ADRIANA OSORIO
LA PATRIA | MANIZALES
Por dos minutos 150 víctimas del conflicto armado que viven en Caldas atendieron la indicación de la psicóloga Luz Mary Giraldo y cerraron sus ojos para reflexionar sobre los hechos violentos que, aunque ya pasaron, marcaron sus vidas. Giraldo los invitó a que en ese tiempo trataran de dejar atrás el dolor que causó la violencia.
Estas personas se reunieron ayer en la antigua sede de Coldeportes en Manizales para recibir la indemnización del Estado por los daños que causó la guerra en algunos municipios del departamento, e incluso en el norte del Valle.
Freddy Enrique López, director Territorial del Eje Cafetero de la Unidad para las Víctimas, explicó que las familias que recibieron estos recursos los pueden utilizar en tres líneas: vivienda, educación o un proyecto productivo. "Varias entidades que están hoy presentes brindan asesorías a estos hogares para que inviertan el dinero en algo que de verdad mejore su nivel de vida", dijo López.
La Unidad está en proceso de entregar 108 indemnizaciones en La Dorada, mientras que para los demás municipios las entregas se han hecho en Manizales. "Es un proceso que a veces se hace largo y tedioso, con protocolos, pero que al final les devuelve a estas familias un poco de lo que perdieron".
Con esperanza
A Eduardo Díaz aún se le aguan los ojos cuando relata que con solo 15 años las Farc lo reclutaron en Riosucio y estuvo a punto de que lo ejecutaran en la selva por el deterioro de su salud, todavía sufre una dermatitis severa. Recordó que luego de ser colaborador en zona urbana, en el 2001 ocurrió un enfrentamiento entre guerrilla y Autodefensas en el que perdieron la vida varios de sus vecinos.
"Decidí escapar, sin importar lo que me pasara, con mucho miedo. Empecé a deambular por todo Caldas y no he regresado a mi tierra. Aunque este dinero no paga todo, sirve para que estemos mejor. Hoy se rompe la cadena de tanto dolor y sufrimiento", expresó Díaz.
Otra beneficiada con las indemnizaciones fue la familia de Olga Liliana Velásquez, que abandonó su vivienda en un municipio del Valle, ante el miedo de que los asesinaran. "A todos los vecinos los estaban matando porque nos tocaba hacerles vueltas a los guerrilleros y otros bandoleros nos amenazaban. A las 5:00 de la tarde teníamos que estar encerrados. Contamos el testimonio en Risaralda (Caldas) y empezamos el proceso", contó Olga Liliana.
Aunque dice que el dinero que les dan no reconstruye sus vidas en su tierra, dice que es una esperanza para empezar de nuevo.
Gustavo Alexánder Higuita
La víctima es mi abuelo, a quien desplazaron en Tuluá (Valle del Cauca). Las Autodefensas lo sacaron de su finca y lo perdió todo. Cuando llegó a Manizales le tocó vivir en una posada y al único que tiene es a mí. Esta ayuda del Gobierno es excelente.
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