“Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas” para elegir presidente del país màs “poderoso de la tierra”. Elemental, que si se postularon varios candidatos y pasaron las pruebas, quedando dos de ellos como representantes de sus respectivos partidos, el Demócrata y el Republicano en contienda abierta, era obvio que uno de ellos sería el ganador. Extraña, aunque no sorprende, que una campaña de tan alta estirpe, también estuviera salpicada de ordinariez, lo cual señala como lección, que el poder transforma a los seres humanos cumpliéndose el aserto de :” SI QUIERES CONOCER BIEN A UNA PERSONA, DELE PODER “. HILLARY Y TRUMP, con historias muy diferentes, con personalidades distintas en el paisaje social gringo, se sometieron en igualdad de posibilidades a la determinación inevitable de las probabilidades y al juego libre de las variables humanas. Desde luego, que los carismas existen y las opiniones son humanas. Las inclinaciones acompañadas de afecto no se pueden desconocer y tomar partido a favor o en contra, no es màs que el libre juego ideológico al cual no podemos sustraernos los humanos. El control de variables a veces se hace inmanejable. La política es impredecible por tratarse del manejo de actitudes tan subjetivas y aunque existen mecanismos de amarre y de sojuzgamientos de conciencia, como en Colombia, no en todas partes la cultura política es idéntica. Se daba como un hecho cumplido el triunfo de Hillary Clinton por estar alineada con OBAMA y por tener indirectamente relación con el poder; sin embargo, olvidaron que los electores se cansan y se hastían del mismo menú y las ansias de cambio son latentes aunque se ofrezcan viandas muy agradables. Otra consecuencia palpable de los daños que hace la reelección en el ejercicio del poder y las hegemonías partidistas que bloquean las oportunidades de experimentar otros modelos políticos y económicos cerrándole la oportunidad a muchos seres humanos de demostrar su liderazgo y su talante de estadistas. “ Nada es eterno en el mundo, “ y con el poder no se juega. Es cuestionable y se crea una gran incertidumbre con el triunfo de TRUMP, ya que su personalidad arrogante con actitudes irrespetuosas, no le daban la medida, según sus detractores para llegar a LA CASA BLANCA a instalarse como huésped de honor con el poder de su ego en la nación más cosmopolita de la tierra. Manifiestan que TRUMP, no tiene sino dólares, que es inexperto en política y en el manejo de los asuntos de estado, pero olvidan que existen los asesores que son los cerebros de cualquier empresa y además, lo han pregonado pensadores desde la antigüedad que : “ EL HOMBRE ES UN ANIMAL POLÍTICO “. Es una gran lección que lo “malo también es bueno” y que la lógica a veces falla dando paso a lo absurdo y heterodoxo como entes existenciales. Con el deseo, no se gana, era claro que en una contienda tan reñida, los dos tenían a su favor el triunfo. La democracia es así, unos ganan y otros pierden.
Los ayes de los perdedores, tienen la visión casi inequívoca que lo ortodoxo está alineado a favor del STATU QUO, como algo inamovible, como algo que debe permanecer en el tiempo y en el espacio .
La elección de TRUMP, causó revuelo en el gallinero del poder, al tener que aceptar la llegada de otro mandamás que al parecer no tiene la experiencia política en el ejercicio del poder elaborando prejuzgamientos con vaticinios leviatànicos.
A veces, resultan mejores quienes no son figuras públicas tan trasegadas, tan mañosas, desgastadas, contaminadas y con tantas historias que generalmente no son tan nítidas, ni tan impolutas, ni transparentes y tienen en sus hojas de vida pecados sociales difíciles de perdonar. A veces, personajes como TRUMP, con su verborrea y locuacidad, aterrizan cuando tienen el poder en sus manos y saben que tienen que ser responsables de lo que dicen y hacen, porque “ DEL DICHO AL HECHO, HAY MUCHO TRECHO”.
Esta lección, enseña a los políticos colombianos que no siempre gana aquel a quien se señala desde el poder oficial y que perder o ganar, es una ley de las probabilidades. Enseña además, que la neutralidad a veces es cautela y sabiduría empezando por las palabras de nuestro presidente Santos quien no tuvo el sigilo de estadista para manifestar públicamente su afecto por Hillary Clinton.
Sorpresas nos da la vida.
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