Rápida mirada a los tráileres
Pues claro que en Manizales se puede ver cine, pero ¿qué clase de cine o en dónde? o mejor aún ¿con quién? Vale aclarar primero que cuando digo ver cine es ver películas. Toda la parte técnica, de salas, de calidad de la imagen a grandes rasgos podemos decir que en Manizales está monopolizada, pero claro que se puede ver cine en otras partes, así sea en la casa y ojalá con algún amigo.
Saliendo de una sala de cine me encontré con Carlos Hernández, un cineasta que hace algunos años, cuando yo era estudiante de pregrado estuvo por la Universidad de Manizales enseñado fotografía, lo único que me dijo fue: ‘qué afortunado que esté por acá viendo cine’. Eso me puso a pensar mucho y un rato entre la presentación y el inicio de alguna película en esos espacios de completo silencio empecé a revisar lo que había pasado para estar ahí, en Cartagena, en el Ficci (Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias).
Luego de pasar un par de semanas en Bogotá, mi experiencia con el cine estuvo muy reducida, vi pocas películas, y las que vi no llenaron ninguna de mis expectativas, ninguna fue en sala y los libros que buscaba sobre el tema no los encontré. Lo único fue que por cuestiones de referencias de amigos llegué a buscar películas conocidas comúnmente como “piratas” que venden dentro de la Universidad Nacional sede Bogotá.
Por cosas de la vida terminé viviendo un año en Pensilvania Caldas, como era de esperarse no había salas de cine, por lo tanto la población no es significante para las estadísticas de cuántos vamos a cine. Estas 27 mil personas estaban en el grupo de los que no van y no es su culpa, simplemente no tienen como hacerlo sin viajar cinco horas a la sala más cercana; tampoco hay video-tiendas o alquileres confiables donde se puedan adquirir para verlas juiciosamente en la casa.
El cine es un medio de expresión que no siempre es arte. Si bien se compone de elementos estéticos además de una mezcla de lenguajes y de tipos de expresión, no siempre se puede incluir dentro de la categoría de arte. Rudolf Arnheim sobre el filme afirmaba que se asimila a la pintura y a la danza en que pueden ser utilizados para producir resultados artísticos, pero no necesariamente.
El lenguaje audiovisual genera en el receptor una reacción de carácter afectivo más que analítico, debido a la proximidad con lo que allí se muestra y la forma como es llevado hasta el televidente (en el caso de la televisión.)
Para contar una historia por medio del televisor no se tiene una estructura preestablecida con una cantidad limitada de elementos con infinitas combinaciones, sino que se vale de elementos que por si solos funcionan como sistemas, en el caso del lenguaje verbal más analíticos que en el musical y este, a su vez, más que las imágenes.
Sí, me encantan las películas tristes, los videos tristes, las caras tristes, aún no tengo ni idea el por qué. No me siento feliz por eso ni tampoco cuando las miro, al contrario me pongo triste y me gusta. No me gusta la automutilación, ni los golpes, ni el dolor, tampoco me gusta llorar: me gusta la tristeza. Me hace sentir que existo y que no estoy en el mundo para pasar la vida por encima. La vida es triste y las películas tienen la difícil cualidad de producir emotividad y tristeza en tiempo específico.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015