantía, de estar en una zona en la que no estén vulnerables, pues temen que vuelva a ocurrir lo de la Unión Patriótica. Los negociadores de la guerrilla hablan de que allí hay autonomía, más no soberanía. No son republiquetas independientes.
Álvaro Leyva, exconstituyente
¿En qué términos debe darse la participación política?
Hay que hacer enmiendas constitucionales, pero no necesariamente pensando en lo que hace fulano para enriquecer la democracia. También, por ejemplo, pensando en la territorialidad. Hay que buscar cómo se logra una participación desde el reordenamiento territorial. Hay que rediseñar los espacios para darles valor a las regiones, que también participan y son representantivas de una cantidad de conflictos internos distintos al armado.
¿Cómo hay que entender el necesario grado de impunidad que habrá?
Firmar acuerdos sobre participación, tierra y demás, para que el premio sea la cárcel, es muy difícil. No se trata de ver cómo hacemos para meter a fulanito a la cárcel, sino de ver cómo construimos, en un país en donde reina la impunidad, un estado social de derecho con lo que ello implica, que es el orden y la justicia social. Se ha avanzado, pero todo quieto hasta tanto no se sepa cómo se le dará solución jurídica a ese tema.
¿Qué le falta al proceso?
Participación de la gente. Permitir que se conozcan los temas para discutirlos. Lo que allá se firme no será vinculante porque no se pueden firmar cosas a espaldas de la sociedad. Eso hay que debatirlo. Por eso soy amigo de la constituyente.
Jorge Tovar, director Programa desarrollo para la Paz del Magdalena Centro
Hay que hacer un proceso de cara a las regiones, a las víctimas y a los tradicionalmente excluidos. No debería afirmarse que después del acuerdo se implementarán los acuerdos, sino que se construirán, pues esto implica el trabajo con las comunidades, que no son objetos de intervención, sino de construcción. La paz se debe construir desde las regiones. El compromiso debe ser de todos, pues todos hemos sido agentes de violencia.
Marco Romero, director de Codhes
¿Qué reformas hay que emprender?
*Hay que salvar el pasado por medio de verdad, justicia y reparación, pero también construir un futuro y para eso se requiere garantizarles sus derechos por medio de una gran inversión. Propongo la existencia de un capítulo especial para desplazados, para que retornen. El Estado, además, debe garantizar en los territorios la presencia de autoridades civiles, no solo de las militares.
*Si la idea es cambiar plomo por votos, hay que reformar las instituciones electorales para que sean realmente independientes y den garantías. Debe haber un régimen más abierto en cuanto a personerías jurídicas para partidos pequeños. Organismos de control, altas cortes e incluso el Banco de la República deben estar abiertos a visiones de personas muy preparadas que piensen de una forma diferente a quienes ocupan el Gobierno. La mayoría de los territorios debe estar representado en el Congreso.
Fabio López de la Roche, experto en medios de comunicación
¿Qué deben tener en cuenta los medios para contribuir con la paz?
Los periodistas deben saber crear los horizontes de un país en posconflicto. También, ejercer control narrativo sobre declaraciones abusivas referentes a los movimientos sociales, que muchas veces significan la pena de muerte para quienes los integran. No se les puede hacer el juego a los trinos ni a las vallas. La pregunta para ellos es: ¿cómo contribuyen a despolarizar la opinión pública? También hay que superar estrechos marcos ideológicos a la hora de informar. Hay que fortalecer la iniciativa público-estatal en los medios, pues en Colombia es muy precaria. La expresión de ese proceso es Canal Capital, con la recuperación del género de opinión, descuidado por el sector privado porque no le produce utilidades.
Alfredo Sarmiento, exdirector de Regiones de la Unidad Nacional para la Consolidación

Es equivocado pensar que el posconflicto comienza después de que se firme el acuerdo. Muchas personas, de hecho, ya le vienen apostando a la construcción de la paz: empresarios, académicos, programas de desarrollo para la paz... Hay que emular sus prácticas.
La voz disonante
Alfredo Rangel, director del Centro Seguridad y Democracia, de la Universidad del Rosario; columnista y cercano al expresidente Álvaro Uribe Vélez, fue la voz más crítica del proceso de paz que se escuchó en los foros.

Antes que proponer cómo deberían configurarse el escenario institucional colombiano después de un posible acuerdo, apuntó que el proceso no va para ningún lado por de tres causas que considera fundamentales: negociación en medio del conflicto; la subversión no está dispuesta a entregar las armas y el Estado está negociando la agenda nacional de igual a igual con la guerrilla. "Lo ideal es manejar el proceso de paz como política de Estado, y el presidente Santos ha debido hacerlo como lo manejó el gobierno del presidente Uribe, con unas condiciones muy estrictas". Propuso que los guerrilleros, como los paramilitares, paguen al menos entre cinco y ocho años de cárcel, para evitar la impunidad.
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