CARLOS HERNÁNDEZ
LA PATRIA | MANIZALES
La mejor muestra de que Caldas hace parte integral del auge minero que vive Colombia es que empresas que no son de la región, algunas ni siquiera del país, controlan más de la mitad de sus títulos.
Las cifras del gráfico de la página siguiente así lo ilustran, aunque más allá de los números, que por sí solos son muy elocuentes, vale la pena preguntarse qué implica esto para el departamento, teniendo en cuenta, además, las expectativas por la carrera de la locomotora minera. ¿Significa más recursos?, ¿más empleo?
Bernardo Arango, jefe de la Delegación Minera del departamento, responde que hace 10 años una concentración de los títulos en Caldas en pocas manos hubiera sido poco común, pero que el elevado precio del oro en mercados internacionales, sumado a la necesidad de materias primas de los grandes países, han hecho de América Latina un foco de inversión para extraer minerales. Por eso, más allá del marcado y tradicionalmente conocido interés por el oro de Marmato, ahora también compañías de capital extranjero han puesto sus ojos sobre todo en el norte y oriente de Caldas.
Los títulos más antiguos de seis de las siete empresas que LA PATRIA identificó como las mayores poseedoras datan del 2007, hace tan solo seis años, lo que da una idea del fenómeno. Solo Gran Colombia Gold, cuyo principal asiento está en Marmato, posee títulos más antiguos, no porque los haya adquirido desde hace muchos años, sino porque los primeros poseedores de estos fueron, en su mayoría, mineros comunes que vendieron luego a las empresas que adquirió Medoro Resources en el 2009, compañía que luego pasó a ser la actual Gran Colombia Gold.
La abogada Lina María Cárdenas, experta en derecho minero, explica que cuando las grandes empresas llegan a un territorio se supone que desarrollarán proyectos serios, "pero en Caldas, hasta ahora, proyectos desarrollados como tal, no hay".
Pone a Marmato como un ejemplo tristemente célebre debido a que anteriores compañías extranjeras generaron expectativas que incumplieron, y a que la actual, Gran Colombia Gold, se ha tomado al menos cuatro años definiendo lo que hará. Esta empresa ha aplazado frecuentemente la presentación del estudio a partir del cual definirá cómo explotará el oro en ese municipio. La justificación, se lee en sus informes, radica en que hallazgos nuevos obligan a sus técnicos a explorar más el territorio para definir con exactitud cuánta riqueza aurífera pueden esperar. El plazo más reciente que dieron es mediados de este año, es decir, en próximos días o semanas.
Hay experiencias de otra clase, como la que viven los habitantes de Berlín (Samaná) con Gaia Energy, que explora ese territorio para determinar si explota Uranio. En un informe que LA PATRIA publicó en septiembre del 2012 algunos vecinos coincidieron en manifestar inquietud por lo que esto pueda significar para el medio ambiente. Las autoridades locales, sin embargo, se muestran confiadas en el buen trabajo de la empresa. El hecho es que aún no hay nada fijo.
Y en Pensilvania, para citar otro caso, la Anglogold Ashanti también hizo exploración y creó empleos temporales, pero en el 2010 la comunidad del corregimiento de Arboleda quedó en la incertidumbre porque una vez la compañía sacó sus muestras y empleó a medio centenar de habitantes, poca actividad ha vuelto a mostrar. Los informes oficiales de la sudafricana indican que ese territorio hace parte de los que mantiene en exploración, así que por ahora no lo incluye dentro de los proyectos clave.
Claro, las apuestas de estas compañías son grandes y por eso se toman su tiempo en estudios previos, pero eso trae implicaciones que van más allá de las expectativas crecientes de las comunidades. Por ejemplo, nadie puede entrar a hacer minería dentro del área de esos títulos mientras estén vigentes, muy a pesar de que así abarquen una superficie enorme (hay algunos de 9 mil hectáreas) el territorio que realmente necesiten las empresas sea mucho menor. Buena parte del conflicto en Marmato es por esto, pues los mineros, buscando sustento, se han metido a las minas que la multinacional compró.
Parece que Caldas tampoco podrá aprovechar al máximo los ingresos que genera la presencia de las grandes mineras. La razón: el próximo 18 de junio la Gobernación quedará sin funciones de delegación minera, que ha desarrollado una unidad de la Secretaría de Gobierno. La decisión la tomó la Agencia Nacional de Minería (ANM), autoridad minera nacional que creó el gobierno Santos.
La pérdida tiene dos implicaciones, de acuerdo con Arango, actual jefe de esa unidad: una, que se pierde la oportunidad para que el departamento mantenga un vínculo cercano con los mineros. La otra es que se deja de percibir plata. Entre el 2009 y marzo del 2013 el departamento recibió $ 12 mil 925 millones derivados del trabajo de la unidad: fiscalización minera, cartera vencida, canon superficiario, entre otros conceptos por los que cobraba (ver gráfico en esta página).
Son recursos que en su mayoría se destinaban al fomento minero, y una minoría se iba para gastos de funcionamiento. Ahora, obligados de todas formas a impulsar acciones de fomento, dada la importancia de la minería para el departamento, deberán sacar los recursos de otro bolsillo.
La contratación, titulación y fiscalización de los títulos, tareas que representaban dichos ingresos, las asumirá la ANM, que ya tiene una oficina en Manizales a la que se trasladaron los expedientes mineros que reposaban en la Gobernación. Será entonces la Nación la que se beneficie económicamente de esas labores.
Lo paradójico, de acuerdo con Arango, es que el recaudo de las obligaciones mineras había mejorado con la llegada de las grandes empresas, pues son más rápidas y organizadas con los pagos. La Asamblea de Caldas le envió hace casi dos meses una carta al presidente Juan Manuel Santos para que reconsidere la decisión, pero hasta el viernes pasado no había recibido respuesta, confirmó el presidente de la corporación, Henry Gutiérrez.
A Caldas, de todas formas, le queda pendiente un arduo trabajo en el otro frente de este panorama: los mineros informales. Así se lo planteó la Gobernación en su Plan de desarrollo, que pone el foco en la gestión para formalizar a quienes trabajan de manera rústica y sin mayor seguridad. Se trata de una población vulnerable que reclama soluciones de fondo, como quedó evidenciado con la demanda que interpuso recientemente la Confederación Nacional de Mineros de Colombia, que los agremia, contra los ministerios de Minas, Ambiente y Defensa, la Presidencia de la República, el Congreso y el fiscal general.
Ellos piden salidas para la legalización, los problemas ambientales y las que consideran incoherencias jurídicas.
Son dos caras de la misma moneda a las que Caldas les debe hacer frente tanto para solucionar inconvenientes como para sacar el mejor provecho, en medio del viaje de una locomotora que aún no beneficia realmente al departamento.
A continuación, un gráfico que muestra cuáles empresas tienen más área titulada en Caldas. Si quiere descargarlo para verlo mejor, haga clic en el enlace que sigue llamado títulos mineros.
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