A 3.850 m.s.n.m. respiran tranquilos

Don Darío Peña y su esposa Nubia viven en El Arbolito, jurisdicción de Villamaría a 3.850 metros sobre el nivel del mar. Cada mañana se levantan a monitorear el Nevado, el cual ven de frente.

LA PATRIA | Manizales

Lo primero que hace cada mañana Darío Peña, habitante de El Arbolito en el Nevado del Ruiz, es asomarse a mirar la montaña de hielo. “Si el humo del volcán está oscuro me da susto, pero si está blanquito como hoy me tranquilizo porque cuando está así no hablan de alarma”.
Darío vive con su esposa Nubia y sus dos hijas en una casa ubicada a 3.850 metros sobre el nivel del mar. Allí se sostienen de lo que venden en la Hostería Cumanday o de lo que el hombre gana cuando trabaja ordeñando o en labores de agricultura. El señor tenía calculado que en esta Semana Santa haría entre 500 mil y 600 mil pesos diarios por venta de quesos, aguapanela, arepas, truchas, almuerzos... “Todos por aquí estábamos esperanzados, pues en temporada alta vienen muchos turistas”.
La familia Peña tiene el negocio en la orilla de la carretera Parador La Esperanza-Tabacal que comunica con Murillo (Tolima) y está cerrada por orden de la Gobernación de Caldas ante la actividad del Volcán Nevado del Ruiz.

Los únicos que suben por estos días, comenta, son los carros que llegan de Manizales a recoger la leche de las fincas. Uno sube a las 6:30 y otro a las 8:00 de la mañana.

El recuerdo
Darío apenas lleva tres años en el Ruiz, donde los vecinos recuerdan la erupción de noviembre de 1985. “Eso también me tranquiliza, pues ellos me dicen que el peligro solo es para las familias de orillas de ríos y quebradas”.
La gente le relata al señor que en esa ocasión llovieron piedras que alcanzaron averiar los techos. “Además me comentan que esos eran días oscuros por la lluvia de ceniza y había un fuerte olor a azufre”.
Ese panorama, según el campesino, no se ha visto en estos días de alerta. “La gente por aquí está tranquila, aunque los ruidos sentidos el lunes (posibles explosiones) ayer  siempre asustaron a personas que los oyeron”, concluye.