Erik Sprague es el hombre transformado en lagarto, tiene el 70% de su cuerpo tatuado y dice que es un símbolo de poder.
John Merrick creció siendo el hombre elefante y Erik Sprague se ha transformado en el hombre lagarto. Ha tatuado su cuerpo con escamas y lo ha pintado de verde, ha limado sus dientes y ha operado su lengua, ahora bífida (partida en dos), porque no estaba a gusto con su cuerpo. Lo único original son sus ojos, verdes.
El hombre lagarto (The Lizard Man) lleva tatuado sobre su torso la palabra "freak" (extraño) pero nada más lejos de la realidad. Tranquilo, afable y educado, sabe el interés que despierta y lo potencia, si es necesario, rotando sin parar su lengua bífida.
Este personaje que se califica como "artista" nació en Texas (EE.UU.) hace 40 años y se dedica a la comedia, a realizar espectáculos con espadas y pinchos, y por supuesto, a mostrar su cuerpo tatuado en un 70% de color verde, aunque el resto se lo teñirá en breve.
Tras una reflexión de tres años, cuando cumplió 21, decidió transformarse. Estudiaba filosofía y arte, y explica que a su madre "no le sorprendió lo más mínimo". Su familia demostró tener una "perspectiva muy positiva" sobre su cambio.
"Quien me conoce sabe que desde que era un niño me pintaba la piel y mi desarrollo ha sido muy natural y orgánico", comenta mientras deja claro que no se ha tratado de un impulso del que se haya arrepentido.
Le gustan los lagartos
Justifica su cambio porque le gusta "el aspecto de los lagartos", y señala que otra de las razones que le ha llevado a optar por este animal es que en todas las culturas "los reptiles han simbolizado el poder. Desde la historia del Edén a los dragones".
Un poder que como artista nace del deseo de captar la atención de quien le mira. Pero, sobre todo, le gusta disfrutar de la "reacción surrealista" que percibe en la gente cuando le observa, y contribuir a que vivan algo "diferente" y "raro" en su día a día.
Reconoce que lo más doloroso de su transformación ha sido "sin duda" los cinco implantes de bolas de teflón que lleva colocados sobre sus cejas y que producen el abultamiento característico de los lagartos en esa parte del cuerpo.
"Vomité y tuve alucinaciones", consecuencia de realizar la intervención quirúrgica sin anestesia. Los implantes se los injertó un ingeniero experto en este tipo de material, autorizado para realizar este tipo de cirugía pero, curiosamente, sin licencia para administrar la dosis de anestesia.
Se niega a cuantificar cuánto le ha costado esta transformación, "no es relevante", pero cuenta que, hace unos años, una aseguradora le valoró en "un cuarto de millón de dólares". Supongo que con la inflación el precio habrá subido", dice riendo.
Su transformación se recoge en el libro Ripley 2012 (Planeta), en el que aparecen todo tipo de curiosidades, una circunstancia que "le encanta" ya que de niño "leía estos libros" y siente que ahora es "el guardián" de su historia.
Cifra
70% de su cuerpo lo tiene tatuado
Dato
Casado desde hace nueve años, apunta que su esposa no le ha pedido en ningún momento que frene su empeño de cambio.
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