Jorge Iván Castaño
LA PATRIA | Neira
Alejandro José Gálvez, de 85 años de edad, y Alcides Castrillón, de 86, fueron los primeros en entrar a clase. Este último lo hizo acompañado de su esposa. Al preguntarle a don Alejandro para dónde iba y qué llevaba en su maletín, él orgullosamente respondió: “a estudiar y llevo los cuadernos donde hacemos las tareas. Ya estoy aprendiendo a escribir el nombre y también sé medio leer”. Mientras tanto abre el maletín, saca el cuaderno y muestra su tarea. En esta oportunidad tenía que escribir su nombre y las vocales.
53 adultos mayores de Neira participan en el programa de enseñanza del Gobierno Nacional y del Plan nacional de alfabetización, que comenzó el 19 de marzo y concluye el 28 de noviembre. Además, el programa cuenta con el apoyo de la rectoría del Instituto Neira. Los abuelos estudian cinco horas los martes y los miércoles. Al culminar sus estudios, salen con certificado de grado tres aprobado.
Los alumnos, personas de la tercera edad, no solo aprenden a leer y a escribir, sino también a manejar el computador como una herramienta de aprendizaje. Todo esto gracias al acompañamiento de una facilitadora que los orienta a través de módulos físicos e interactivos en las cuatro áreas del conocimiento: lenguaje, matemáticas, ciencias sociales, y ciencias naturales.
Don Alejandro no sabe que año cursa, pero tiene claro que lo único que quiere es leer y escribir. “Cuando era joven no tuve la oportunidad y ya ve, el estudio nunca es tarde”, sostiene el abuelo de 85 años. Por su parte la timidez de don Alcides no lo dejó pronunciar palabra, pero su mirada expresaba la alegría que sentía por llegar a clase. Con ellos también está un grupo de abuelas que sin importarles la edad, decidió darle ejemplo a la juventud de hoy.
Con ellas
Estas mujeres están llenas de historias porque su vida la dedicaron al cuidado de sus familias, esposos, nietos y hasta bisnietos. Noemí Grajales, de 63 años de edad, cuenta que se casó de14 años, nunca tuvo la oportunidad de estudiar porque vivía lejos del pueblo y solo tuvo tiempo para criar 9 hijos, conocer 23 nietos, disfrutar de 6 bisnietos.
Ella comenta: “solo ahora me decidí a estudiar porque pensé que no me podía morir sin saber leer ni escribir por lo menos mi nombre” .
A está mujer de 63 años la acompaña Regina, de 66; Martha Inés, de 65, María Inés, de 60, y otros 45 abuelos que buscan el conocimiento intelectual. Todos ellos van con sus útiles rumbo a la escuela de de doña Meri, quien es la encargada de enseñarles a los abuelos.
Es así como a la 1:00 de la tarde muy puntuales los martes y miércoles no se escuchan gritos, ni estrujones, ni a los estudiantes corriendo y empujando, tampoco al profesor gritando para que hagan silencio. Aquí hombres y mujeres a la hora señalada ya están en el aula de clase, ellos entran con paso lento, pero seguros cargando sus maletines en donde celosamente guardan sus cartillas, cuadernos, lápices, colores y otros elementos escolares.
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