Laura Cristina Cardona*
LA PATRIA | Manizales
Cuando a la casa de José Gabino llega la comida que le dan por ser beneficiado del programa Centro Vida, que brinda atención integral en salud, talleres lúdico-deportivos y alimentación, él y su familia revisan qué puede comer o no del menú, que trae sopa, seco y dos refrigerios. Gabino, de 87 años, sufre de diabetes e hipertensión y debe cuidar su dieta para que las enfermedades no cobren su vida.
A veces le echa agua al jugo porque viene dulce, quita las galletas de soda por la sal y come solo una parte de los panes que le dan del refrigerio. “Me mandan galletas de soda, yo no me las como, se las doy a alguien de la casa. Yo lo que veo muy dulce lo dejo quieto. Como del pan blanco que me mandan, pero muy poquito, porque yo sé que ese pan le hace daño a uno. También mandan mantecada. Como muy poquito porque a veces vienen muy dulces”, cuenta José Gabino.
El hombre y su familia se muestran agradecidos por recibir el beneficio del programa: “Esto es una ayuda y uno tiene que vivir agradecido de eso”, dice uno de sus 25 nietos. Sin embargo, acepta que la comida a veces llega tarde y que viene con productos que retiran para no alterar la salud de su abuelo.
El contrato
La Fundación para el Desarrollo Integral del Ser Humano (Fundaintegral) inició el contrato para operar el programa Centro Vida de La Dorada el 18 de junio y, según el mismo documento, va hasta el 30 de noviembre. El contrato en total costó $ 682.080.000; de este rubro, el Municipio debe aportar $ 649.600.000 por la alimentación y otros gastos (ver tabla).
Para iniciar la operación del programa esta fundación de Ibagué contrató personal de La Dorada para ejecutar sus obligaciones: manipuladoras de alimento, enfermeras, operarias de servicios generales, talleristas, psicólogo, trabajador social, entre otros.
El programa Centro Vida está en 6 zonas de La Dorada, cada una con sus propios salones comunitarios con cocina y comedor, los cuales fueron cerrados por la pandemia. La cocina del salón más grande, el del barrio Ferias, fue acondicionado para hacer los alimentos este año, los cuales son llevados a domicilio a las casas de los beneficiados.
Empleados contratados por Fundaintegral están inconformes con el servicio que está prestando. Entre ellos está la voz de una manipuladora de alimentos que trabaja para la fundación, quien prefiere mantener la reserva de su identidad. La fuente señaló a LA PATRIA que algunos de los alimentos no eran adecuados para personas con diabetes e hipertensión. Dice: “Las sopas llevan sal, poca, pero llevan. Los jugos sí llevan azúcar, no mucha, pero sí. Eso se preguntó, que por qué se le echaba azúcar a los jugos de las personas que no deberían llevar, no nos respondieron nada”. Comenta que las manipuladoras propusieron a sus superiores en cocina dar dos jugos diferentes, uno sin azúcar para los diabéticos. No hubo respuesta. “Con este operador se acaba el contrato en noviembre, eso ya quedará así”.
“No es una crítica, yo hablo porque esta es una labor muy bonita que se está haciendo en La Dorada y las personas que vinieron están dañando lo que se ha hecho y por eso hay tantas críticas. Ojalá la persona que llegue haga las cosas bien hechas”, sentencia la manipuladora de alimentos.
Distribución de costos del contrato.
No es el único
Otro favorecido con el programa, cuya familia prefiere que se mantenga la reserva de su identidad, también comenta que la dieta que recibe no es apta para su condición de salud. Sufre de diabetes e hipertensión, las mismas enfermedades que José Gabino Ramírez.
“La nutricionista del servicio social (centro de salud) me manda a que le merme a la comida una cosa y la otra, pero yo le digo ‘¿cómo hago para comer una comida balanceada si el almuerzo me lo mandan de allá (Centro Vida)?’”, comenta el señor.
Respuesta
Lisímaco Andrés Acosta, secretario de Salud de La Dorada, y Gustavo Adolfo Medellín Cáceres, uno de los tres supervisores del contrato, aseguran que Fundaintegral cumple a cabalidad con el contrato. Al preguntarle si este contratista tiene menús hipoglúcidos e hiposódicos, Medellín responde: “Te puedo asegurar que ningún Municipio del departamento de Caldas ni el país debería tener eso, no es una obligación”.
Hay que aclarar que las obligaciones específicas de Fundaintegral y de los empleados que contrató están plasmadas en la propuesta de ejecución que la fundación envió el 19 de mayo a La Dorada. Allí consta que es deber del nutricionista realizar una dieta hipoglúcida, una hiposódica y una normal. Es decir, debe haber un menú con especificaciones para diabéticos y para hipertensos (ver tabla foto).
Además, los Centros Vida son regulados por la Ley 1276, del 2009. El artículo 11 especifica los servicios mínimos que debe ofrecer el programa, el numeral 1 exige: “Alimentación que asegure la ingesta necesaria, a nivel proteico-calórico y de micronutrientes que garanticen buenas condiciones de salud para el adulto mayor, de acuerdo con los menús que de manera especial para los requerimientos de esta población elaboren los profesionales de la nutrición”.
Una fuente consultada por LA PATRIA afirma que, según la información clínica que los beneficiados entregaron a Fundaintegral, son cerca de 25 las personas con diabetes y 100 los hipertensos. Estas personas podrían comer tranquilamente todo lo que les envía el operador de los Centros Vida, Fundaintegral, si esta obligación se cumpliera a cabalidad. Pero, como comenta José Gabino, esto no es así.
Gustavo Medellín y Lisímaco Andrés Acosta afirman que la fundación optó por una dieta generalizada baja en sodio y azúcar para todos. Frente a los refrigerios como tortas, mantecadas, panes agridulces y galletas saladas, Gustavo Medellín, supervisor del contrato, respondió: “¿La torta puedes demostrar que lleva azúcar? La torta que se elabora allá, que no es industrial, que tú estás viendo, se hace sin azúcar”.
Según la manipuladora de alimentos en la cocina solo se elabora el almuerzo y algunos líquidos del refrigerio, como limonada y chocolate. Los panes, galletas y demás productos para el refrigerio se compran a un proveedor, contrario a lo que afirma el supervisor. Además, a veces dan yogures de marca Celema, los cuales se elaboran de forma industrial, como se ve en fotos del menú que la misma Alcaldía reporta.
Medellín continuó: “Y en cuanto al tema de la galleta de soda, pues, yo no puedo creer que una galleta de soda tenga alto valor calórico en sodio para que el abuelo no pueda consumirla. No creo que sea un delito que un operador entregue una galleta de soda para un abuelo. Además, el nutricionista la está avalando. Eso no va a atentar con la salud del abuelo. ¡Una galleta!”.
Dieta y diabetes
Joaquín Armenta, presidente de la Federación Diabetológica Colombiana, afirma que los cuidados más importantes en personas diabéticas e hipertensas es la dieta:
“Los pacientes hipertensos y, especialmente, los pacientes diabéticos deben consumir un plan de alimentación que se corresponda a sus patologías y necesidades individuales. Y debemos decir con mucha claridad, que la alimentación es la parte más importante del tratamiento”, explicó a LA PATRIA.
Mal cuidada la diabetes puede generar problemas renales y puede conducir a males cardiacos o cerebrovasculares. La hipertensión también puede provocar infartos y demás complicaciones cardiacas. De acuerdo con el DANE, esta es la principal causa de muerte del país, tendencia desde hace cerca de 15 años.
Se le preguntó al supervisor si más allá de su creencia podían afirmar si galletas y tortas podían estar en una dieta para una persona hipertensa. Respondió que el menú estaba garantizado por una nutricionista.
Sin nutricionista
La minuta es la que determina los alimentos con un gramaje específico. Según el secretario de Salud: “Garantizamos la minuta con una nutricionista, ella ya garantizó la valoración de cada uno de los abuelitos que fueron caracterizados, que cada uno tuviera una valoración inicial, la nutricionista nos arma la minuta durante todo el mes de acuerdo con esa ficha de caracterización”.
En contraposición a este argumento, una persona asegura que la minuta no fue realizada por un nutricionista. Esta trabajadora del área de la cocina contratada por Fundaintegral, quien teme hacer público su nombre, dice que no conoció a la nutricionista en junio ni julio y la minuta la debieron elaborar otros empleados: “Se elaboró la minuta y se le envió a la fundación”. Es decir que no hubo un nutricionista que garantizara la minuta y caracterizara a la población.
Otros empleados también dicen que no conocieron a una nutricionista sino hasta agosto, y que en este mes la profesional se presentó muy poco. LA PATRIA conoció que en junio y julio hubo una ingeniera de alimentos vinculada a la fundación, no un nutricionista como aseguraron el supervisor y el secretario de Salud a LA PATRIA. El contrato afirma que este profesional (ingeniero de alimentos) es equiparable al nutricionista en sus funciones.
En agosto, solo en este mes, estuvo vinculada la nutricionista Mairena Luz Rodríguez Durán, de Ibagué. Ella menciona: “Hasta donde sé no había nutricionista antes”. Cuando llegó ya había una minuta y no se había hecho la caracterización de los usuarios, por eso no sabía quiénes eran las personas diabéticas e hipertensas. Ella inició con estas visitas, y afirmó: “No terminé porque el tiempo que estuve no me dio”.
Sin embargo, acepta que sabía que había personas con estas características especiales, “lo que tenía entendido es que sí había pacientes con diabetes e hipertensión, obvio, en la edad esas son enfermedades que estamos viendo como básicas”. Mairena Rodríguez se abstuvo de ir presencialmente al trabajo porque se enfermó, por eso decidió renunciar.
Aunque la nutricionista no hizo la caracterización, cabe precisar que los beneficiados entregaron fotocopia de sus historias clínicas y las enfermeras sí hicieron un seguimiento individual a los beneficiados. Es decir, era posible saber quiénes eran las personas enfermas.
Fotos | Pantallazo del contrato de Fundaintegral | LA PATRIA
Deberes del nutricionista con el Centro Vida de La Dorada.
Poca comida
Cristian Andrés Ramírez, ciudadano de La Dorada, publicó el 31 de julio en Facebook (ver imagen) la foto del almuerzo de un beneficiado del programa Centro Vida. Ramírez pidió a los encargados que mejoraran el servicio al denotar la poca cantidad de comida que estaban recibiendo los adultos mayores.
El abuelo con reserva de nombre comenta que al principio la comida era muy escasa, las sopas muy aguadas, el arroz parecía crudo y la proteína era poca. Asegura que las personas beneficiadas que conoce no notaban el problema: “Ellos dicen que tienen tanta hambre que no saben ni lo que se comen”.
Sobre la queja de los abuelos una enfermera de La Dorada, contratada por la fundación, afirma: “Los más agradecidos son los abuelitos, si ellos critican, créanles, porque es por algo”.
Otro reparo que tiene el abuelo es sobre los tiempos de entrega. Familiares indican que esperan desde las 11:00 a.m. el almuerzo. A veces les llega a las 2 o 3 p.m. En la vereda Guarinocito, donde hay 35 beneficiados, los adultos deben hacer fila en el parque para recibir la comida (ver foto).
Una persona cercana a la repartición explica que a veces por los tiempos de entrega la comida se vinagra. Cabe recordar que La Dorada está a 173 metros sobre el nivel del mar, linda con el río Magdalena y su temperatura oscila entre 28° C y 34° C.
La manipuladora de alimentos reconoce que al principio los operadores (Fundaintegral) les daban poca cantidad de comida para que ellas cocinaran los alimentos. Después de que hubo críticas en redes sociales, dice, la fundación empezó a mandar más comida y mejoraron el servicio: “Antes se echaban 20 libras de papa para una sopa de alrededor de 50 litros, ya se echan 100 libras de papa. Antes compraban el pollo muy medido, ahora dan presas más grandes, y se hace más variedad de comida”.
Gustavo Medellín y Lisímaco Andrés Acosta explicaron que, para evitar críticas sobre la calidad de los alimentos entregados, la administración decidió publicar cada día la comida que entregaban a los beneficiados en este portal web desde el 3 de agosto: https://cutt.ly/ddIMaIl . Allí aparecen entre 80 y 100 fotos de los 300 beneficiados con sus almuerzos. La fundación no respondió a las cuestiones hechas por LA PATRIA sobre este aspecto.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Adultos mayores hacen fila en Guarinocito para recibir su alimento.
Gobernación
A la queja en redes le prestó atención el concejal Juan Camilo Aldana, del Partido Liberal y oposición al actual gobierno. Cuenta que el 25 de agosto el secretario de Integración y Desarrollo Social del departamento, Jorge Alberto Tovar, estuvo en el Concejo de La Dorada:
“Lo más importante era hablar de los implementos que ellos han otorgado al Municipio (…) y otro de los temas que traté fue este contrato para los adultos mayores dentro de los Centros Vida. (…), él se comprometió a revisar el contrato y a verificar si se está cumpliendo el convenio”, dijo Aldana.
Tovar respondió a LA PATRIA que de este contrato no hay denuncia o queja oficial. Conoce los comentarios por la calidad y tiempos de entrega. Aclara que la Gobernación no opera los Centros Vida y que la contratación y vigilancia están a cargo de cada Municipio.
“Yo ofrecí, porque no era de mi competencia, que una persona de la oficina hiciera una visita y encontramos que la comida cumplía con el componente nutricional estipulado y no hallamos irregularidades”, explica el secretario de Integración y Desarrollo Social. Complementa que mientras no haya denuncia o queja formal no puede hacer nada más.
Cuidar de ellos
Los trabajadores contratados por Fundaintegral, quienes son de La Dorada, hablan con amor de esta población, insisten en que el programa no es solo para dar comida al adulto mayor o hacer una visita técnica, el valor de los Centros Vida está en atender, escuchar, conversar, respetar y cuidar a los abuelos.
Hace un mes José Gabino fue al médico. Su azúcar ha bajado, cuenta, pero el médico le dice que todavía no tiene los niveles deseados de glucosa en sangre. Debe cuidarse más. En su caso, su familia está pendiente de lo que come, sale a caminar con él con tapabocas y está pendiente de sus síntomas. “Nosotros acá lo mantenemos bien cuidado”, explicó su nieto.
Pero él es solo uno de los cerca de 25 diabéticos y 100 hipertensos beneficiados. ¿Qué pasa con los demás?, ¿tienen a alguien que quite del menú los alimentos que pueden dañarlos? Estos son 300 abuelos pertenecientes al Sisben I y II. Según personas contratadas por Fundaintegral en La Dorada y quienes tienen contacto directo con los beneficiados, los abuelos se encuentran en profundas condiciones de pobreza, problemas físicos y muchos están en soledad. Es decir, no todos tienen alguien que los cuide. Si las condiciones alimenticias que denuncian los empleados son ciertas, estar en este programa siendo un enfermo de diabetes o hipertensión, en lugar de un beneficio es un riesgo.
Foto | Alcaldía de La Dorada | LA PATRIA
Menú con yogurt, pan y torta comprados a proveedores por Fundaintegral.
No hablan
LA PATRIA intentó comunicarse con Fundaintegral al número que aparece en el contrato, el cual, según varias fuentes, es el número de la representante legal, Clara Jimena Charry Ortiz. El 23 de septiembre una mujer, quien dijo no ser Charry Ortiz, pidió las preguntas por escrito. Ese mismo día fueron enviadas. Desde el 28 de septiembre no volvieron a responder llamadas ni mensajes de WhatsApp. El 1.° de octubre se les envió un mensaje al correo electrónico fundaintegral@outlook.com, el que tampoco respondieron. Estos datos de contacto son los que aparecen en el contrato con La Dorada.
No están
LA PATRIA buscó a Fundaintegral en la dirección que aparece en el contrato con el Municipio de La Dorada. Es en Ibagué, C. C. Arkacentro local E-1 B30B P3. Este lugar, según se puede verificar en esta fotografía tomada el 16 de octubre, está vacío. Una celadora y una asesora telefónica del centro comercial confirman que la fundación no está ubicada en ningún otro local del centro comercial.
Turisfront es la empresa que estuvo ubicada en el local, incluso, todavía se ve en la foto su publicidad. Un representante de la empresa de turismo, a través de su página de Facebook, aseguró que estuvieron en el local hasta que inició la pandemia. Nunca compartieron local con Fundaintegral ni lo conocen. Según personas de locales cercanos desde que Turisfront se fue el local ha permanecido vacío.
Si es así, entonces ¿en qué momento la fundación estuvo ubicada en esa dirección? ¿Nunca estuvo allí? ¿Mintió en el contrato sobre su dirección?
Foto | LA PATRIA
Local en Arkacentro, Ibagué, donde Fundaintegral tiene su sede según el contrato con La Dorada.
Experiencia
Fundaintegral entregó a La Dorada dos cartas que certifican su experiencia en contratos relacionados con la atención a adultos mayores. Uno es un por $ 128 millones realizado en el 2012 con el Municipio de Alvarado para la atención del adulto mayor. El otro, por $ 200 millones con el Municipio de Anzoátegui en el 2013 con el mismo objetivo. Estos contratos no aparecen en el Secop, portal donde las entidades públicas deben anexar su contratación. La búsqueda se hizo el 24 de noviembre.
En comunicación con Anzoátegui, la secretaria General y de Proyecto, Kelly Velásquez Silva, respondió: “Me permito informar que en la administración municipal no reposa registro del contrato que refiere en su petición en el año 2013 ni a nombre de la fundación para el desarrollo integral, ni de la representante legal, por lo cual no es posible brindar información al respecto”.
En el Secop, portal en el que las entidades estatales deben publicar sus contratos, tampoco figuran los negocios efectuados en los respectivos Municipios en esos años. Se buscó si la fundación había hecho contratos con otros Municipios del país. En la base de datos solo aparece el contrato con La Dorada. El NIT de la fundación, su nombre y el número de cédula de su representante legal no tienen más registros en el Secop I y el Secop Integrado, datos consultados el 24 de noviembre.
Nómina atrasada
Un trabajador de Fundaintegral en La Dorada expresa que los pagos se hacen de forma atrasada. “Ellos (la fundación) le echan la culpa a la Alcaldía y la Alcaldía dice que es responsabilidad de ellos, lo único que sé es que nos llega tarde el salario”.
Las facturas de egreso del Centro Vida comprueban que lo de agosto se pagó el 25 de septiembre, cerca de 20 días de atraso. Gustavo Adolfo Medellín, supervisor del contrato, asegura que estos atrasos son normales porque dependen del giro mensual de las Alcaldías: “Dígame un solo contrato de Centro de Vida que no se atrase en los pagos”.
Otra persona comenta que no está de acuerdo con esa respuesta: “La fundación tiene que asegurar un músculo financiero para pagarnos. Nosotros no tenemos nada que ver con la Alcaldía”.
Uno de los empleados afirmó que el 20 de noviembre no había recibido su pago de octubre: “Ya como que nos acostumbramos a que nos paguen un mes atrasado, el contrato termina el 30 de noviembre”. El empleado recuerda que en junio la representante legal, Clara Jimena Charry, y su equipo de trabajo fueron a La Dorada para llevar los contratos de los trabajadores e iniciar la ejecución del programa.
En adelante la comunicación para la entrega de soportes del trabajo de los empleados se hizo con el coordinador, Luis Fernando Marín, quien también es de La Dorada y es empleado de Fundaintegral. Trabajadores comentan que la persona de la fundación que permanece pendiente de la operación de los Centro Vida de La Dorada es un hombre llamado John, quien viaja semanalmente al Municipio desde Ibagué.
Este hombre dijo a LA PATRIA que él colaboraba en algunos proyectos con la fundación, pero que no tenía una vinculación directa. Prefirió mantener reserva frente al accionar de Fundaintegral en La Dorada, aduciendo que la Alcaldía era la llamada a responder.
Otros gastos
Este año, por la pandemia, los trabajadores que hacen parte del programa como enfermeras, nutricionista, educador físico, talleristas, psicóloga y trabajadora social debieron ir a las casas de los 300 beneficiados.
Las enfermeras, por ejemplo, se encargan de la repartición de las comidas casa por casa: “Se hace en tres carros y en una moto de una de las enfermeras. La moto lleva 40 almuerzos y cada carro 75”, indica la trabajadora. Son 265 comidas, los otros 35 son del corregimiento de Buenavista, situado a 1 hora y 30 minutos de La Dorada.
Según aclaró una trabajadora, se hacen allá debido a lo distanciados que están de la cocina principal en el barrio Ferias, de La Dorada.
En la visita casa por casa los empleados tienen costos adicionales, sobre todo, cuando deben ir a visitar a los 70 usuarios de las veredas, 35 en Buenavista y 35 en Guarinocito. “La papelería de los informes mensuales de las visitas, los pasajes y alimentos corre por cuenta de nosotros. Lo ideal sería que nos brindaran apoyo, sobre todo cuando salimos del Municipio”.
Sin embargo, los gastos de papelería deberían ser aportados por la fundación, según la información de la propuesta que ellos hicieron. En las cifras aparece el concepto de papelería y de “evidencias de cumplimiento” (ver foto). ¿Por qué los gastos corren por cuenta de los trabajadores? Esta solo es una de las preguntas que quedan en el aire a la vista del silencio de la fundación ibaguereña.
Fotos | Pantallazo del contrato de Fundaintegral | LA PATRIA
Distribución del dinero que debe aportar la Fundación.
*Esta investigación es resultado de la convocatoria Becas Consejo de Redacción 2020.
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