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La propagación de la nueva cepa de la enfermedad del marchitamiento por fusarium, más conocida como enfermedad de Panamá, que ataca los cultivos de banano y plátano, tiene en alerta a la agricultura mundial y, obviamente, a los productores colombianos que tienen unas 48.325 hectáreas sembradas en Urabá y los departamentos de Magdalena y La Guajira.
El presidente de la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), Juan Camilo Restrepo, aclaró que la enfermedad no se ha detectado en América, pero destacó las voces de prevención dadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), para evitar el contagio salvar los 105.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, que genera esta actividad en el país. La FAO explicó que la cepa tropical de raza 4 (TR4, por sus siglas en inglés) del hongo de esta enfermedad, está considerada como una de las principales amenazas para la producción bananera mundial, que alcanza los 36.000 millones de dólares y representa una fuente de ingresos o alimentos para unos 400 millones de personas. “Esta enfermedad ha sido un desafío importante en la historia de la producción bananera”, advirtió Clayton Campanhola, director de la División de Protección Vegetal de la FAO, quien añadió que la devastación provocada por la TR4 en los bananos de algunas zonas de Asia, hace temer su propagación en África y Oriente cercano y también en América Latina. Los registros de la FAO aseguran que los brotes de esta plaga paralizaron las exportaciones de banano indonesio, que ascendían a más de 100.000 toneladas al año, provocando pérdidas de unos 134 millones de dólares e indican que actualmente la enfermedad está afectando más de 6.000 hectáreas en Filipinas y 40.000 hectáreas en China. Plan de contingencia Ante la importancia económica y social que representa para Urabá, Magdalena y La Guajira el cultivo del banano y el plátano, el ICA viene adoptando un programa de vigilancia fitosanitaria para evitar la entrada al país de la TR4. El plan incluye la prohibición de ingreso de cualquier material de plátano, banano y musáceas ornamentales provenientes de países que reporten la presencia de este hongo. Adicionalmente, el ICA está inspeccionando todo el material de este tipo que ingresa en los puertos, aeropuertos y pasos fronterizos y realiza seguimiento hasta el sitio de establecimiento en el campo. Adicionalmente, en las zonas productoras de plátano y banano, con especial énfasis en las áreas de exportación bananera también se está ejecutando un plan de vigilancia coordinado por la Dirección Técnica de Epidemiología y Vigilancia Fitosanitaria, para detectar oportunamente la presencia de síntomas sospechosos de esta plaga. Hasta el momento se han inspeccionado unas 12.000 hectáreas sin reportes positivos. El gerente del ICA, Luis Humberto Martínez Lacouture, destacó que con el apoyo de Augura se diseñó un programa de sensores externos, en el que participan las personas que realizan diariamente sus labores en las plantaciones y se capacitan en el reconocimiento de los síntomas de la enfermedad e informan oportunamente al ICA cualquier evento sospechoso. “Hacemos un llamado para que todos los actores de la cadena del banano estén alerta y sigan los protocolos de bioseguridad para proteger sus fincas de la entrada de este patógeno”, añadió el funcionario. Algunas de las recomendaciones tienen que ver con no ingresar material vegetal sin saber su calidad fitosanitaria, contar con sistemas de desinfección de calzado y vehículos en la entrada de la finca y para el ingreso a los diferentes lotes e instalaciones; restringir al máximo el tránsito de personas por las plantaciones e impedir el paso de animales por ellas. Los expertos también recomiendan suministrar a los trabajadores y visitantes atuendos específicos para el ingreso y labores en la finca y mantener al personal capacitado en la sintomatología sospechosa del hongo e informar al ICA para tomar acciones de contención oportunas. Enfermedad mortal y sin cura El marchitamiento por fusarium se propaga rápidamente a través del suelo, el agua y el contacto con equipos y vehículos agrícolas contaminados, por lo que las respuestas rápidas son esenciales para prevenir su aparición y propagación. Según los expertos, una vez que el suelo está contaminado con el hongo, el campo afectado deja de ser apto para la producción de banano y es susceptible a la enfermedad hasta un máximo de tres décadas. Adicionalmente, plantean que una posible solución radicaría en la búsqueda de una nueva variedad de banano inmune al hongo, pero no es una tarea fácil. |
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