Seriados como Orange is the new black o House of cards en Estados Unidos, o propuestas como Susana y Elvira, en Colombia, fueron el campanazo de alerta. Propuestas que no se proyectaron en los canales tradicionales abiertos ni de cable, si no en un sistema de streaming como Netflix, y que han sido acogidas por el público y la crítica.
Ellas fueron el primer paso de una revolución que se está tomando la industria de lo audiovisual y replanteando sus conceptos, la relación con la audiencia y la forma de desarrollar nuevas propuestas.
Una revolución que toca en especial a la televisión. Netflix y desarrollos similares como Hulu o Crackle se han convertido en una alternativa con su propuesta de video por demanda.
"El concepto de televisión a la carta ya no supedita a sus usuarios a horarios y tiempos exactos de emisión. Es el consumidor el que arma su propio menú, se trata de una dieta congnitiva", señala el docente de la Universidad Eafit, Diego Fernando Montoya.
Pero el fenómeno del streaming que generaron Netflix y sus competidores es la punta del iceberg, porque como lo señala el experto, estas son producciones hechas para televisión pero que se visualizan en otro formato, y cuando el usuario elija.
Pero a partir de allí comenzó una verdadera exploración de las posibilidades para desarrollar propuestas audiovisuales para formatos como los teléfonos móviles y las tabletas. Y con esa exploración la revolución de las pantallas.
"Cambia la producción, la forma como se aborda la imagen. Por ejemplo, ya no podemos editar como se editaba antes. Los planos también deben cambiar para adaptarse a esos nuevos formatos", dice Montoya.
Pero no es solo un cambio en la forma. También el fondo. "Lo narrativo se ve afectado por la tecnología".
El tiempo es fundamental. Cada episodio no dura más de cinco minutos. "Esto obliga a que el conflicto de la historia se presente desde la entrada misma".
Además estas series contemplan cada capítulo como una unidad, pero enmarcados dentro de una historia mayor.
LA TELEVISIÓN SE ADAPTA
Pero la transmisión de contenido audiovisual en la red, no significa la muerte de la televisión convencional.
Simplemente la televisión convencional se adapta, señala Álvaro Hoyos, jefe del Centro de producción audiovisual de la UPB.
"Operan las narrativas transmediales. Esta la serie en tv, pero también la página en la web, o la posibilidad de contacto a través de redes sociales. Incluso el espectador ya no es pasivo, sino que interactúa con ella".
Incluso estos nuevos formatos impactarán temas como la comercialización. Las cuñas tradicionales no se verán, se hablará más de la publicidad que se inserta dentro de la serie misma, porque una de las ventaja de poder apreciar una serie en web, es prescindir de los comerciales.
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