Julián García
LA PATRIA | CHINCHINÁ
“Quién dijo miedo”, expresa entre dientes José Javier Echeverry, adulto mayor que maneja un popular llevo-llevo en la Galería de Chinchiná.
Tiene 70 años y sale todos los días a rebuscarse el dinero para conseguir comida. Transporta, en su carreta de balineras, cajas, mercados y cuanta encomienda le resulta. “Me lavo bien las manos y no le paro muchas bolas al asunto”, dice.
En enero cumplió 23 años como llevero. Sus amigos le piden que se quede en la casa, como lo han dicho las autoridades a los mayores de 60 años de edad para evitar un contagio, pero no les hace caso y sigue como si nada. “Los acarreos mermaron mucho, al día solo me hago $2 mil”, cuenta.
La rutina en el sector de la Galería ha ido mermando con las restricciones de movilidad y la orden de quedarse en casa. El sábado hubo poca afluencia de campesinos, y los que salieron para abastecerse usaron tapabocas y corrieron de un lado a otro tratando de agilizar sus diligencias.
Una tanqueta y uniformados del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) vigilaron de cerca a los ciudadanos.
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