Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA I Manizales
Por el aeropuerto Charles de Gaulle de París (Francia) pasaron 76 millones 150 mil pasajeros en el 2019. A las 11:00 de la mañana del 24 de septiembre ocurrió un encuentro pequeño, pero vital entre una familia que llegó, en uno de los 498 mil 175 vuelos de ese año, y un desconocido para ellos, a quien hoy llaman: Nuestro ángel en París.
Poco antes el samaneño Jhon López, su esposa y sus dos hijas aterrizaron en un avión de Aeroméxico, procedente de Medellín. Con su equipaje traían a espaldas la cruel carga de pertenecer a los cerca de 70 millones de refugiados del mundo, que reporta la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
A esa hora, el manizaleño Juan David Romero terminaba de recorrer los 25 kilómetros que hay entre la capital de Francia y Roissy, donde opera el aeropuerto. Llegaba a darles la mano, algo que forma parte de su vida, pues ha sido voluntario en campamentos y cineasta de quienes huyen de la guerra, la persecución o el terror.
El contacto fue una abogada, prima de un amigo de Juan David. “Me recomendó esa familia porque sabía de la amenaza que padecían”, comenta. “Era la primera vez que salíamos de Colombia, estábamos angustiados y desorientados”, añade Jhon.
Cada minuto 24 personas del mundo buscan refugio, señala la Acnur. Jhon salió, asegura, por su defensa del medioambiente y su lucha contra la minería ilegal en los ríos Samaná y Hondo, en el oriente de Caldas. “También por denunciar cultivos de coca, como lo ratificó LA PATRIA, que autoridades tratan de esconder”.
Grabados
Juan David tiene 28 años, pasó su infancia en el barrio Malhabar, de Manizales. Estudió hasta cuarto en el LANS y el resto de la primaria la hizo en Estados Unidos. La secundaria la terminó en el Miramar Hight School, en La Florida. “Un colegio con el 98% de minorías, no blancos, pero latinos; asiáticos y negros”.
Jhon nació en El Congal (Samaná), hace 36 años. El 19 de enero del 2002 paramilitares quemaron el caserío. Las 54 familias salieron despavoridas. “Salí el año pasado por constantes amenazas de un grupo para del Magdalena Medio que sigue allí, ellos quemaron la vereda”. Mi familia ha sido desplazada, desde los años 90”.
A la hoja de vida, Juan David agrega: “Estudié Literatura Inglesa y Cine en la Universidad Central de la Florida en Orlando. Me entrené como periodista con pasantías. Trabajé año y medio en Washington D.C. como oficial de comunicaciones y periodista multimedia”.
Jhon es de Samaná, cuyo 93% de su población sufrió el éxodo. “En el 2005 hubo un desplazamiento casi total”, señala. Desde el 2012 había sido testigo del retorno de familias, incluidas las de El Congal, en reconstrucción.
Unidos
Volvamos al aeropuerto Charles de Gaulle, en ese 24 de septiembre. Juan David recogió a los López, que tendrían conexión al día siguiente desde otro aeropuerto parisino con Estocolmo (Suecia), destino final de los cuatro refugiados. “No nos conocíamos, hablamos por teléfono, cuadramos la hora de llegada. Nos recogió y llevó a su apartamento. Nos llevó a la torre Eiffel”, dice Jhon.
Juan David, emocionado, relata: “Soy un inmigrante, sé lo que es estar lejos de la tierra. Lógico, la situación de los refugiados es más complicada al haber salido forzados de su país. No los podía dejar solos. Los llevé a mi casa y al otro día los guié para su conexión con Suecia”.
La relación Juan David y los López quedó sellada. Él los visitó en Estocolmo. Allí colaboró con grabar imágenes para un documental sobre la vida de Jhon y el conflicto colombiano, que prepara el periodista Ricardo Giraldo, de Pensilvania, ganador del premio nacional de Periodismo Semana por un trabajo acerca de El Congal.
Juan David es el director del cortometraje Paraíso inquebrantable, estrenado el 16 de junio en YouTube con subtítulos en inglés, francés, español, árabe, checo e italiano, luego de una gira en festivales de cine con proyecciones en 23 países. Es sobre Ramman Ismail, refugiado sirio que relata su exilio en Francia y la aspiración de ser arquitecto para algún día reconstruir su país.
La vida de Jhon es de película. Basta con mirar su ruta de salida ante las amenazas, cinco ciudades, donde cada noche era una pesadilla, pues sentía que en cualquiera se podrían materializar las intimidaciones. “A su hijo le va a pasar lo mismo que al abuelo (Arturo López, asesinado en octubre de 1992 en El Congal)”, recuerda que le dijeron a su madre unos hombres que llegaron en camionetas al caserío en el 2018.
Juan David Romero, el cineasta manizaleño, sigue su viaje por países capturando historias. En Grecia, donde vivió año y medio, filmó un segundo cortometraje que alista para su estreno. “Es sobre un refugiado de Iraq que es LGBT y bailarín de danza árabe. Lo conocí mientras trabajaba como voluntario en una isla griega”.
Para Jhon una obsesión, a miles de kilómetros de Colombia, es regresar y ayudar a viudas y huérfanos de líderes sociales asesinados. Y darles la mano, como se la dio Juan David, a quienes huyen despavoridos de la violencia colombiana.
Foto I Cortesía Juan David Romero I LA PATRIA
El manizaleño Juan David Romero es un cineasta colombo-americano que apoya y graba a refugiados.
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