Señor Director:
El porqué del encabezado de este artículo lo trataré de explicar en este texto.
Resulta que este fin de semana festivo, que acaba de pasar, tomé la decisión de ir a Manizales a la Feria de Toros y Ciudad, ya el año pasado acudí a los toros por estas mismas fechas con mi pequeño hijo Esteban, e igual que en enero voy a la feria taurina más bonita y mejor organizada de Colombia por parte de Juan Carlos Gómez.
Pero el tema no va de toros, va de lo mejor que tiene esta bella ciudad y eso indiscutiblemente es su gente.
Todo empieza desde que tomas un taxi, apenas el conductor detecta que no eres de allí, te pregunta, de dónde eres y de entrada te saluda con un Bienvenido acompañado de una enorme sonrisa y tú te sientes en verdad tan a gusto que empiezas a desarrollar una charla amena con el personaje en cuestión y te bajas feliz del carro.
Pero les quiero compartir una anécdota que ocurrió el pasado sábado.
Después de los toros, nos fuimos a cenar con un grupo de amigos a la zona de Milán y en medio de la charla mi acompañante se empezó a sentir mal, digamos que le dio una pálida, inmediatamente solicitamos la cuenta y el camarero nos pidió un taxi, pero al no haber disponibles yo salí a la calle a buscar uno y como esta se encontraba en obras pues tampoco pasaban por allí, en el restaurante cenaban también dos personas, eran padre e hijo, el hijo se llama Hugo Franco, el nombre del padre no lo recuerdo, pero estas dos personas al percatarse de la situación, de inmediato se ofrecieron a llevarnos donde necesitáramos, nosotros aceptamos su ayuda y ellos nos llevaron primero a una farmacia y luego a la puerta del hotel, al llegar allí le pregunté si le debía algo y él inmediatamente me dijo que cómo se me ocurría y así quedamos con un apretón de manos y un intercambio de tarjetas con nuestros ángeles de la guarda o nuestros héroes porque lo son, ya que hoy en día, en el mundo en que vivimos es difícil encontrar personas así que te den una mano desinteresada, pero el cuento no termina allí, a la mañana siguiente al despertar revisé mi correo electrónico y Hugo ya había escrito a preguntar que cómo seguíamos y he ahí el motivo del título de este escrito.
Porque si todos fuéramos Manizales este país sería mucho mejor, no tendríamos esa maldita guerrilla, ni los traquetos, ni desconfianza por los demás saludaríamos a todo el mundo, seríamos más respetuosos y solidarios, quiero recalcar que viví experiencias maravillosas con personas en el Cable, en la plaza, en la calle y no solo fui yo. El comentario fue general de todos los que fuimos desde Cali a esa ciudad.
Está muy generalizado decir que los taurinos somos gente violenta, que no lo somos, solo apreciamos un arte centenario y respetamos y entendemos a los que no les gusta la tauromaquia, pero sí quiero decir que la ciudad más taurina de Colombia, es tal vez la más tranquila y culta de nuestro país.
Manizales es bella, cálida, con centro histórico precioso, una catedral imponente con gente amable y orgullosa de su raza y una gastronomía rica y variada.
Por mi parte solo queda decir que nunca mejor dicho “Ay Manizales del Alma”, en enero nos vemos, gracias por tan finas atenciones y un OLÉ con mayúsculas para tan maravillosa y bella ciudad.
Un caleño agradecido y enamorado de Manizales,
Juan Gonzalo Montoya
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