Quejas van y quejas vienen y sobran las imprecaciones sobre el desempeño de las E.PS.
Pero, ¿Qué podemos esperar de este perverso subsistema, hijo legítimo de un sistema político- económico que basa su esencia capital en la mayor o menor cantidad de ingresos para satisfacer las necesidades humanas básicas de acuerdo con el bienestar personal que a cada clase social le corresponde según exigencias de una estratificación social que a todas luces, es injusta?
Estamos atrapados por un sistema capitalista, en el cual el dinero predomina y es condición sine qua non para acceder a servicios de salud de calidad. Se trata de empresas prestadoras del servicio de salud que no tienen como prioridad el bienestar de sus afiliados o usuarios, sino crecer como empresas sobre las debilidades de quienes tenemos que ser “pacientes” para aceptar la mediocridad del servicio que ofrecen.
Unos y otros, nos quejamos del mal servicio de las E.P.S. que nos atienden como “privilegiados” de alguna manera, pero olvidan que se trata de una competencia por la mala calidad que queda demostrado cuando nos toca acceder a servicios médicos por alguna enfermedad o quebrantos de salud. Es cierto que los seres humanos nacimos para cumplir un ciclo que termina con la muerte, pero también es cierto que es una lotería encontrarnos con un buen médico y unas buenas medicinas que ayuden a la recuperación de quienes aún no han terminado su viaje.
Los médicos, muchos de ellos inexpertos, se pueden equivocar como seres humanos, tienen un tiempo restringido que no les permite tener un diálogo formal con sus clientes para construir nexos de simpatía lo cual les sería útil para recopilar datos suficientes que ayudarían a tener un diagnóstico confiable permitiéndoles un tratamiento eficaz. El número de citas, son limitadas. Son escasos los que atienden con gallardía a sus apacientes, las normas de educación, no se practican. Los medicamentos son generalmente de mala calidad, es decir genéricos que les representa en cantidades precios rentables aunque resulten en la mayoría de los casos inanes e inocuos para los males que supuestamente se tratan de combatir. Es casi imposible, una cita con un médico con cierto prestigio, ya que se lo “pelean” los llamados pacientes en sus afanes de encontrar alivio a sus dificultades de salud. Las citas disponibles son con quienes no son solicitados por su bajo perfil profesional. Los madrugones y esperas, son inevitables. Las líneas telefónicas, no son tan efectivas. Las medicinas de “ alto costo”, deben someterse a un largo trámite dilatorio hasta tener que agotar el recurso de la tutela. Las esperas para recibir medicamentos son agotadoras y tediosas. A veces las entregan incompletas o están agotadas y hay que esperar,. Es frecuente tener que hacerlas reautorizar . Los empleados, no siempre son ambles, les falta la educación elemental de las buenas relaciones interpersonales. Son desatentos, poco cordiales, su calidad de servicio es muy precario. El servicio de especialistas, es una utopía. La excusa es que no hay, lo cual en parte es cierto, pero lo que sí es más cierto, es que trabajan en clínicas y hospitales que pagan a tiempo y de acuerdo con su nivel profesional.
La crisis de los seres humanos, se aprecia con gran intensidad como paradoja en el sector SALUD como parte más sensible de los humanos. Se dice y se repite que la riqueza está en tener salud para disfrutar la vida con bienestar.
Se requiere un ESTADO que asuma la salud como un servicio primario sin tener en cuenta los costos económicos tomados como inversión y no como gastos, ya que una sociedad sana , es una sociedad productiva.
Ah, usuarios quejosos, mejor empuñemos el arma legal de exigir nuestro derecho a recibir un buen servicio de salud, pero se me olvidaba que ESO ES LO QUE DA LA TIERRA.
A propósito, a qué E. P.S pertenecen nuestros dirigentes que nunca se quejan, ni se ven donde el médico, ni haciendo filas para reclamar medicamentos .Como dice el dicho :
los dolores, son de JOSÉ DOLORES, léase PUEBLO.
A propósito, COSMITET, a quien tanta mala propaganda se le hace, cumple normalmente como todas las E.P.S. no es la mejor, pero tampoco es la peor.. Cuando dialogamos con usuarios de otras E.P.S., nos comunican las mismas deficiencias, las mismas debilidades.y hasta peores, es decir “ si por aquí llueve, por allá no escampa. “. Cualquier empresa que reemplace a COSMITET difícilmente podrá ser mejor. CONCLUSIÓN: es nuestro macrosistema el que funciona mal y así funcionan todos sus subsistemas.
Conviene agregar que dentro de las múltiples deficiencias, también tienen aciertos que son dignos de reconocer siendo éstos los salvadores de vidas y mejoramiento de quebrantos de salud.
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